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Ouattara lanza una ofensiva para acorralar a Gbagbo en su palacio
Las fuerzas del presidente electo de Costa de Marfil atacan la residencia del exmandatario en Abiyán y cierran las fronteras del país.- EE UU pide al presidente saliente que se vaya de forma pacífica para evitar un "baño de sangre"
Los combates continúan en Abiyán, la principal ciudad de Costa de Marfil, donde las fuerzas del presidente electo, Alassane Ouattara, estrechan el cerco en torno a Laurent Gbagbo, el anterior mandatario que se niega a reconocer su derrota en los comicios del pasado noviembre. La capital económica marfileña ha vivido en las últimas horas una escalada de violencia entre civiles de ambos bandos, según ha denunciado Amnistía Internacional, que se ha cobrado, entre otras, la vida de un ciudadano sueco que trabajaba para la misión de Naciones Unidas (ONUCI). Francia, antigua potencia colonial, ha denunciado también ataques de los partidarios de Gbagbo contra sus ciudadanos y ha informado de que unos 500 residentes extranjeros (150 de ellos, franceses) se han refugiado en una base militar que su Ejército tiene en Abiyán. En una demostración de fuerza, el presidente electo decretó ayer un toque de queda (hasta ayer los decretaba Gbagbo) y anunció el cierre de las fronteras. Los cascos azules de Naciones Unidas han tomado el aeropuerto internacional de Abiyán mientras una nueva resolución de Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada la pasada madrugada, ha servido para reiterar la exigencia de la comunidad internacional a Gbagbo de abandonar el poder.
Varios testigos han asegurado a Reuters que la residencia presidencial, en el exclusivo barrio de Cocody, está siendo atacada con artillería pesada. Un portavoz del Gobierno legítimo ha asegurado que Gbagbo seguía dentro, pero sin dar señales de rendirse. "Esto parece el asalto final", aseguraba un vecino a la agencia France Presse. "Hemos visto por la ventana a muchísimos combatientes dirigirse al lugar [donde suenan] los tiros", ha explicado otro. Además, los soldados de Ouattara han tomado el control de la televisión estatal, que dejó de emitir anoche. Un portavoz de las fuerzas de Gbagbo, que se reducen a los comandos especiales y a la Guardia Republicana tras una cadena de deserciones, ha asegurado que sus hombres resisten en el interior de la televisión, donde se estarían registrando también intensos combates.
Poco antes, el presidente electo había decretado el cierre de las fronteras terrestres, aéreas y marítimas del país, así como el toque de queda en Abiyán. La prohibición de salir a la calle -vigente hasta el domingo entre las nueve de la noche y las seis de la mañana locales- la establecía hasta ahora Gbagbo, por lo que se trata de un gesto significativo en la lucha por el poder. Paralelamente, los cascos azules de la ONU se hacían con el control del Aeropuerto Internacional Féliz Houphouët-Boigny en Abiyán y tanto Francia como ONUCI (la misión de Naciones Unidas en el país) anunciaban que sus tropas estaban patrullando las calles de la ciudad. Una unidad del Ejército francés (la misión denominada Unicornio cuenta con unos 1.000 militares) tuvo que intervenir en el barrio de Deux Plateaux para salvar a varios compatriotas atacados por los simpatizantes de Gbagbo. Unos 500 residentes extranjeros (150 de los cuales de nacionalidad francesa) se han refugiado en las últimas horas en la base militar francesa de Port-Bouët. El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha convocado esta tarde un Gabinete de crisis sobre Costa de Marfil.
Los combates en la que es la ciudad más poblada del país se desencadenaron después de que expirara el ultimátum dado ayer por Ouattara a Gbagbo, para que tanto él como sus seguidores se entregaran. También tras un rápido avance de las fuerzas del presidente electo desde el norte del país, su feudo, hacia la costa atlántica del sur. Sin encontrar apenas resistencia, los militares leales al presidente electo se han hecho en los dos últimos días con la capital, Yamusukro (en el centro del país) y con San Pedro, el principal puerto (fundamental para el comercio de cacao, del que Costa de Marfil es el principal productor del mundo, y cuyo precio ha caído un 21% en las últimas tres semanas). Solo les restaba entonces Abiyán, donde el expresidente y sus leales se han atrincherado. "Costa de Marfil es una e indivisible. Gbagbo tiene unas horas para partir. Si no, habrá una marcha sobre Abiyán y será más complicado para él", afirmó el primer ministro del Gobierno de Ouattara, Guillaume Soro, en la cadena France 24.
Deserciones
Ante la exitosa ofensiva de las fuerzas de Ouattara, han empezado las deserciones del régimen. "La policía y los gendarmes abandonaron al presidente Gbagbo", declaró ayer a la emisora France Info el responsable de la misión de la ONU en el país. A Gbagbo solo le apoyan ya "las fuerzas especiales", añadió el diplomático. Además, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Costa de Marfil, Philippe Mangou, ha abandonado su fidelidad al presidente saliente y está refugiado desde el miércoles en la residencia oficial del embajador sudafricano en Abiyán (la ciudad acoge la mayoría de Embajadas, aunque cedió la capitalidad oficial a Yamusukro en 1983), según indicó ayer el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país. El Gobierno sudafricano "ha establecido consultas con las partes competentes" de Costa de Marfil y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), así como con la Unión Africana (UA) y la ONU.
