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jueves, 24 de marzo de 2011

EL GENERAL MARCEL BIGEARD "BRUNO"

















Marcel Bigeard nació en 1916 en la frontera francesa, hijo de un empleado de los ferrocarriles estatales.

En 1936-1938 prestó servicios como soldado de reemplazo en las fortificaciones de la línea Maginot en Alsacia.

En 1939 fue movilizado para la guerra contra Alemania, nombrándosele sargento dentro del 79º de Infantería, un regimiento destinado a custodiar un segmento de la Maginot. En la debacle de 1940, Bigeard es capturado junto a sus compañeros, y enviado a un campo de prisioneros en Alemania. Consigue huir tras dos intentos fallidos, y logra alcanzar África en 1941. Es integrado en las fuerzas francesas libres de De Gaulle, y nombrado oficial. Se convierte entonces en paracaidista, y recibe la misión de saltar en 1944 sobre la Francia ocupada para dirigir a la Resistencia en el departamento de Ariége, junto a la frontera española. Combate con distinción hasta el final de la guerra, bajo el nombre en clave de "Bruno", y recibe el ascenso a Capitán del ejército francés.

En 1945, tras la derrota de Alemania, Bigeard es uno de los jóvenes y aguerridos oficiales de nuevo cuño que son enviados a Indochina por De Gaulle para recuperar el control de la situación. Hombres como Bigeard no eran los más indicados para llegar a soluciones de compromiso, por cuanto representaban, como De Gaulle, la determinación de que Francia debía seguir siendo considerada una potencia internacional, y por tanto, tenía que mantener el dominio de su Imperio colonial.
En 1953, dentro del intento del alto mando francés de forzar al Vieth-Min a una gran batalla convencional, Bigeard es destinado con su batallón a la guarnición de Dien Bien Phu, abandonando el lugar una vez se establece un perímetro formado con fuerzas de tierra. Ante la crisis de la batalla, Bigeard y su batallón saltan sobre las posiciones francesas en 1954 para reforzar la guarnición. Ante la inoperancia de su superior, el General Christian de Castries, los oficiales de los batallones paracaidistas, con Bigeard al frente, toman el mando efectivo de la situación. Aunque jamás se ha reconocido abiertamente, se puede decir que la defensa final de Dien Bien Phu estuvo por completo bajo el mando de Bigeard. A pesar de ello, no abandonó sus cometidos como comandante de Batallón, y combatió personalmente en la serie de contra-ataques para recuperar el puesto fortificado "Eliane". Se puede asumir perfectamente que la actitud de Bigeard contó con la aprobación del alto mando francés, puesto que ante la inminencia del colapso de Dien Bien Phu, nombró Tenientes Coroneles a todos los comandantes de Batallones Paracaidistas. La guía de Bigeard permitió que la guarnición no solo resistiese más allá de lo razonable, si no que alargase esta resistencia mediante efectivos contra-ataques en los momentos cruciales de la batalla. Uno de los momentos más críticos se produjo cuando Bigeard reclamó ayuda ante su situación desesperada, y sus superiores simplemente le repusieron:

"Querido Bruno, usted es un paracaidista. Ya se las arreglará para que le maten".

No obstante Bigeard no murió, si no que cayó prisionero de los vietnamitas en el colapso de la última posición francesa. Su arrogancia durante su cautiverio de 3 meses se hizo mítica, negándose a saludar a la bandera de la república de Vietnam, que el gobierno francés jamás reconoció durante la guerra. Su último mensaje desde el puesto de mando fue: "Llegan los vietnamitas. Lo volamos todo. Adiós".

Era la segunda derrota total de Francia en poco más de una década. El Imperio Colonial Francés ardía, y los hombres como Bigeard, que habían combatido con toda su alma en defensa de su país y de ese imperio, tenían la firme decisión de no perder otra guerra más. Fueron estos hombres los que se reagruparon para librar la siguiente batalla de Francia: La de Argelia.
Para hacer frente a una guerra más cercana y mucho más importante para los intereses políticos del gobierno francés, Bigeard fue ascendido a coronel para mandar el Tercer Regimiento Colonial de Paracaidistas, dentro de la 10ª División Paracaidista de Massu. Tanto Massu como Bigeard y el resto de sus oficiales estaban dispuestos a convertir a la 10ª división en una unidad de élite, el núcleo de un ejército francés que ganaría aquella guerra...Al precio que fuese.

