lunes, 25 de marzo de 2019

LEZO URREIZTIETA, EL VASCO OBSESIONADO CON MATAR A FRANCO



Lezo Urreiztieta y su absurdo plan para matar a Franco

Planeó asesinar al general mediante un bombardeo con helicópteros al Palacio de Ayete. Fletó barcos con armas para los combatientes nacionalistas durante la Guerra Civil. Intentó crear una Euskadi independiente en una isla mexicana. Volvió a España disfrazado de cura para rescatar al hijo de un amigo



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Lezo Urreiztieta estaba obsesionado con asesinar a Francisco Franco, para lo cual ideó los planes más rocambolescos como bombardear con varios helicópteros el Palacio de Ayete, lugar de veraneo del general en San Sebastián, o colocar cientos de kilos de explosivos en un túnel por el que pasaba su vehículo. No pudo llevar a cabo nunca su venganza y tampoco su proyecto de crear en los años 50 una Euskadi libre en la isla deshabitada de Guadalupe, en la costa pacífica de México. Quería que todos los vascos emigraran a ese lugar e incluso llegó a buscar el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas. Al parecer, Urreiztieta había realizado planos con la ubicación de nuevas ciudades que surgirían de la nada en Orbea, el nombre con el que había bautizado esa utopía.
Poco se sabe de sus datos biográficos. Entre ellos, que nació en Santurce en 1907 y que murió en Bayona (Francia) en 1981. Fue militante del PNV y era amigo de Indalecio Prieto, que le sacó de apuros en más de una ocasión.
Lezo creció en Bilbao en el seno de una familia muy religiosa. Desde su adolescencia, se dedicó al contrabando con un singular éxito. A los 20 años, ya militaba en el sector más radical del PNV, encabezado por Luis Arana, hermano de Sabino, que defendía la independencia. La biografía de este nacionalista vasco ha sido reconstruida en un reciente documental titulado Dios no me perdona, realizado por Josu Martínez a partir de grabaciones de los años 70, efectuadas por el historiador Martín Ugalde, en las que narra su apasionante peripecia vital.
En 1934, Lezo Urreiztieta ayudó a cientos de revolucionarios asturianos a escapar del cerco militar. Para ello, fletó un barco que recogió a más de 800 rebeldes en plena tormenta. Desembarcaron en la costa francesa sin incidentes. Durante la guerra, el PNV le encargó que se ocupara del suministro de armas a los combatientes nacionalistas. El primer cargamento llegó a Santander en septiembre de 1936 con 8.000 fusiles fabricados en Checoslovaquia. Hasta los últimos meses del conflicto, Lezo lograría comprar armamento y munición que llegaban a la costa cantábrica desde el norte de Europa. También consiguió introducir un buque cargado de torpedos en el puerto de Bilbao en medio de la niebla, sorteando el bloqueo de las tropas de Franco.


A pesar de su extremado sentimiento católico, Lezo tuvo dos familias. A la primera la abandonó al comenzar el conflicto en Bretaña. Luego volvió a casarse y tuvo cuatro hijos con su nueva mujer.
Tras la derrota, se exilió a Francia y ayudó a escapar a cientos de judíos de la persecución nazi. En esa época, mantenía un estrecho contacto con el Gobierno vasco en el exilio e incluso llegó a negociar con altos dirigentes del Tercer Reich el reconocimiento de Euskadi como nación independiente si ganaban la guerra.

Según se relata en el documental, Urreiztieta retornó a España en 1948 para sacar al hijo de un amigo que se había ocultado con los maquis en las montañas asturianas. Entró disfrazado de cura y logró su propósito con creces porque logró expatriar a otras 27 personas en un barco de pesca que atracó en San Juan de Luz. En ese documental, Lezo reconoce que durante toda su vida estuvo obsesionado por matar a Franco: «Quería pegarle un bombazo y joderlo. Yo sólo tenía esa idea en la cabeza». Y apostilla: «Me hubiera gustado secuestrarle y tenerle atado desnudo con un collar, como un perro». Murió en el exilio cuando España era ya una democracia.

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