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Gbagbo negocia una posible rendición
* El presidente saliente está negociando su marcha de Costa de Marfil
* El Elíseo asegura que, aunque están en negociaciones, 'aún no hay rendición'
* El embajador francés muestra la 'extrema preocupación' de su país
* Gbagbo niega en una entrevista que vaya a rendirse: 'Ouattara no ha ganado'
* Tres mandos de Gbabgo telefonean a la ONU y dicen tener 'orden de rendirse'
Francia lo ha advertido a lo largo del día: la marcha del presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, es cuestión de horas. Un representante de Naciones Unidas ha explicado a Reuters que Gbagbo ha expresado su deseo de renunciar y ha pedido protección a Naciones Unidas.
Poco antes, había trascendido un documento interno de la ONU en el que se aseguraba que el mandatario ya había presentado su renuncia, pero el citado representante aseguró que "no se ha rendido" y las conversaciones con sus hombres continúan. También el Elíseo ha asegurado a AFP que aunque hay "negociaciones" todavía no hay "rendición".
Las que sí han claudicado han sido las fuerzas leales al presidente saliente, que según Naciones Unidas se han rendido a los "cascos azules". Tres altos cargos del entorno de Gbabgo telefonearon a Onuci (la misión de Naciones Unidas en Costa de Marfil) para señalar que "las Fuerzas de Defensa y Seguridad han recibido la orden de rendirse ante los cascos azules de Naciones Unidas y buscar protección", explicó el organismo en un comunicado.
Según ha dicho la misión onusiana, en Abiyán -capital administrativa del país y último bastión del mandatario- han cesado los combates tras el llamamiento de alto el fuego del bando de Gbagbo, aunque persisten los "disparos esporádicos por parte de grupos de jóvenes".
La proliferación de estos grupos armados ha llevado al Gobierno de Ouattara a prolongar hasta el próximo viernes el toque de queda en Abiyán. En un comunicado emitido por el Ejecutivo, se recomienda a los habitantes de la ciudad que se queden en casa para evitar ser víctimas de los efectos colaterales de los combates.
Se resiste a reconocer la victoria de Ouattara
Gbagbo -que desde hace cuatro meses se resiste a dejar el poder- negocia con Francia y Naciones Unidas su salida después de que este lunes las tropas fieles a Alassane Ouattara -su contrincante en las pasadas elecciones presidenciales, a quien la comunidad internacional ha reconocido como vencedor- iniciasen su "ofensiva final" a Abiyán. Este lunes, helicópteros de Francia y Reino Unido atacaron dos bases militares y la residencia de Gbagbo.
El jefe de la diplomacia gala, Alain Juppé, ha aclarado que el Elíseo le exige que renuncie por escrito y reconozca la victoria de Ouattara en las elecciones presidenciales celebradas el pasado noviembre. "Estamos a punto de convencerle de que deje el poder", aseguró el martes.
Sin embargo, tras reunirse con el presidente electo Outtara, el embajador de Francia en Costa de Marfil Jean-Marc Simon ha manifestado que Gbagbo no ha cumplido con los compromisos de deponer las armas y ponerlas bajo control de la ONUCI. El diplomático francés manifestó la "extrema preocupación" de su país por la situación creada por la actitud de Gbagbo. De lo que va a pasar en las próximas horas, París "sacará conclusiones", señaló
En la tarde del martes, Gbagbo -refugiado en un búnker en la principal ciudad del país- no parecía dispuesto a claudicar: "El ejército ha pedido la suspensión de las hostilidades y está discutiendo las condiciones de un alto el fuego, pero en el nivel político no se ha tomado todavía ninguna decisión", dijo en una entrevista telefónica con el canal francés LCI.
"Yo gané las elecciones, no estoy negociando mi salida (...) Ouattara no ha ganado las elecciones. ¿Por qué quieren que firme eso?", prosiguió, en referencia al documento que exigen Francia y la ONU. "Reclamo la verdad de las urnas".
"Encuentro totalmente sorprendente que la vida de un país se juegue en una partida de póker de capitales extranjeras", aseguró en la entrevista, grabada este martes a las 17:30 (19:30, hora peninsular española). "Sentémonos y discutamos. No se quiere conversar, porte se cuenta con las fuerzas armadas extranjeras", dijo, instando a Ouattara a mantener conversaciones.
ÁFRICA. Utopía y realidad
50 años de independencias africanas
'Nuestra independencia pudo ser el nacimiento de los EEUU de África'
El 7 de agosto de hace 50 años Costa de Marfil, país que debe su nombre al activo comercio de colmillos de elefante que el territorio albergaba desde el siglo XV, conseguía su independencia. "Una independencia real sólo en parte por la fuerte dependencia de Francia, la potencia colonizadora", tal y como explica el doctor en Historia y periodista marfileño afincado en España, Jean-Arsène Yao.