La presión sobre Gbagbo crece también fuera de sus fronteras. EE UU subrayó ayer que la ocasión de dejar el poder de forma pacífica se agota y ha pedido a los seguidores del anterior presidente que se entreguen "en las próximas horas" para evitar "un baño de sangre" en Abiyán. "Todavía hay una oportunidad para Gbagbo deje el poder pacíficamente y anime a sus partidarios a hacer lo mismo, pero esta oportunidad se está agotando", declaró el secretario adjunto de Estado norteamericano, Johnie Carson.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer en Nueva York (madrugada de hoy en España) por unanimidad una resolución que contempla nuevas sanciones contra Gbagbo. Los 15 miembros del máximo órgano internacional de seguridad votaron a favor de aprobar la resolución 1975 propuesta por Francia y Nigeria, que endurece las sanciones contra el presidente saliente y su círculo de colaboradores más cercano, al tiempo que le pide que traspase el poder. La resolución da "todo el apoyo" a la ONUCI para usar "todas las medidas necesarias" con el fin de "proteger a la población civil". Gbagbo, su esposa Simone, y otros colaboradores verán sus activos en el exterior congelados, además de que se les impone una restricción a todos sus viajes al exterior "por incitar al odio y a la violencia".
Un déspota que sobrevive y desafía las sanciones
A primera vista, parecen estar teniendo éxito las duras sanciones internacionales contra Laurent Gbagbo, el hombre fuerte de Costa de Marfil que se niega a ceder el cargo tras perder las elecciones del año pasado. Lo que antes era un puerto lleno de actividad está ahora tranquilo, y las fábricas y tiendas están cerradas. Pero si escarbamos un poco, se impone una realidad diferente.
Gbagbo sigue en el poder, más de tres meses después de una votación que perdió. Sigue apareciendo con soluciones temporales para la maltrecha economía, y este mes ha declarado que su Gobierno se hará cargo de la compra y la exportación de cacao, el cultivo más característico del país. Sigue acallando brutalmente la disensión. Y sigue, noche tras noche en la televisión estatal, culpando a Naciones Unidas, Francia y Estados Unidos de los problemas de su país (lo cual tiene un potente efecto en la población).
Es una escuela para los autócratas sitiados: recortar, reducir, atacar. Ningún diplomático, analista o ciudadano corriente de Costa de Marfil puede predecir con certeza cuánto durará Gbagbo, a pesar de que sus ingresos son ahora una pequeña parte de lo que eran. Los derechos de aduana en el puerto se han reducido más de un 96%, según algunas fuentes, y se enfrenta a un aislamiento diplomático casi completo.
Pero hay buenos motivos para dudar a la hora de predecir su caída. "Puede que sea una sombra de la economía que era, pero no hace falta una economía próspera para mantenerse en el poder", decía un diplomático, que no tenía autorización para hablar públicamente. "Puede destrozar la economía y seguir en el poder. Si consigue superar el mes de marzo, pienso que podría quedarse 20 años más".
Un grupo de mujeres que protestaban con ramas que simbolizaban la paz, una de las últimas expresiones de disensión prolongadas y pacíficas del país, fue acribillado con descargas de metralletas por las fuerzas de seguridad de Gbagbo. Human Rights Watch decía el 15 de marzo que una represión así contra los civiles "es un claro indicio de crímenes contra la humanidad".
En las calles, los funcionarios se concentraron en torno a los bancos de propiedad gubernamental a la espera de que les pagasen, pero no hubo ningún disturbio. Los bancos extranjeros cerraron después de que el banco central regional aislase a Gbagbo y bloquease en el acto alrededor del 93% de las cuentas bancarias, según algunos diplomáticos y banqueros.
Mientras, Gbagbo hace a Estados Unidos casi tan responsable como a Francia. Los temas de conversación antioccidentales de la noche anterior en la emisora estatal acudían inmediatamente a los labios tanto de los trabajadores gubernamentales como de los soldados de Gbagbo, un tributo a la eficacia del sistema de propaganda del Gobierno. Incluso a las fuerzas de paz de Naciones Unidas en el país, una de las pocas protecciones que tienen los civiles contra los servicios de seguridad de Gbagbo, aunque sea limitada, se las describe como defensoras de los "terroristas".
El cierre de los bancos ha perjudicado principalmente a la escasísima clase media y a la élite que rodea a Gbagbo. Pocos marfileños tenían cuentas bancarias antes de la crisis, quizás no más del 7%, así que, aunque algunos comercios han cerrado, los puestos de frutas y verduras, los vendedores de carne y las pequeñas tiendas siguen con sus negocios en muchas zonas de esta capital comercial. "Nos hemos convertido en una economía de dinero en metálico", afirmaba un banquero de alto rango local.
