viernes, 15 de abril de 2016

UNA NOCHE DE TERROR EN PARÍS: ASI FUÉ LA CONVERSACIÓN DE LOS TERRORISTAS EN EL ATAQUE A BATACLAN

Así fue la conversación de los terroristas en el ataque a Bataclan

La conversación de los terroristas en la sala Bataclán, en París el 13/11/2015.
La reconstrucción del ataque ha sido posible gracias al móvil que una persona dejó abandonado en la primera planta de la sala de conciertos

"Hay gente en el Bataclan. Hay disparos..." Así comienza la reconstrucción de las conversaciones que han permitido a los investigadores reproducir cronológicamente lo ocurrido en la sala de conciertos en la noche del 13 de noviembre.

Faltaban solo cuatro minutos para que fueran las diez de la noche cuando el primer mensaje de radio de la policía avisaba del principio de la masacre, que comenzó a las 21:45 y se alargó en el tiempo durante 2 horas, 38 minutos y 44 interminables segundos.

Pero si se ha podido realizar una reconstrucción absoluta del ataque ha sido gracias al teléfono móvil que una persona dejó abandonado en la primera planta de la sala de conciertos. A través de esta grabación se han podido oír por primera vez las palabras exactas de los asaltantes durante el atentado.

"¡Escondeos!", ese fue el primer reflejo de un espectador al darse cuenta de que los terroristas acababan de entrar en Bataclan. Otra persona se preguntaba: "¿Estoy soñando o qué?"

A través de la grabación se oye cómo el ruido de las balas se mezcla con los gritos de las personas que se encuentran en la platea. Al cabo de siete minutos de disparos, los yihadistas se dirigen a los rehenes dándoles órdenes contradictorias: "Ponte de pie o te mato", dice uno de ellos; "túmbate o te disparo", dice Samy Amimour, uno de los terroristas.

"Vosotros bombardeáis a nuestros hermanos en Siria e Irak. ¿Por qué estamos aquí? Hemos venido desde Siria para haceros lo mismo", dice uno de los asaltantes. "Nosotros somos hombres, os bombardeamos en tierra. Nosotros no necesitamos aviones. Vosotros habéis elegido a vuestro presidente Hollande y este es el resultado. Dadle las gracias", dice otro de los terroristas mientras amenaza a los aterrados espectadores diciéndoles: "Si alguien intenta algo, le mato". Segundos después se oyen dos detonaciones y uno de los yihadistas sentencia: "La hora de la venganza ha llegado".

Tras doce minutos de ejecuciones en serie, los terroristas reivindican su pertenencia al autodenominado Estado Islámico. "¿Conoceis Daesh? Daesh es el Estado Islámico. Están por todas partes, en Francia, en los Estados Unidos... Vamos a atentar en todo el mundo". Un minuto más tarde, un miembro de la brigada anticriminal accede al interior de la sala, a lo que Samy Amimour reacciona gritándole: "¡Sal de aquí, sal de aquí, cabrón!" Instantes después, el policía dispara contra el terrorista al mismo tiempo que Amimour activa su chaleco de explosivos.

A partir de ese momento y tras varios gritos de "Alá es grande", Ismael Mostefai y Foued Mohamed-Aggad deciden subir al balcón de la sala y entrar en contacto con la policía a través de un espectador. "Nos han tomado como rehenes. Tienen cinturones explosivos. Sobre todo no vengáis porque si lo hacéis harán saltar todo por los aires", dice uno de los rehenes.

Finalmente, la policía trata de hablar con los asaltantes a través del teléfono móvil de un espectador, pero la comunicación no llega a producirse a causa de la ausencia de cobertura.

"¡Joder, daos prisa!, se oye decir a uno de los rehenes. Segundos después, un agente es detectado por Mostefai y Aggad, que siguen refugiados detrás de una puerta. "¡No te muevas. Vete de aquí o hago saltar por los aires a los rehenes!" "De acuerdo", dice el policía.

La hora siguiente es interminable. Algunos rehenes heridos piden ayuda, mientras que otros les suplican a los agentes que no se acerquen para evitar un nuevo baño de sangre, una situación delicada que ralentiza la operación de las fuerzas especiales.

A las 23:37 un policía dice a través de la radio: "Sacadlos de ahí, ya estamos hartos". Cuatro minutos más tarde se produce el asalto final de la sala Bataclan y la liberación de los últimos rehenes.

EL MUNDO

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