La presencia de Francia en la región comenzó en 1843, pero el país no se convirtió en colonia francesa hasta 1898. La metrópoli estableció el África Occidental Francesa (AOF), agrupando Senegal, Mali, Guinea y Costa de Marfil, a los que añadió más tarde los territorios de Chad, Burkina Faso y Mauritania. Todo ello con el fin de lograr equilibrio entre las regiones más pobres y las de mayores recursos.
Fuerte dependencia de la metrópoli
En 1944, Felix Houphouet-Boigny funda el Partido Democrático de Costa de Marfil, primer paso en su lucha por la independencia que llegará 15 años después, el 7 de agosto de 1960. Houphouet-Boigny se convierte así en el primer presidente del nuevo Estado.
Desde su nombramiento, el líder marfileño mantuvo estrechas relaciones con Francia. "En su discurso de proclamación de independencia expresó que no quería desvincularse de la metrópoli", explica Jean-Arsène. Una idea que llevó consigo a lo largo de todo su mandato, de 1960 a 1993. "Como líder de su país luchó hasta la extenuación para que continuaran los nexos de Costa de Marfil con Francia. Fue un ardiente defensor de lo francés", explica Alberto Masegosa en 'Crónica de un viaje al sur del Sáhara' (Ed. Catarata).
Un país cosmopolita
Si algo hace especial la descolonización de Costa de Marfil es su formación cosmopolita, fomentada por su primer presidente. "Cuando Costa de Marfil se independiza lo hace con ciudadanos de países vecinos como Burkina Faso, Sierra Leona o Mali. Incluso estos ciudadanos fueron nombrados ministros", afirma el periodista marfileño.
Asimismo, el presidente propuso que se aceptara la nacionalidad marfileña como segunda nacionalidad para los ciudadanos inmigrantes de Togo, Benín, Burkina Faso, Senegal, Níger, Mali y Guinea. "Es por esta política de integración regional que la independencia de Costa de Marfil pudo ser el nacimiento de los Estados Unidos de África", asevera el periodista. "El líder marfileño a nivel general supo conseguir cierto equilibrio entre todas las regiones".
Pese al extenso mandato de Boigny y al margen de sus excentricidades -mandó construir en Yamusukro una basílica copia de la de San Pedro- "su gobierno no se veía como una dictadura porque era una 'dictablanda' tanto de cara a la oposición como de cara a la población que no sufrió represión alguna", argumenta Jean-Arsène. Tanto es así que el país se convirtió en punto de referencia de formación educativa, "muchos africanos vinieron a estudiar al país".
"Con la independencia conseguimos una cierta libertad, logramos también estabilidad que nos permitió desarrollarnos", explica el periodista. Y la estabilidad económica también se consiguió.
El fin del 'oasis de paz'
A su muerte, en 1993, Houphouet-Boigny dejó en herencia un país próspero y estable. "Pero todos los avances conseguidos se vieron truncados a partir del golpe de Estado de 1999". Según Jean-Arsène, "uno de los momentos más críticos a los que se ha enfrentado el país africano desde que proclamase su independencia". Hasta ese momento el país había sido un "oasis de paz".
Con la celebración en el 2000 de las elecciones en las que participaban todos los partidos, el Estado volvió a tambalearse. Laurent Gbagbo fue elegido presidente, sin embargo, Robert Guei, jefe de la Junta Militar gobernante, rechazó los resultados y se autoproclamó presidente del país. Surgieron así manifestaciones en favor de Gbagbo que fueron fuertemente reprimidas y dejaron 180 muertos en Abiyán.
Las tensiones crecientes entre norte y sur provocaron que los enfrentamientos de 2001 dieran lugar a una guerra abierta durante el año 2002. Jean-Arsène destaca de estos enfrentamientos la creación del Movimiento Rebelde, "un movimiento que sigue vigente, disfrazado y liderado por el primer ministro, Guillaume Soro", puntualiza.
Desde entonces el país ha alternado periodos de violencia con acuerdos de paz que poco a poco están creando una solución política al conflicto. En opinión del periodista marfileño, "para que Costa de Marfil vuelva a ser lo que fue necesitamos unos dirigentes que estén comprometidos con su país y con sus ciudadanos, que busquen el bien general".