Costa de Marfil es el principal productor de cacao del mundo, y la medida adoptada por Gbagbo para hacerse con el control de la compra y exportación de las semillas le permite introducirse en un sector que quizás represente el 20% del producto interior bruto del país.
A renglón seguido, en opinión de algunos empresarios del sector del cacao, podría producirse una apropiación gubernamental de las enormes reservas de semillas de cacao guardadas en almacenes y valoradas en nada menos que 1.500 millones de dólares.
El ganador internacionalmente reconocido de las elecciones del año pasado, Alassane Ouattara, también ha pedido que se interrumpan las exportaciones, algo que las principales empresas de cacao han respetado en su mayoría. Así que los grupos de estibadores en paro se sientan a esperar.
"Todos los días venimos, y no hay nada", dice uno de ellos, Uma Diarra. "No llegan barcos. Venimos por la mañana y esperamos. Ahora no hay trabajo".
Algunos analistas vaticinan que Gbagbo no aguantará más allá de mayo. Una subida del precio del combustible podría agudizar el descontento popular, sostienen otros. Y hay quien dice que cada día que Gbagbo sigue en el poder es una victoria para él.
"Está perdiendo terreno, pero sigue estando en ventaja", señala otro diplomático. "Yo no veo el final de esto".
Fuente Diario "EL PAÍS"
Feroz batalla en Costa de Marfil por el control de la ciudad clave de Abiyán
Aumenta la tensión en Costa de Marfil donde el Gobierno del presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, dio este jueves un ultimátum al mandatario saliente, Laurent Gbagbo, para que tanto él como sus seguidores "se entreguen en las próximas horas", con el fin de evitar "un baño de sangre" en Abiyán.
Combatientes leales a Alassane Ouattara atacaron la residencia del líder Laurent Gbagbo en Abiyán este viernes, según han confirmado fuentes militares, que señalan que sus guardaespaladas continúan ofreciendo resistencia.
Durante la noche se han sucedido intensos combates en los alrededores de la residencia del presidente saliente Gbagbo, según han declarado testigos a France Presse. Los combates han comenzado a menos de un kilómetro de la casa de Gbagbo. "Parece que se trata del asalto final", comentó un habitante.
Los vecinos de la zona cercana han relatado las escenas de terror que se vive en las calles unas. "Hemos visto por las ventanas cómo un grupo de unos 300 combatientes se desplazaban a pie y en algunos coches hasta la casa, pegando tiros".
Un miembro de la misión de la ONU en el país africano (UNOCI), Alain Leroy, dijo France 24 que la mayor parte de las fuerzas de seguridad parece haber abandonado a Gbagbo. El jefe de la UNOCI, Choi YOung Jin, añadió que Gbagbo ahora sólo puede respaldarse en la Guardia Republicana y en sus unidades especiales. Según aseguró, han desertado unos 50.000 policías y gendarmes.
Según un portavoz del Gobierno, las fuerzas de Outtara ya han tomado el control de la televisión estatal de la Costa de Marfil, que ha cesado sus emisiones. Asimismo, ha añadido que Gbagbo no ha mostrado signos de rendirse a pesar del avance rebelde y los combates entre los partidarios de ambos líderes.
El presidente electo Ouattara ha ordenado el cierre de las fronteras hasta próximo aviso. Previamente se había impuesto un toque de queda durante la noche y según dos fuentes consultadas por Reuters Gbagbo ha cedido el control del aeropuerto de Abiyán a las fuerzas de paz de Naciones Unidas.
'Restaurar el veredicto de las urnas'
Outtara lanzó horas antes su ultimátum: "Costa de Marfil es una e indivisible. Gbagbo tiene unas horas para partir, si no habrá una marcha sobre Abiyán y será más complicado para él", afirmó el primer ministro del Gobierno de Ouattara, Guillaume Soro, en una entrevista a la cadena France 24.
Opinó que "la progresión (militar) debe continuar" y dijo que "el único objetivo es restablecer el veredicto de las urnas e instaurar la democracia" en el país.
Aunque no quiso confirmar que los blindados de las tropas partidarias de Ouattara se dirigen hacia Abiyán para "no revelar la estrategia militar de las fuerzas republicanas", no escondió que el control de la capital económica "era el objetivo final de la ofensiva".
Soro añadió que el régimen del presidente reconocido por la comunidad internacional como vencedor de las elecciones del pasado noviembre ha sido contactado "por varios generales", cuya identidad no se ha facilitado "por razones de seguridad".
"No encontramos resistencia, sino adhesiones", aseguró Soro, quien explicó que "la única dificultad registrada ha partido de milicianos y mercenarios en Duékoué", al oeste del país.
Este viernes, dos días después de que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara una resolución en la que pide a Gbagbo que deje el poder a Ouattara, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunirá a su primer ministro, François Fillon, y a los responsables de Exteriores y Defensa, Alain Juppé y Gérard Longuet, respectivamente para tratar de la situación en ese país.
Entretanto, tropas de las Naciones Unidas han tomado control del aeropuerto de la capital administrativa. El Gobierno de Ouattara ha declarado un toque de queda en la ciudad entre las nueve de la noche y las seis de la mañana.
Fuente Diario "EL MUNDO"
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