Dispuestos a aceptar cualquier reto, y después de muchas misiones en campo abierto, la 10ª división fue enviada a ganar la batalla más dura y difícil del conflicto: Recuperar el control de la capital, Argel, donde el FLN campaba a sus anchas con actos terroristas indiscriminados que hacían imposible el control francés. Bigeard recibió el mando del sector más duro, la Casbah, el barrio nativo donde el apoyo al FLN era mayoritario. El gobierno francés no solo concedió plenos poderes a Massu, si no que premió los excelentes resultados de Bigeard con su ascenso a general. La batalla de Argel convirtió a Bigeard en un teórico reputado de la contra-insurgencia, y se puede considerar uno de los pocos casos en que una fuerza convencional consigue aplastar por completo a una fuerza irregular que cuenta con el apoyo de la población civil. Naturalmente, ese éxito tuvo un precio, y fue el empleo masivo de la tortura arbitraria y de las ejecuciones extrajudiciales. Los franceses dividieron la ciudad en cuadriculas independientes, nombrando aleatoriamente responsables de controlar a los habitantes de las mismas. Por otra parte, todos los militantes del FLN capturados eran torturados sin misericordia para lograr datos sobre el resto de componentes de sus células terroristas. Al precio de violar toda la reglamentación internacional sobre trato a prisioneros y derechos humanos, los franceses ganaron la batalla de Argel.

El éxito de Bigeard fue tan completo, que se destinó a su batallón a custodiar las montañas del Atlas por considerar Argel una zona totalmente segura. Las montañas del Atlas eran otro de los feudos del FLN, pero Bigeard demostró la misma pericia para combatirlos, exterminando a las columnas del FLN en una serie de batallas de cerco facilitadas por el uso extensivo de los nuevos helicópteros americanos.

Tras pacificar por completo la zona, "El Señor del Atlas" fue enviado a Francia, donde se le concedió el mando de la Escuela Juana de Arco, en Argelia, donde los oficiales franceses recién llegados recibían un curso de capacitación en técnicas de contra-insurgencia por el hombre al que se consideraba un maestro en las mismas. Bigeard demostró así competencia no solo a nivel práctico, sino también como teórico, y es un secreto a voces que los americanos copiaron todas las enseñanzas de Bigeard para instruir a sus propias tropas.

En 1959, Bigeard recibe el mando de un sector independiente en Argelia. En 1961, y durante el intento de golpe de estado de los paracaidistas, Bigeard dio el último paso hacia la leyenda poniéndose del lado del gobierno, al igual que Massu. Ambos eran fieles a Francia hasta la médula ( y también partidarios de De Gaulle, naturalmente) y se negaron a participar en un intento de golpe de estado, a pesar de que sabían que con ello Argelia estaba definitivamente perdida, lo que suponía la tercera gran derrota de Francia en el curso de sus vidas...Ya no tendrían oportunidad de ganar la cuarta.
Francia no fue avara en honores para el fiel Bruno, en 1967 se le promovió a Brigadier, y se le concedió el mando de las fuerzas francesas en Senegal, el aliado francés más firme en África, donde su cargo era casi el de un Virrey. En 1970 se le trasladó a un destino todavía más cómodo, el de Comandante de las Fuerzas Armadas Francesas para el Océano Indico. Y para culminar su carrera con un broche de oro, Giscard d´Estaing le nombró Secretario de Estado del Ministerio de Defensa, jubilándose a continuación en el ejército, solo para ser nombrado ministro del gabinete de Giscard.

Tras el fracaso de las negociaciones con el viet min, Bigeard asume temporalmente un mando operativo en la Ruta Colonial 41, que protege de los incursores. En 1947 se le envía a Francia para tomar parte en la constitución de las nuevas fuerzas paracaidistas francesas, a las que Bigeard, en cuerpo y alma, permanecerá ya unido para siempre. Se le concede el mando de una compañía en el Tercer Batallón de Paracaidistas Coloniales, una fuerza de élite que se envía en el año 48 a Indochina para combatir en el Tonkín. Bigeard desempeña a partir de entonces diversos mandos de fuerzas especiales e irregulares, por lo que sus superiores le premian con el mando del 6º Batallón de Paracaidistas Coloniales. Bigeard se convertirá en una especie de "bombero" , destinado siempre a los lugares de crisis, lo que le convertirá en una referencia entre los jóvenes oficiales franceses por su dureza y entrega al servicio.

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