Funete Diario "EL MUNDO"
Francia desmiente a Gbagbo y asegura que está negociando su salida de Costa de Marfil
El expresidente niega que esté dispuesto a marcharse y asegura que no piensa reconocer la victoria de Ouattara en las elecciones de noviembre y que solo negocia el alto el fuego
La crisis poselectoral que ha llevado a Costa de Marfil a las puertas de una nueva guerra civil parece estar llegando al desenlace. El expresidente Laurent Gbagbo, aferrado al poder pese a haber perdido los comicios del pasado noviembre, está negociando las "condiciones" de su salida, no se sabe si solo del poder o también del país. Así lo ha informado el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, contradiciendo unas declaraciones del propio Gbagbo, que esta noche ha asegurado que solo negociaba su renuncia al poder. El presidente saliente permanece atrincherado en su residencia junto a su familia, donde se esconde del contundente ataque lanzado contra sus tropas en Abiyán por las fuerzas de su rival, el presidente electo Alassane Ouattara, apoyadas por Francia y la ONU. Francia, antigua metrópoli colonial, exige que Gbagbo firme por escrito su renuncia al poder.
El ministro francés ha afirmado que su país va a seguir presionando con la ONU a Gbagbo para que abandone la resistencia y se vaya y que lo único que queda por negociar con Gbagbo son "las condiciones" de su partida. "Todo el mundo le ha abandonado" ha dicho el ministro francés para afirmar que el presidente, que perdió ante Ouattara las elecciones presidenciales celebradas en noviembre, no tiene ya apoyos en el país. "Gbagbo no tiene alternativa", ha dicho Juppé en la emisora France Info. El ministro opina que su "empecinamiento es absurdo" y que tiene que reconocer a su rival como presidente de Costa de Marfil. Juppé ha dicho que Francia, antigua potencia colonial, "está ahí para facilitar las cosas", que es la ONU la que negocia con Gbagbo y que de lo que se discute es de "las condiciones de su salida" porque "es lo único que queda por negociar". Preguntado sobre si Gbagbo quiere garantías de que no será llevado ante la justicia internacional, ha respondido que la Corte Penal Internacional es la única que puede decidir a ese respecto. Poco más tarde, el jefe de las fuerzas armadas francesas, el general Edouard Guillaud, ha abundado en la misma dirección y aventura que la marcha de Gbagbo es "cuestión de horas, posiblemente durante el día de hoy".
Desde que los leales a Ouattara, apoyados por los helicópteros franceses y de la misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI), amparados en la resolución 1975 de la ONU, lanzaran una gran ofensiva contra Abiyán y cercaran tanto el palacio presidencial como su residencia, Gbagbo permaneció refugiado junto a su familia y comenzó a negociar su renuncia. En la tarde de ayer, se hablaba de que dispuesto a renunciar y pedía protección de la ONU. Francia, por su parte, exigía que firmase la renuncia por escrito y se mostraba optimista con respecto a una rápida resolución al conflcito.
Sin embargo, a última hora de la tarde de ayer, el proceso pareció estancarse. En una entrevista telefónica exclusiva con el canal francés LCI, grabada a las 19.30, se ha negado a reconocer la victoria electoral de Ouattara y ha dicho que las negociaciones se refieren al alto el fuego y no al plano político. Es la misma postura que el presidente saliente ha mantenido desde noviembre. En la entrevista también ha reclamado un encuentro cara a cara con su rival como la única manera para que vuelva la paz al país. "No entiendo cómo un litigio electoral ha podido entrañar una intervención directa del Ejército francés", asegura Gbagbo, quien acusó a las tropas galas de haber destruido sus depósitos de municiones y haber bombardeado el palacio presidencial.
Tras unos días de fieras luchas en Abiyán, con explosiones y tiroteos a todas horas, que habían creado una situación humanitaria "dramática" -según denunció ayer la ONU, la ciudad ha vivido hoy una noche tranquila, alterada por disparos esporádicos que se atribuyen a bandas armadas que pululan por las calles pese al toque de queda decretado por Ouattara. La capital económica del país, primer productor mundial de cacao, se había convertido en los últimos días en el escenario de un cruento enfrentamiento entre los ejércitos de ambos rivales. Varios miles de combatientes de Ouattara llegaron a Abiyán para el "asalto final", mientras las fuerzas de Gbagbo se atrincheraban en sus bastiones. Mientras, las calles se llenaban de cadáveres, muchos de ellos de civiles.
