domingo, 2 de septiembre de 2012

SEDÁN, LA BATALLA QUE ACABO CON LOS SUEÑOS DE LOS BONAPARTE


Sedán, el final del sueño de los Bonaparte

La batalla supuso la derrota de Francia ante Prusia y acabó con el imperio de Napoleón III

Día 02/09/2012 - 16.19h
Sedán, el final del sueño de los Bonaparte
Napoleón III y Bismarck en un cuadro de Camphausen. / Archivo

La imagen que inmortalizó Camphausen en un impresionante cuadro muestra a un aviejado Napoleón III con el uniforme de campaña, rostro serio, la mirada perdida en el horizonte y departiendo resignado ante un altivo Otto von Bismarck. Es el reflejo del final del sueño de los Bonaparte. Aquellos que tuvieron en su mano todo el poder, el respaldo de su población y la admiración de sus enemigos, pero que fueron víctimas de su propia y despótica ambición. Y es que la derrota en la batalla de Sedán el 2 de septiembre de 1870 fue el golpe definitivo a los planes de esta familia de origen corso de crear una dinastía para dominar los designios de Francia y de Europa.

Carlos Luis Napoleón Bonaparte fue el último de su familia en ostentar el poder en París. Hijo de Luis Bonaparte y sobrino del emperador Napoleón, tuvo que huir del país galo con tan solo siete años tras la caída de su tío en 1815. Se exilió en Suiza y después en Inglaterra, desde donde conspiró contra el entonces monarca Luis Felipe de Orleans. Pero sus incursiones e incluso amagos golpistas fracasaron.

Sin embargo, fue una vez más una revolución popular la que llevó a un Bonaparte al poder. En febrero de 1848 las protestas derrocaron al último rey de la historia de Francia. Fue el momento elegido por Napoleón para regresar a su país. Una vez en territorio galo su influencia le permitió acceder a la nueva Asamblea, que redactó una nueva Constitución proclamando la II República. Sabedor del prestigio de su apellido entre las clases más desfavorables, que habían sufrido con la restauración del Antiguo Régimen, Napoleón se presentó a las elecciones presidenciales. Gracias al apoyo, entre otros, del campesinado se impuso con absoluta rotundidad.

Golpe de Estado

Pero sus ansias de poder chocaban con las limitaciones constitucionales de su cargo, cuyo mandato era de cuatro años sin posibilidad de reelección. Una vez más, el ingenio que en su día sirvió a su tío para alcanzar el poder absoluto también catapultó a otro Napoleón. Y es que en diciembre de 1852, el todavía presidente dio un golpe de Estado presentándose como víctima de los conspiradores monárquicos que representaban el atraso y la injusticia social. Una estrategia bien orquestada teniendo en cuenta los odios que cualquier referencia a la monarquía suscitaba a la mayor parte de la población. De esta forma Francia volvió a tener un emperador: Napoleón III.

Sus gobierno autoritario pronto olvidó las promesas de libertad. Casado con la epañola Eugenia de Montijo, Napoleón III estaba obsesionado con la gloria, lo que se tradujo en una política exterior muy activa e intervencionista. Logró algunos éxitos militares, como la guerra de Crimea, pero también sonoros fracasos. El más humillante en México, donde su protegido, el emperador Maximiliano acabó fusilado. Pero la puntilla llegó en la guerra contra Prusia. Las tropas francesas no pudieron oponerse a los motivados soldados prusianos dirigidos por el canciller Otto von Bismarck.

Una superioridad que se escenificó en la Batalla de Sedán, donde 21.000 soldados franceses fueron capturados. Entre ellos se encontraba el mismísimo emperador. Francia había perdido la guerra. Y los Bonaparte su sueño de crear una dinastía. 



A FONDO: LA BATALLA DE SEDÁN


La Batalla de Sedán se libró entre el 1 y 2 de septiembre de 1870, durante la Guerra franco-prusiana. El resultado fue la captura del emperador Napoleón III junto con su ejército y decidió en la práctica la guerra en favor de Prusia y sus aliados, si bien la lucha continuó bajo un nuevo gobierno francés repúblicano.


ACCIONES PREVIAS

El Ejército de Châlons francés, cuyos efectivos ascendían a 120.000 soldados, liderados por el Mariscal Patrice MacMahon y acompañado por el Emperador Napoleón III, intentaba liberar Metz de su asedio, cuando fue interceptado por el Ejército del Mosa prusiano y derrotado en la Batalla de Beaumont.

