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martes, 17 de junio de 2014

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-LA GRAN MUTACIÓN DEL VIRUS DEL TERRORISMO ISLÁMICO EN EL MUNDO

La gran mutación del terrorismo global islámico

Día 16/06/2014 - 16.45h

Los éxitos del EIIL hacen de Al Baghdadi un serio rival de Al Zawahiri, el sucesor de Bin Laden al frente de Al Qaida

Hace tan sólo hace poco más de un año, el yihadismo global y la amenaza terrorista que implica eran diferentes a como lo son hoy. A lo largo de ese breve periodo de tiempo, la configuración de dicho fenómeno ha registrado cambios extraordinarios.
 
Tras los atentados del 11-S y hasta mayo de 2013, hablar de yihadismo global era hacerlo de una serie de actores individuales y colectivos que tenían en Al Qaida su matriz fundacional y compartían la ideología del salafismo yihadista que justifica tanto moral como utilitariamente el terrorismo con la finalidad última de instaurar un Califato panislámico. En este entramado, presente con variable intensidad en países con poblaciones mayoritariamente musulmanas pero también fuera de ellos, podían distinguirse tres grandes componentes.
 
El primero corresponde a Al Qaida como estructura terrorista global, esto es, su núcleo central localizado en Pakistán, degradado pero resistente, al igual que sus cuatro extensiones territoriales que, por orden cronológico de aparición, eran Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), el Estado Islámico de Irak (EII, formado a partir de Al Qaida en Mesopotamia), Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y Al Shabab (AS).

El esquema ha cambiado

El segundo de los componentes observables en el yihadismo global hasta mediados del pasado año lo formaban las entidades asociadas con el núcleo central de Al Qaida o con alguna de sus extensiones territoriales. Entre ellas el Emirato Islámico de Afganistán (EIA), Therik e Taliban Pakistan (TTP), Jaish e Mohamed (JeM), el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), Boko Haram (BH) o el Emirato del Cáucaso (EC).
 
El tercer componente del yihadismo global lo constituía un muy diversificado elenco de individuos y células independientes que se desenvolvían al margen de cualquiera de los actores colectivos inscritos en alguno de los otros dos componentes de ese entramado yihadista, si bien inspirados por el núcleo central de Al Qaida o afines al mismo.
 
Pues bien, estos tres componentes persisten, pero la urdimbre del yihadismo global a la cual pertenecen sus respectivos integrantes y en cuyo seno interactúan ya no es la única existente. Ahora hay dos entramados yihadistas de proyección mundial y además en conflicto. Esta es la gran mutación actual del yihadismo global.
 
El nuevo entramado yihadista se ha formado a partir de una de las aludidas extensiones territoriales de Al Qaida, el EII. Después de implicarse en la guerra civil desencadenada en Siria y modificar en abril de 2013 su nombre por el de Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), Ayman al Zawahiri, máximo dirigente de Al Qaida, lo desposeyó al mes siguiente de aquella condición. Antes, el líder del EIIL, Abu Bakr al Baghdadi, se había negado a cumplir la orden de confinar sus actividades a Irak y a aceptar la designación del Frente al Nusra como rama de Al Qaida en Siria.
 
Esa ruptura, debida a desavenencias tácticas y de agenda, acaso también a rivalidades de liderazgo y a alguna influencia externa, ha desencadenado una cruenta pugna por la hegemonía yihadista, en suelo sirio, entre el EIIL y el Frente al Nusra en tanto que extensión de Al Qaida en esa demarcación. Pero la ofensiva del EIIL en Irak, precedida de una muy intensa campaña terrorista que desde 2012 viene afectando a la práctica totalidad del territorio de ese país, proyecta su contienda con Al Qaida al conjunto de Oriente Próximo.

Lucha por la primacía

En realidad, esa competición ha trascendido ya las fronteras de dicha región. En el Magreb, organizaciones yihadistas como Ansar al Sharia en Libia y en Túnez se han alineado públicamente con EIIL, aplaudido al tiempo por yihadistas en el sudeste asiático. Gran parte si no la mayoría de los yihadistas que desde Europa occidental han ido a Siria en los últimos tres años se integraron en el EIIL, al que atribuyen mayores expectativas de éxito.
 
La existencia de dos entramados con diferentes actores individuales y colectivos, vinculados a las dos organizaciones matrices dotadas de liderazgo y estrategia que compiten entre sí por la primacía en el yihadismo global, puede reproducir enfrentamientos en otros ámbitos, además de Oriente Próximo, donde haya contigüidad entre entidades asociadas con una u otra. Por ejemplo, en la ribera sur del Mediterráneo occidental.
 
La lógica inherente a esa dinámica de competición hace poco verosímil que la amenaza terrorista para el mundo occidental vaya a disminuir. Lo previsible es que, en pos de legitimación entre su común población de referencia, tanto Al Qaida y sus afiliados como el EIIL y los suyos intenten antes o después exhibir determinación y capacidad para atentar en Europa o Norteamérica.

El peor escenario

Ahora bien, Al Qaida y el EIIL comparten un fin último. Si el segundo consolida un dominio islámico en pleno centro del mundo árabe suní al tiempo que la primera mantiene robusta su presencia en otros escenarios y los doctrinarios yihadistas más notables siguen apelando al cese del conflicto entre ambas organizaciones, no es descartable que terminen cooperando. Ello sería más inquietante aún para nuestras sociedades abiertas.
 
 

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