La intervención de los cascos azules, apoyados por helicópteros franceses, fue decisiva para precipitar el desenlace. Los ataques comenzaron el lunes y tuvieron como objetivo las bases militares de la Guardia Republicana y el armamento pesado de las fuerzas del expresidente. Ante la inferioridad de condiciones, los mandos leales a Gbagbo pidieron un alto el fuego y optaron por la rendición. La refriega tras las presidenciales, que ha reavivado el recuerdo de la guerra civil de 2002-2003, se ha cobrado un mínimo de 1.500 muertos. Todo apunta, sin embargo, a que la cifra será mucho mayor. Las tropas de ambos contrincantes han cometido toda clase de tropelías. La ONU investiga, en concreto, la matanza de cientos de civiles, niños incluidos, el pasado 29 de marzo en la localidad de Duékué, en el oeste del país, de la que culpa a las fuerzas de Ouattara.
Fuente Diario "EL PAÍS"
Francia fuerza el fin de Gbagbo en Costa de Marfil
París aprovecha el hueco dejado por EE UU y recupera su influencia en África con misiones como la de Libia
6 Abril 11 - - Álvaro del Río
París- «El desenlace en Costa de Marfil es cuestión de horas» La afirmación ayer del ministro francés de Defensa, Gérard Longuet, demuestra que París asumió sin ambages la ardua tarea de lograr la rendición del presidente saliente, Laurent Gbagbo, para arrancarle del poder al que se ha aferrado ilegítimamente desde noviembre, cuando se negó a aceptar la victoria de su opositor Alassane Ouattara, reconocida por la ONU.
El avance de las fuerzas del presidente electo y la presión militar de los 12.000 «cascos azules» de la Onuci, además de la ofensiva de la misión gala de la «Licorne» pusieron a Gbagbo contra las cuerdas. Ayer, atrincherado con un puñado de fieles en un búnker cercano a la residencia presidencial en Abiyán, se rindió tras aceptar negociar las condiciones de su abandono y pidió protección a la ONU. «Estamos a punto de convencerle», afirmaba ufano poco antes el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé.
El fin del pertinaz Gbagbo, que anoche aún se resistía a reoncoer a Ouattara, era ineluctable y París puede apuntarse el tanto. La voz de la diplomacia gala, inaudible hace unos meses en las revoluciones de Túnez y Egipto, vuelve a sonar potente. O es al menos el reto que se ha fijado Nicolas Sarkozy para recuperar en la escena internacional un esplendor empañado desde hace meses en casa, donde arrastra una histórica impopularidad y los sondeos le dan por perdedor en las elecciones presidenciales de 2012.
Este giro de la política exterior gala contrasta con el principio de «no injerencia» en los asuntos internos de otros países, que el presidente francés abanderaba hace poco rompiendo así con lo que había sido costumbre durante décadas en el continente africano entre París y sus ex colonias. Sarkozy sentenció en 2008 el fin de los excesos y las opacas relaciones de la «Françafrique». Anunció la renegociación de los acuerdos de defensa con sus antiguos territorios –para una mayor transparencia– y se comprometió a reducir la presencia militar gala con el cierre de varias bases.
Sin embargo, hoy es la primera potencia en encabezar los ataques en Libia. La primera en reconocer a la oposición libia como interlocutor legítimo en detrimento de Gadafi. La única en ocupar el hueco dejado por la diplomacia de EE UU en los conflictos libio y marfileño con una implicación operativa militar que podría ocasionarle represalias.
Pero, pese a las promesas de Sarkozy, la presencia de las Fuerzas Armadas francesas sigue siendo consecuente en un territorio donde París mantiene numerosos intereses económicos. La base permanente más populosa es la oriental de Yibuti con 2.900 hombres y una veintena de aviones de combate y helicópteros. La de Senegal, que será desmantelada según un acuerdo de 2010, cuenta con un dispositivo militar de 1.150 efectivos mientras que Francia dispone de 900 hombres en Gabón.
En Costa de Márfil, el contingente de la misión «Licorne» se ha reforzado con un total de 1.650 hombres y medios materiales para actuar junto a la Onucid en la protección de la población civil y los residentes franceses. París también participa en Chad (900 hombres en la «Operación Epervier») y en República Centroafricana, donde hay desplegados 230 hombres. En total, los efectivos militares franceses en África han pasado de 30.000 en los años sesenta a menos de 10.000 actualmente, con un coste de 800 millones de euros anuales.
Una fosa común con 200 muertos
El equipo de Naciones Unidas encargado de investigar la muerte de civiles en Duekoue ha encontrado una fosa común con cerca de 200 cadáveres en esta ciudad estratégica del oeste de Costa de Marfil que fue asaltada la semana pasada por las fuerzas de Ouattara. Según la enviada de la ONU, Valerie Amos, sin embargo, no es posible determinar la responsabilidad de los homicidios. La gente con la que ha hablado Amos ha atribuido la matanza tanto a las milicias de Ouattara como a las tropas de Gbagbo.
Fuente Diario "LA RAZÓN"
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