La Força Expedicionaria Brasileira se batió contra los alemanes en Italia
Día 26/11/2014 - 07.02h
El hundimiento de cinco de sus mercantes por el submarino U-507 determinó la entrada de Brasil en la guerra, siendo la principal contribución de Sudamérica a la lucha contra al Eje
El 22 de agosto de 1942, el presidente brasileño Gentúlio Vargas anunciaba la entrada de su país en la Segunda Guerra Mundial al lado de los aliados. El hundimiento de cinco buques brasileños en sus propias aguas territoriales por el submarino alemán U-507, con la muerte de cientos de marineros y pasajeros, fue la gota que colmaba la paciencia de Río de Janeiro (entonces capital de Brasil) después de otros ataques anteriores. Además de cooperar en la defensa aeronaval del Pacífico Sur con los EE.UU., se decidió enviar a Europa la Força Expedicionária Brasileira (FEB), compuesta por una división de infantería y diferentes unidades de apoyo y servicios, además de una escuadrilla de observación y enlace y un grupo de caza. Unos 26.000 hombres en total, a las órdenes del general João Batista Mascarenhas de Morais, que actuaba también como comandante de la división.
La 1ª Divisão de Infanteria Expedicionária (DIE) se organizó, siguiendo el modelo norteamericano, en tres regimientos de infantería (1º, 6º y 11º) de tres batallones cada uno, tres grupos de obuses de campaña de 105 mm (I, II y III) y uno de obuses pesados de 155 mm (IV), el 9º Batallón de ingenieros de combate, un Batallón Médico y un Escuadrón de reconocimiento de caballería, equipado con blindados M8.
Aunque por entonces Brasil era eminentemente rural, se escogieron para formar la FEB pracinhas (reclutas) procedentes de las grandes urbes del sudeste del país, como Río de Janeiro, São Paulo o Belo Horizonte, con unos requisitos físicos y educativos superiores a los exigidos en tiempos de paz y cierto grado de preparación técnica, pero de los más diversos orígenes étnicos. Estaba previsto que los brasileños se dotasen con armamento y equipo de procedencia norteamericana, sin embargo, no pudieron disponer de él antes de zarpar hacia Europa, por lo que su entrenamiento y su preparación táctica se resintieron. Una vez en Italia, su destino definitivo, recibieron armas, vehículos y equipos de comunicaciones con los que debieron familiarizarse apresuradamente. Sólo el 6º Regimiento, que llegó en julio de 1944, constituyendo el escalón avanzado de la división, tuvo ocasión de hacerlo adecuadamente antes de ser desplegado en el frente. El 15 de septiembre de 1944, ocupó un sector en el río Arno para adquirir progresivamente experiencia en combate.
La llegada del resto de la división durante el otoño permitió su despliegue como una unidad completa a principios de noviembre, después de recibir un somero entrenamiento, en la zona del río Reno. El frente brasileño estaba dominado por una serie de posiciones elevadas entre las que destacaba Monte Castello, que llegó a convertirse en una obsesión para el mando. Entre el 24 de noviembre y el 12 de diciembre de 1944, la división lanzó tres costosos ataques fallidos, que pusieron de manifiesto la inexperiencia de las tropas y las dificultades de coordinación con las fuerzas norteamericanas. Durante el invierno cesaron las operaciones ofensivas, aprovechándose la pausa para implementar un programa de entrenamiento intensivo orientado a mejorar la efectividad en combate de los brasileños. No obstante, la dureza del clima, con temperaturas que con frecuencia alcanzaban los 20 grados bajo cero, hizo mella en unos soldados que en la mayoría de los casos era la primera vez que veían la nieve.
En febrero de 1945, el IV Cuerpo de Ejército estadounidense, al que estaban subordinados los brasileños, puso en marcha la Operación Encore (Repetición) para ganar una base de partida para posteriores operaciones. La división hizo su parte conquistando Monte Castello el día 21 después de doce horas de lucha en las que el Primer Regimiento sufrió 103 bajas. El 14 de abril se inició la ofensiva final en dirección al valle del Po. Después de vencer la resistencia inicial del enemigo, tarea a la que contribuyó el 11º Regimiento con la toma de Montese, el avance progresó con rapidez, haciéndose miles de prisioneros alemanes e italianos hasta el cese de las hostilidades en el teatro italiano el 2 de mayo. La FEB fue repatriada con prontitud. El último contingente zarpó de Nápoles el 19 de septiembre de 1945 dejando 451 muertos en el cementerio de Pistoia, que serían trasladados posteriormente al monumento conmemorativo erigido en Río de Janeiro para recordar la participación de Brasil en la contienda.
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