El día que Adolf Hitler rompió el Tratado de Versalles
Un 16 de marzo de 1935, Hitler anunciaba el incumplimiento
del Tratado de Versalles al crear la Wehrmacht, las fuerzas armadas
alemanas. Viernes, 15 Marzo
Por Cristina Crespo Garay - National Geographic
Berlín fue el ténebre escenario de uno de los momentos más
decisivos en la historia del último siglo. Tal día como hoy, hace 84 años,
Hitler anunciaba que se disponía a crear la Wehrmacht, las fuerzas armadas
alemanas, incumpliendo por tanto el Tratado de Versalles.
Este acuerdo de paz, firmado en 1919 por más de cincuenta
países, tenía como uno de sus grandes objetivos que las Potencias Centrales (el
imperio alemán, el austrohúngaro, además del otomano y el Reino de Bulgaria)
aceptasen toda responsabilidad por haber causado la guerra y quedasen, en
consecuencia, desarmados.
Pero el Tratado fue socavado en poco tiempo y Hitler lo
violó repetidamente a lo largo de los años 30. Por ello, Alemania tuvo que
pagar la indemnización de los destrozos causados en 1983, aunque no fue hasta
2010 cuando liquidó los 125 millones de euros a los que ascendían los
intereses.
Un campo de entrenamiento de la Wehrmacht con Uffz. V. W.
como líder de la tropa.
FOTO POR ARCHIVO FEDERAL ALEMÁN
Al abandonar el Tratado, Alemania dejaba de lado también la
Sociedad de las Naciones, el instrumento predecesor de la actual Organización
de las Naciones Unidas, impulsado por el presidente de Estados Unidos, Woodrow
Wilson, con el fin de que la guerra fuera absorbida por diplomacia. Aunque
logró algunos éxitos, finalmente se mostró incapaz de mantener la paz tras la
crisis de 1929.
La noche de los cuchillos largos
También llamada Operación Colibrí, la llamada noche de los
cuchillos largos grabó en la historia una brutal serie de asesinatos políticos
que llevó a cabo Hitler para quitarse de en medio a todos aquellos críticos con
su régimen, y provocó el paso de la Reichswehr, las fuerzas armadas de la
anterior República de Weimar, a la Wehrmacht, que operaron desde 1935 y hasta
1945.
El jefe de la organización paramilitar Sturmabteilung, Ernst
Röhm, quería que esta fuera incluida en la Reichswehr. Por el contrario, el
bando militar se negaba, y Hitler siguió su proceder por miedo a un golpe
militar. Tras un intento de diálogo con Röhm, Hitler pasó a considerarle un
peligro para la estabilidad de su poder.
Por ello, Hitler decidió llevar a cabo la masacre de la
noche de los cuchillos largos, en la que murieron cientos o incluso miles de
personas y arrestaron a otras mil, entre ellas a Röhm, que fue detenido por
orden expresa de Hitler. Por su pasado juntos, Hitler le ofreció la posibilidad
de suicidarse, a lo que Röhm respondió que si lo quería muerto, lo matara él
mismo. Por ello, fue finalmente asesinado en su propia celda por dos agentes de
las SD, el servicio de inteligencia de las SS. Tras ello, Hitler comenzó a
criminalizar al mando de la Reichswehr de lo ocurrido, por lo
que disolvió su estructura para crear la Wehrmacht.
Soldados alemanes con el casco de acero quitado durante una
marcha en terreno llano, con las montañas de los Balcanes de fondo.
FOTO POR ARCHIVOS FEDERALES ALEMANES
Estas fuerzas armadas se componían entonces del
ejército, Heer, la armada, Kriegsmarine y la
fuerza aérea o Luftwaffe. Posteriormente, un nuevo brazo se uniría
a los tres anteriores: la Waffen-SS, la armada de las SS (Schutzstaffel), la
organización militar del Partido Nazi. A lo largo de los años 40, esta
división se extendió desde los 3 regimientos con los que contaba hasta llegar a
38 divisiones.
