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miércoles, 9 de marzo de 2011

AQUELLA MILI A LA QUE IBAS A HACERTE UN HOMBRE








Quien ha hecho la mili siempre tiene historias que contar. Que si allí se hizo un hombre, que si las pasaban canutas o que si peló trocepecientas toneladas de patatas. ¡Y qué decir de las anécdotas! Pues bien, hoy algunos personajes conocidos han contado algunas de sus experiencias relacionadas con el servicio militar obligatorio, que hoy pasó a la historia hace diez años.

Emilio Butragueño, ex futbolista del Real Madrid, ha arrancado las risas de los presentes en el acto oficial de conmemoración al explicar cómo se las ingenió para poder acudir a los entrenamientos del Real Madrid e incluso cuando convenció a un superior para que le dejara irse a casa para descansar ante un importante partido en el Bernabéu. Al final, como ha reconocido, le debe mucho a un sargento del Atlético de Madrid.

Tuvo la suerte de que al día siguiente su imagen salió en los periódicos y pudo mostrársela al brigada que en un principio le preguntó si se estaba "riendo de él". También ha revelado que, gracias a un teniente conocido que medió por él, un sargento que "tenía una fama horrorosa" y era "del Atlético de Madrid" le permitió poder compatibilizar el servicio con sus entrenamientos y pudo continuar en el fútbol. "Sin este sargento y su ayuda no hubiera llegado a ser jugador profesional", ha dicho.

Butragueño, que representaba al Ejército del Aire, ha considerado "muy acertada" la decisión de acabar con la mili y ha asegurado que siempre ha sentido un "enorme respeto por el Ejército", con el que comparte los valores del "honor, la lealtad y la honradez".

Por parte del Ejército de Tierra, Cándido Méndez ha aportado su experiencia en la compañía de servicios especiales de Ronda (Cádiz). Tras asegurar que él es "de esas personas que en la sobremesa terminan hablando de la 'mili'", el líder de UGT ha asegurado que guarda un "buen recuerdo", aunque fue "muy dura".

Entre las compensaciones, el sindicalista ha citado que aprendió a esquiar -aunque luego no ha vuelto a hacerlo- y ha explicado que ofició como maestro, ayudando "muchos chicos que eran prácticamente analfabetos" y para quienes la mili era una "oportunidad" para aprender a leer y escribir. También ha revelado que aconsejó a su hijo, que formaba parte del último reemplazo, hacer el servicio militar, aunque finalmente se libró por problemas de visión.

Ahora, ha dicho, el "reto" está en garantizar que los soldados y marineros puedan "reincorporarse" a la sociedad civil cuando finalice su periodo en las Fuerzas Armadas y puedan encontrar un puesto de trabajo.

Fuente Diario "EL MUNDO"

La ausencia del ex ministro de Defensa Federico Trillo y del ex presidente del Gobierno José María Aznar en la conmemoración del décimo aniversario del fin de la 'mili', celebrado este miércoles en Madrid, ha desatado el enésimo enfrentamiento entre el PP y el Ejecutivo. Los conservadores han acusado al Gobierno de "excluir" a sus dos dirigentes para "borrar sus méritos", según el vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons. Defensa, en cambio, ha indicado que la decisión responde al "carácter social y no político" de la cita, -"un acto restringido"-, donde han participado, entre otros, el exfutbolista Emilio Butragueño y el secretario general de UGT, Cándido Méndez.

El departamento de Carme Chacón ha revelado que ofreció al exministro asistir a la celebración esta mañana, después de que su secretaria llamase para preguntar porqué no había sido invitado, circunstancia que Trillo ha admitido para después matizar que "nunca" recibió una invitación formal.

El Ministerio ha recordado los diez años del fin del servicio militar obligatorio en un acto en el Acuartelamiento de Artillería Capitán Guiloche de Fuencarral (Madrid), al que sí ha asistido Eduardo Serra, titular de Defensa del primer Gobierno de Aznar quien, en 1999, impulsó la ley de Régimen del Personal de las Fuerzas Armadas, que en su disposición adicional décimo tercera, establece la suspensión de la mili. La cúpula militar, con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general del Aire José Julio Rodríguez, a la cabeza, ha arropado a la Chacón, que ha presido el acto.

Butragueño, futbolista gracias a la mili

"Gracias a un sargento, soy jugador profesional", ha concluido irónico Butragueño, que ha recordado que "tuvo la suerte" de que un teniente medió por él. La gestión surtió efecto y el Buitre, pudo compatibilizar las imaginarias y las guardias con los entrenamientos. El ex futbolista ha esbozado este martes un relato amable de su paso por el Cuartel del Aire de Cuatro Vientos, donde hizo la mili en el economato. Butragueño ha considerado "muy acertada" la decisión de acabar con la 'mili' y ha asegurado que siempre ha sentido un "enorme respeto por el Ejército", con el que comparte los valores del "honor, la lealtad y la honradez".

