El capitán Enrique de las Morenas murió por España en el asedio de Baler, resistiendo con ‘Los Últimos de Filipinas’ y siendo condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando
Enrique de las Morenas y Fossi, capitán de infantería, comandante político militar del Distrito del Príncipe, ha sido condecorado, a título póstumo, con la Cruz Laureada de San Fernando, con pensión anual de 2.000 pesetas trasmisible a sus herederos, por el mérito que contrajo en la defensa que, hasta su muerte, hizo del destacamento de Baler (Filipinas) desde el 26 de junio a 22 de noviembre de 1898 (R.O. de 5 de marzo de 1901, D.O. n.º 51 de 7 de marzo de 1901).
Durante el período de tiempo indicada, la gloria de la defensa corresponde a dicho jefe quien, en los expresados 4 meses y 27 días, rechazó todas las intimidaciones de rendirse que el enemigo le hizo en tres distintas fechas, quedándose, en la última con los parlamentarios, negativas que revelan tanta más energía cuanto que estaba seguro de la gran superioridad numérica del enemigo y que no podía contar con el espíritu levantado de sus escasa tropa en la que tuvo deserciones de indígenas y peninsulares.
Durante su mandato sostuvo varios combates que le ocasionaron bajas, además de las que sufrió por enfermedades y deserciones que dejaron reducida la fuerza a 39 defensores de los 57 con que contaba la defensa.
El capitán fue el jefe, hasta su muerte por enfermedad, del destacamento de Baler, lugar donde un pequeño contingente de soldados españoles del Batallón de Cazadores Expedicionarios n.º 2 resistió el ataque de fuerzas filipinas considerablemente superiores desde el 26 de junio de 1898 hasta el 2 de junio de 1899. Tan heroica resistencia de “Los últimos de Filipinas” duró 341 días y sus defensores fueron premiados con dos Cruces Laureadas de San Fernando, una al capitán de las Morenas y otra al segundo teniente Saturnino Martín Cerezo, sucesor en el mando del destacamento a la muerte del capitán de las Morenas.
Baler, en el momento de la epopeya, era un pueblo de unos 2.000 habitantes situado en la isla de Luzón, provincia de Nueva Écija, en el Distrito de Príncipe del que era cabecera. Su distancia a Manila en línea recta es de unos 150 km. pero acceso por tierra es muy difícil debido a que los separaba la cordillera de la Sierra Madre. Estaba situado en la costa del Océano Pacifico a orillas de la bahía de su nombre, junto a la desembocadura del río San José, en la parte opuesta a Manila de la isla de Luzón, y, dadas las dificultades de acceso por tierra, las comunicaciones con la capital se hacían habitualmente por mar.
Las dificultades de las comunicaciones favorecían el contrabando de armas lo que obligó a las autoridades españolas a ampliar la escasa guarnición de Baler, compuesta por un cabo europeo y cuatro números de la Guardia Civil, con un contingente de 50 hombres del Batallón de Cazadores Expedicionario n.º 2 al mando del teniente José Mota. Llegaron a Baler el día 21 de septiembre de 1897 y fueron cálidamente recibidos por la población. La noche del 4 al 5 de octubre de 1897 fueron atacados por sorpresa y el teniente, al ver destrozada su unidad se suicidó. El capitán Antonio López Irisarri, comandante político militar del Distrito, consiguió agrupar a los supervivientes del ataque y atrincherarse en la iglesia. En el combate las bajas españolas fueron: el teniente y seis soldados del destacamento muertos y otros nueva heridos, además desaparecieron un sargento y nueve soldados, el cabo de la Guardia Civil y el párroco del pueblo. Gran parte de estos soldados se agruparon en el bosque a las órdenes del sargento desaparecido, el sargento Serrano. Todos ellos, junto al párroco, fueron hechos prisioneros por los insurrectos, salvo el cabo de la Guardia Civil que logró regresar al pueblo.
Conocida la noticia en Manila, se envió a una compañía del Batallón de Cazadores Expedicionario n.º 2 al mando del capitán Jesús Roldan que llegó a Baler el día 16 de octubre. Las tropas relevadas partieron por barco dos días más tarde hacia Manila. El capitán Roldán relevó al capitán López como comandante político militar del Distrito.
Durante un reconocimiento de la playa llevado a cabo el día 11 de enero de 1898, fueron atacados y obligados, por el enemigo, a replegarse al bosque con dos soldados de tropa muerto y el segundo teniente Lamela y 14 soldados heridos, seis de ellos graves.
El día 23 de enero de 1898 arribó una columna de unos 400 hombres al mando del comandante de infantería Juan Génova después de una épica marcha a través de la selva, y comunicó a la guarnición, y al pueblo, que se había alcanzado la paz de Biak-na-Bató. El mismo día de su llegada a Baler atracó el vapor “Compañía de Filipina” donde embarcaron los 15 heridos, los enfermos y el sargento Serrano, con los soldados que habían sido hechos prisioneros por los rebeldes y que habían sido liberados, para ser transportados a la capital.
Siguiendo órdenes de la Capitanía General, la guarnición de la aldea la compondrían 50 soldados y dos oficiales del Batallón Expedicionario n.º 2, debiendo el resto de los soldados acampados en Baler embarcar en el vapor, a su vuelta de Manila, para su retornar a la capital.
A primeros de febrero regresó el vapor “Compañía de Filipinas” con el relevo del capitán Roldan, los dos tenientes que nadarían la guarnición junto a un teniente medico provisional de sanidad militar con una enfermería de 10 camas y el párroco de Baler, Fray Cándido Gómez Carreño que se incorporaba a su parroquia después de haber estado prisionero de los rebeldes hasta la paz de Biak-na-Bató.
