miércoles, 13 de febrero de 2019

UNA GRAN OFENSIVA KURDO-ÁRABE ACORRALA A LOS ULTIMOS JIHADISTAS, LA MAYORÍA ESTRANGEROS EN BAGHUZ


Ofensiva kurdo-árabe contra la última base de Daesh en Siria

Unos 600 yihadistas, la mayoría de ellos extranjeros, defienden Baghuz ante las FSD

Corresponsal en JerusalénActualizado:
Unos 600 combatientes del autodenominado Estado Islámico o Daesh, la mayoría de ellos extranjeros, defienden Baghuz, la última localidad bajo control yihadista que queda en Siria y que está situada en la provincia de Deir Ezzor, en plena frontera con Irak. Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos y que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, lanzó la «ofensiva final» para acabar con este bastión y durante el fin de semana lograron «capturar 41 posiciones del Daesh y destruir fortificaciones», indicó en su cuenta de Twitter el portavoz de las FSD, Mustafa Bali.

Este asalto se produce en plena retirada de las tropas de Estados Unidos, que contaba con unos 2.000 hombres sobre el terreno, y con la incógnita de conocer el futuro de unos kurdos de Siria que, pese a liderar la lucha contra los seguidores del califa, son considerados «terroristas» por Turquía y negocian un acuerdo con las autoridades de Damasco. Las Unidades de Protección Popular (YPG) son la columna vertebral de las FDS y son también el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), etiquetado como «organización terrorista separatista por Ankara.

La ofensiva sobre Baghuz parece una orden directa del presidente estadounidense, Donald Trump, quien el miércoles adelantó que «en una semana» anunciaría el final del EI. El problema es que este grupo ha demostrado que es capaz de sobrevivir a la pérdida de lo que fue su califato y desde hace un año opera en la clandestinidad y a base de atentados, un terreno en el que tiene gran experiencia. Muchos de sus líderes siguen en paradero desconocido, entre ellos el mismísimo califa, Abu Bakr Al Bagdadi, a quien han dado varias veces por muerto, extremo nunca confirmado por el grupo. La victoria en Baghuz no supondrá el final de unos yihadistas que han logrado extenderse por el desierto de Badia y que han demostrado en los últimos meses su capacidad de golpear a los kurdos e incluso a las tropas de Estados Unidos.

Las FSD avanzan después de una semana en la que se ha mantenido en esa zona una especie de alto el fuego que ha servido para la salida de 20.000 civiles, muchos de ellos familiares directos de los combatientes, pero se estima que en la zona de los combates podrían quedar aun más de mil, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El magnate metido a político quiere proclamar el final de EI y salir de Siria, pero no ha podido dar con Al Bagdadi que, debido a la clandestinidad casi absoluta en la que vive, se ha ganado el sobrenombre de «califa invisible».
Los últimos extranjeros del Daesh combaten a muerte en Siria

Los kurdos elevan a 600 el número de yihadistas y en las últimas horas más de 1.500 civiles han logrado escapar del fuego cruzado

Los combatientes de las Fuerzas Democráticas de Siria en Baghouz

Corresponsal en JerusalénActualizado:Baghuz se ha convertido desde el sábado en el último frente abierto contra el grupo yihadista Daesh. En esta ciudad remota, situada en la provincia de Deir Ezzor, al este de Siria y en plena frontera con Irak, cientos de yihadistas combaten a muerte contra las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos y que cuenta con el respaldo de Estados Unidos. Los kurdos elevan a 600 el número de yihadistas y en las últimas horas más de 1.500 civiles han logrado escapar del fuego cruzado. «El bombardeo es inimaginable, corríamos de un lugar a otro», declaró Hala Hassan a la cadena Al Jazeera. Esta superviviente aseguró que «quedan combatientes de todas las nacionalidades. No hay comida, nos alimentábamos de hierba, como las ovejas». Desde las FSD afirman que «los yihadistas son en su mayoría extranjeros. Iraquíes, europeos y muchos turcos… escuchamos sus conversaciones por radio y ofrecen una resistencia feroz».
La ofensiva sobre Baghuz parece una orden directa del presidente estadounidense, Donald Trump, quien el miércoles adelantó que «en una semana» anunciaría el final del Daesh. Los días pasan y Trump tiene prisa por sacar sus tropas cuanto antes, pero «el avance es lento y metódico porque el enemigo está totalmente atrincherado», señaló Sean Ryan, portavoz de la coalición internacional que lidera Estados Unidos. Los aviones de la coalición «golpean en todos los lugares posibles» y uno de los últimos objetivos ha sido la mezquita central de la ciudad ya que «perdió su estatus de lugar protegido en cuanto el Daesh la comenzó a usar como centro de mando para dirigir sus ataques suicidas», matizó el número dos de la coalición, general Christopher Ghika.

Prisa por anunciar la victoria

Al llegar a la presidencia, Trump prometió «empezar a ganar guerras de nuevo» tras la era de Barack Obama, marcada por la retirada total de fuerzas de Irak y parcial de Afganistán, y parece tener prisa por hacerlo. El magnate metido a político quiere proclamar el final del Daesh y salir de Siria, pero no ha podido dar con un califa que, debido a la clandestinidad casi absoluta en la que vive, se ha ganado el sobrenombre de «califa invisible». Esto le ha permitido no terminar, hasta ahora, como otros grandes líderes yihadistas como Abu Musab Zarqawi u Osama Bin Laden, abatidos por Estados Unidos.

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