Por parte del Ejército de Tierra, Cándido Méndez ha aportado su experiencia en la compañía de servicios especiales de Ronda (Cádiz). Tras asegurar que él es "de esas personas que en la sobremesa terminan hablando de la 'mili'", ha asegurado que guarda un "buen recuerdo", aunque fue "muy dura". Entre las compensaciones, ha citado que aprendió a esquiar, aunque luego no ha vuelto a hacerlo, y ha explicado que fue maestro de "muchos chicos que eran prácticamente analfabetos" y para quienes la mili era una "oportunidad" para aprender a leer y escribir. También ha revelado que aconsejó a su hijo, que formaba parte del último reemplazo.

Fuente Diario "EL PAÍS"


A FONDO EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO, LA ANTIGÜA MILI

No fue hace “20 años”, como muchos jóvenes de 18 años creen, cuando terminó el Servicio Militar Obligatorio en España popularmente conocido como la mili. Sólo han pasado 10 años de esos tiempos en los que sus padres y abuelos eran reclutados para formarse en el Ejército y servir a la patria.

Rapada de pelo, vestir uniforme, los madrugones para estar en la comandancia a su debida hora, paseos en la caja de carga de algún camión, asignación de brigada, continuos pases de lista, las guardias con los sargentos y la ‘jartá’ de pegar tiros con el chopo y la zeta, alta tecnología del armamento español.

Para algunos españoles, el Servicio Militar supuso un ‘cambio de aires’, una oportunidad de aprender a leer y a escribir, de sacarse el carnet de conducir, relacionarse con gente de otras regiones del país. Para otros, sin embargo, fue una auténtica calamidad: se les partía la vida, perdían el trabajo o los estudios, estaban lejos de sus seres queridos, llegando al punto de causar un verdadero estrago en la economía familiar.

Hoy día los jóvenes no ven necesario un Servicio Militar Obligatorio, aunque reconocen que “a más de uno le vendría bien” ir a la ‘mili’ para “espabilar”. Éstos conocen la experiencia gracias a sus padres, quienes les recuerdan las buenas amistades que hicieron, los óptimos momentos pasados y los no tanto, y la realidad tan diferente que les tocó vivir.

El Ministerio de Defensa y la cúpula militar celebrarán este miércoles el décimo aniversario de la supresión del Servicio Militar obligatorio, un sistema de reclutamiento que sostuvo al Ejército desde 1770 y que fulminó el Gobierno de José María Aznar en 2001.

El Cuartel de Artillería Antiaérea ‘Capitán Guiloche’ de Fuencarral (Madrid) será el escenario de un acto, presidido por la ministra de Defensa, Carme Chacón, que servirá para reconocer a los millones de jóvenes que durante más de 200 años han servido a España realizando su servicio militar.

Las autoridades pretenden asimismo resaltar que 10 años después de la supresión de la ‘mili’ las Fuerzas Armadas son plenamente profesionales.

La desaparición de la ‘mili’ se plasmó en un Real Decreto de 9 de marzo de 2001 aprobado por el Consejo de Ministros, que adelantó al 31 de diciembre de ese año, uno antes de lo fijado por la Ley de Régimen de Personal, la suspensión de la prestación del servicio militar.

Según el Decreto, el desarrollo del proceso de profesionalización requería el paso automático a la reserva de los militares de reemplazo, así como los jóvenes que tenían pendientes la prestación por disfrutar de prórroga o no haber sido clasificados.

Ese mismo día, el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, ofrecía 1,2 millones de pesetas a los soldados que comenzaron su servicio militar obligatorio ese año, pero con la condición de que de forma voluntaria ampliaran de nueve a 12 los meses de permanencia en las Fuerzas Armadas.
Plantilla profesional

Las Fuerzas Armadas contaban a finales de 2001 con 74.948 soldados y marineros, de los que el 40% procedían del reclutamiento obligatorio.

Actualmente la plantilla es plenamente profesional y está compuesta por 17.759 oficiales, 28.680 suboficiales y 82.875 soldados y marineros, según el informe presentado el pasado viernes por la ministra de Defensa al Consejo de Ministros.

La incorporación de la mujer, que supone algo más del 12% de la plantilla, ha sido clave a lo largo de esta década, en la que también se ha registrado una mejora en los niveles educativos de los nuevos soldados, lo que posibilita su promoción a la escala de suboficiales y a la de oficiales.

Otro de los asuntos controvertidos en torno al servicio militar obligatorio se centra en el reconocimiento a quienes fallecieron. En el patio del Ministerio de Defensa figura una placa junto al monumento a los Ejércitos, que lleva la inscripción “en memoria de quienes fallecieron durante la prestación del Servicio Militar Obligatorio”.

En esa placa se puede leer el artículo segundo de la Ley Orgánica del Servicio Militar, que dice: “el Servicio Militar en las Fuerzas Armadas constituye una prestación personal fundamental de los españoles a la defensa nacional”.

Los únicos datos disponibles indican que desde 1986 hasta 2001 fallecieron 1.960 personas mientras realizaban la mili, la mayoría de ellos en accidentes de tráfico cuando se desplazaban de los cuarteles a sus domicilios.

El Congreso aprobó, a propuesta del PP, CiU y ERC, una proposición no de ley por la que se instaba al Gobierno a que se reconozca a los españoles que hicieron la ‘mili’, medidas de resarcimiento para las víctimas durante el mismo y que ese tiempo en el Ejército cuente como periodo de cotización de la vida laboral.

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