El capitán, nuevo comandante político militar del Distrito, era Enrique de las Morenas, los dos tenientes: Juan Alonso Zayas y Saturnino Martín Cerezo, y el teniente médico Rogelio Vigil de Quiñones.
La guarnición de Baler estaba mandada por el teniente Zayas quien tenía a sus órdenes al de igual empleo Martín Cerezo y al teniente médico Vigil. El contingente sanitario lo formaban Vigil con un cabo indígena y dos soldados, uno indígena y otro europeo.
Con la oficialidad de la guarnición, el vapor transportó raciones para cuatro meses, raciones que fueron complementadas con arroz sin descascarillar que compró el párroco.
El cerco se completó el día 26 de junio de 1898 cuando la guarnición, incluido el cura párroco, se refugiaron en la iglesia, el edificio más resistente y sólido del pueblo. En él acopiaron todos los víveres y municiones de que disponían, y para paliar el efecto de la sed, cavaron un pozo en el corral de la iglesia que le proporcionó el agua que necesitaron durante el asedio. Las defensas de la iglesia se mejoraron, se construyeron fosos y aspilleras. Al completarse el cerco, el mando de la plaza y del destacamento pasó al capitán como oficial de mayor categoría.
La comunicación del destacamento con la capital, que nunca fue bien, cesó por completo cuando, al comienzo del cerco, desertaron los dos sanitarios indígenas y un cazador europeo.
A primeros de julio se presentaron los rebeldes, intimaron a la rendición y como se le contestó que no se rendían, comenzaron los ataque.
Pasaron los meses entre continuos tiroteos, en septiembre se declaró una epidemia de Beriberi, debido a la mala alimentación, que se cebó con los sitiados y que solo pudo ser paliada por el gesto heroico del cabo José Olivares quien hizo una salida con 14 soldados, incendió el pueblo y volvió a la iglesia con alimentos frescos, pero para entonces, la enfermedad, ya había causado la muerte del párroco Fray Cándido Gómez (el 25 de septiembre), el teniente Alonso Zayas (18 de octubre) y el capitán de las Morenas (el 22 de noviembre).
El mando del destacamento quedó en manos del teniente Martín Cerezo quien continuó manteniendo la defensa hasta el día 2 de junio de 1899, cuando, agotadas las municiones y los víveres, teniendo a casi todos los supervivientes heridos y anémicos, entró en tratos con el enemigo consiguiendo unas condiciones honrosas para su capitulación. De la guarnición original: dos oficiales, el párroco y 12 hombres habían muerto de enfermedad, dos muertos de heridas de bala, otros dos más habían sido ejecutados y seis habían desertado, además, dos oficiales y catorce hambres han sido heridos. De la iglesia derruida salieron el día 3 de junio los supervivientes, “los últimos de Filipinas” en una columna de marcha mandada por el teniente Saturnino Martín Cerezo, formada por el teniente médico Rogelio Vigil de Quiñones y los 29 soldados supervivientes. De estos últimos, tres murieron a poco de llegar a España como consecuencia de las penurias del sitio.
La relación de muertos en la defensa de Baler es como sigue:
- Capitán de infantería Enrique de las Morenas Fossi, andaluz de Chiclana de la Frontera (Cádiz) donde había nacido en 1855. Ingresó en la Academia de Infantería de donde salió como alférez. Combatiente en la Tercera Guerra Carlista en Navarra y Cataluña donde obtuvo el empleo de teniente por méritos de guerra. Ascendido a capitán en 1896, en 1897 fue destinado a servir dos años en Filipinas como parte del Batallón de Cazadores Expedicionario n.º 9. A petición suya fue nombrado comandante político militar del Distrito de El Príncipe. Dirigió la defensa del Baler hasta su muerte de Beriberi. Estaba casado con Carmen Alcalá Buelga de cuyo matrimonio tuvo cinco hijos, cuatro de ellos chicos, todos militares, y una chica.
- Teniente Juan Alonso Zayas, había nacido en Puerto Rico en 1868 donde su padre, también militar, estaba destinado. Vivía en Barcelona y se alistó como soldado voluntario en 1888. Combatió en Cuba donde ascendió a sargento. Fue destinado a Filipinas y promovido el empleo de segundo teniente de la escala de reserva. Murió en el asedio de Baler de Beriberi.
- Cabo José Chaves Martín. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Julián Galvete Iturmendi. Muerto de heridas de bala durante el sitio.
- José Lafarga Abad. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Baldomero Larrode Paracuello. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Francisco Rovira Mompó. Fallecido de Disentería durante el sitio.
- Juan Fuentes Damián. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- José Sanz Maramendi. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Manuel Navarro León. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Marcos José Petanas. Falleció de Disentería durante el sitio.
- Pedro Izquierdo Arnaiz. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Ramón Donat Pastor. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Román López Lozano. Muerto de Beriberi durante el sitio.
- Salvador Santamaria Aparicio. Muerto de heridas de bala durante el sitio.
- Rafael Alonso Medero. Muerto de Beriberi durante el sitio.
En 1903, los restos de los soldados muertos y enterrados en la iglesia de Baler fueron exhumados y enviados a España para ser depositados en el Mausoleo a los Héroes de las Guerras de Cuba y Filipinas en el cementerio de la Almudena de Madrid.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador
Para saber más:
- O. n.º 51 de 7 de marzo de 1901.
- Copia del Diario de Operaciones de la defensa del Fuerte de Baler. Teniente saturnino Martín Cerezo.
- Relación nominal de las fuerzas sitiadas. Teniente Saturnino Martín Cerezo.