Durante este período, la modernización de las armas
les llevó hasta las más nuevas y salvajes tácticas de guerra, que incluyeron de
forma generalizada el uso del arma blindada.
Atrás quedaba el tiempo de las trincheras y el juego de
guerra anterior a aquellos años. En su lugar, apareció la Blitzkrieg o
Guerra Relámpago, una estrategia novedosa que colgó numerosas victorias
sobre los hombros de los generales desde 1939 hasta 1943.
Este tipo de ataque implicaba un bombardeo inicial, seguido
de un movimiento estratégico rápido y por sorpresa, impidiendo así que el
enemigo pudiera llevar a cabo una defensa coherente.
El reclutamiento masivo del Volksturm
Durante la guerra, más de 18 millones de hombres sirvieron
en la Wehrmacht, según el libro de Rolf-Dieter Müller, Hitler's
Wehrmacht. Al finalizar la guerra, las tropas habían perdido a más de 11
millones de hombres. Aunque algunos de los líderes de la Wehrmacht fueron
juzgados por crímenes de guerra al finalizar ésta, muchas más personas que
realizaron acciones ilegales nunca pagaron por ello.
El Reich celebra la fiesta de unidad y fuerza reuniendo las
SA y las SS con Adolf Hitler, Viktor Lutze y Heinrich Himmler. Nuremberg, 1934.
FOTO POR ARCHIVOS FEDERALES ALEMANES
Durante los últimos días de la Alemania nazi, en 1944, y
para cubrir las bajas de la Wehmacht, se crearon las llamadas
fuerzas de asalto de pueblo o Volksturm, para que todos los hombres
de entre 16 y 60 años pasaron a formar filas en el plan de defensa contra el
ejército rojo.
El líder nazi Martin Bormann reclutó, por orden directa de
Hitler, a casi 6 millones de alemanes, donde entraron todo tipo de personas
anteriormente consideradas no aptas para el servicio, como ancianos, inválidos
o jóvenes.
Muchos de los reclutas del Volksturmhabían sido
veteranos en la Primera Guerra Mundial o bien habían hecho el servicio militar,
pero no se manejaban con las armas modernas. A menudo eran esos veteranos
incluso quienes daban la formación al resto, por lo que la falta de
entrenamiento tuvo un resultado nefasto. En la Batalla de Berlín, este grupo
armado sufrió muchísimas bajas, llegando incluso a atacarse entre sí debido a
sus confusiones en combate.
El fin de la Wehrmacht en la Segunda
Guerra Mundial
Con el nuevo ejército, el armamento sufrió una notable
modernización, empleando ametralladoras más ligeras, tanques muy rápidos y
aviación moderna, así como una organización de los batallones en función de una
cadena de mando para una mayor autonomía si los oficiales caían.
A eso se sumaron sus tácticas novedosas, veloces y masivas,
junto a la rápida consecución de los objetivos y una logística muy eficaz, lo
que hizo del ejército alemán el más potente del mundo. Pero fue esa
superioridad la que hizo que superase su propio límite y tomase decisiones
erróneas que la llevaron a la ruina.
Capaces de mantener frentes a lo largo de toda Europa, en
Francia, en la Unión Soviética y en África, la Wehrmacht fue
llevada hasta su límite hasta que lo encontró, por primera vez, en la derrota
de la Batalla de Moscú, en 1941. En 1943, la batalla de Kursk se considera la
última ofensiva estratégica y la última oportunidad de ganar la guerra contra
la Unión Soviética.
En 1944, ya muy debilitada, no pudo contener el avance de
las tropas contrarias tras la batalla de Normandía y tuvo que replegarse. Tras
esta experiencia, la Wehrmacht realizó un último intento de
ofensiva en la llamada batalla de las Ardenas, que terminó en la derrota
definitiva de las fuerzas armadas debido a una pérdida ya irreparable de
hombres y armamento.
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