El Ejército del Mosa y el III Ejército Prusiano, dirigidos por el Mariscal de Campo Helmuth von Moltke y acompañados por el Rey de Prusia, Guillermo I y el canciller prusiano Otto von Bismarck, arrinconaron al ejército de MacMahon en Sedán, en una maniobra envolvente a gran escala. El propio MacMahon fue herido durante los ataques, y el mando pasó a manos del general Auguste Ducrot.
Tras la derrota del Ejército del Rin, al mando del Mariscal Aquiles Bazaine, en la Batalla de Gravelotte, éste fue obligado a retirarse a Metz, donde fue sitiado por 150.000 efectivos del Primer y Segundo ejércitos prusianos. El emperador Napoleón III, junto al Mariscal Patrice MacMahon, reclutó al nuevo Ejército de Châlons para marchar sobre Metz y rescatar a Bazaine. Con el emperador dirigiendo personalmente al ejército y el Mariscal MacMahon como ayudante, guiaron al Ejército de Chalôns en una marcha por el flanco izquierdo hacia la frontera belga, en un intento de evitar a los prusianos antes de atacar hacia el sur para reunirse con Bazaine.



Los prusianos, bajo el mando de von Moltke, aprovecharon esta incompetente maniobra para capturar a los franceses en una tenaza. Tras dejar al primer y segundo ejércitos prusianos asediando Metz, Moltke maniobró con el Tercer Ejército y el Ejército del Mosa hacia el norte, encontrándose con los franceses en Beaufort el 30 de agosto. Tras una dura batalla, en la que los franceses perdieron 5.000 hombres y 40 cañones, McMahon se retiró hacia Sedán. Tras replegarse en la ciudad, el Ejército de Chalôns fue rápidamente aislado por los dos ejércitos prusianos que convergían hacia la zona.

Napoleón III ordenó a su ejército romper el cerco inmediatamente. Sustituyendo a MacMahon, herido el día anterior, el general Auguste Ducrot tomó el mando de las tropas francesas en el campo.

DESARROLLO DE LA BATALLA


El 1 de septiembre de 1870 comenzó la batalla. El Ejército de Chalôns, con 202 batallones de infantería, 80 escuadrones de caballería y 564 cañones de artillería, atacó a los circundantes Tercer Ejército Prusiano y Ejército del Mosa, que comprendían 222 batallones de infantería, 186 escuadrones de caballería y 774 cañones. El general de Wimpffen, comandante del V Cuerpo Francés de reserva, esperaba poder lanzar un ataque combinado de infantería y caballería sobre el XI Cuerpo Prusiano. Sin embargo, hacia las 11:00 la artillería prusiana martilleaba las posiciones francesas mientras llegaban nuevos refuerzos germanos al campo de batalla. Tras un intenso bombardeo, cargas prusianas desde el este y noroeste, y ataques bávaros desde el suroeste, el Ejército de Chalôns fue repelido hacia Bois de la Garenne, donde capituló. La caballería francesa, comandada por el general Marguerite, lanzó tres ataques desesperados en la cercana aldea de Floing, donde se había concentrado el XI Cuerpo Prusiano. Marguerite cayó en combate liderando la primera de estas cargas, y las dos siguientes no tuvieron más fruto que importantes pérdidas para los franceses.

MOLTKE


Al final de la jornada, ya sin esperanzas de romper el asedio, Napoleón III ordenó un alto el fuego: 17.000 franceses habían muerto o caído heridos, y otros 21.000 habían sido capturados. Las pérdidas prusianas ascendían a 2.320 hombres muertos, 5.980 heridos y 700 capturados o desaparecidos.
Al día siguiente, 2 de septiembre de 1870, Napoleón III ordenó izar bandera blanca, rindiéndose con todo el Ejército de Chalôns a Moltke y al rey prusiano.



Fue una impresionante victoria para los prusianos, ya que no sólo habían capturado a todo el ejército francés, sino también a su emperador. Dos días después de que estas noticias llegaran a París, el Segundo Imperio Francés fue derrocado en una revolución pacífica, llevando a la creación de una junta de defensa nacional y a la Tercera República Francesa.

CONSECUENCIAS

La derrota de los franceses en Sedán y la captura de Napoleón III decidieron el resultado final de la guerra a favor de Prusia. Tras la caída del Segundo Imperio, Napoleón III fue liberado de la custodia prusiana para exiliarse en Gran Bretaña, mientras el Ejército del Mosa y el Tercer Ejército Prusiano avanzaban para asediar París, donde Guillermo I, en el Palacio de Versalles, fue proclamado Káiser del nuevo Imperio Alemán.






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