Una decena de niños muere en un bombardeo a una escuela en Alepo
Alepo ATLAS
La aviación leal al régimen sirio ha matado este miércoles a al menos 18 personas, la mayoría niños, al bombardear la escuela primaria Ain Yalut, sita en el distrito oriental de Al Ansari. La matanza, una más en la feroz espiral en que se ha tornado la guerra de Siria, llega un día después de que fuerzas contrarias a Damasco segaran más de 100 vidas con dos coches bomba en Homs y cerca de 14 en el ataque a un instituto damasceno.
Dos barriles de dinamita, una letal arma de la que Asad abusa en los últimos meses, impactaron contra dos bloques del centro educativo alepino a primera hora de la mañana. Luego, pasillos ensangrentados, metralla en los pupitres y pequeños cadáveres sobre el encerado. Estas imágenes fueron la orla que distribuyó el Centro de Prensa de Alepo, regentado por voluntarios disidentes, que elevaron a 25 los muertos por el ataque.
En la retaguardia están los civiles, víctimas de todas las represalias. La artillería aérea oficialista tiene constantemente en su mirilla las zonas residenciales alepinas. Del mismo modo, dos vehículos explosivos supuestamente plantados por insurgentes golpearon el martes pasado el barrio de Zahra, en Homs, cuyos vecinos mayormente comparten minoría religiosa alauí con el dictador Bashar Asad.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una institución opositora basada en Londres y que hace recuento de fallecidos a partir de fuentes sobre el terreno, la doble explosión de Homs mató a alrededor de 100 personas. Zahra está al este del casco antiguo de la 'cuna de la revolución' popular de 2011 contra Asad, asediado por las tropas afines al Gobierno sirio desde hace más de veinte meses.
Damasco apuntó a los "terroristas" rebeldes como los responsables de un ataque el mismo martes, usando cuatro proyectiles, contra el distrito del Shajur, en la capital del país. Dos de ellos impactaron en la escuela técnica Badr al-Din al-Hussein, donde causó la mayor parte de las 14 víctimas mortales y de las decenas de heridos de la afrenta, de acuerdo a fuentes de la administración Asad.
El otro armamento prohibido por el Protocolo de Ginebra, de cuyo empleo se está acusando a Asad estos días, son las armas químicas asfixiantes. Según una investigación privada para el rotativo británico 'The Telegraph', leales al líder sirio introdujeron cloro y amoníaco dentro de proyectiles que tiraron desde el aire. Lanzaron ocho ataques así, en las dos últimas semanas, contra villas opositoras de la provincia de Idlib, al noroeste de Siria.
Damasco, que ha convocado para el tres de junio unas elecciones presidenciales en las que Asad optará a la reelección, se desvincula de estas ofensivas. Rusia cree que los autores pudieron ser los mismos rebeldes. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) ha anunciado que enviará al país árabe en breve, con la aceptación del régimen, una delegación para investigar lo sucedido.
La información del 'Telegraph' se publica mientras la OPCW sigue trabajando para sacar de Siria en barco todo el material químico que Damasco se comprometió a entregar el septiembre pasado. Hace cuatro días caducó el plazo para retirar las armas químicas declaradas. EEUU se mostró preocupado porque aún falte por embarcar el 8% de los compuestos y prometió seguir "presionando" para su extracción total.
Dos barriles de dinamita, una letal arma de la que Asad abusa en los últimos meses, impactaron contra dos bloques del centro educativo alepino a primera hora de la mañana. Luego, pasillos ensangrentados, metralla en los pupitres y pequeños cadáveres sobre el encerado. Estas imágenes fueron la orla que distribuyó el Centro de Prensa de Alepo, regentado por voluntarios disidentes, que elevaron a 25 los muertos por el ataque.
Alepo, atrapada entre dos frentes
Alepo, la segunda ciudad de Siria y la primera en volumen de población antes del éxodo de la guerra, sufre el enquistamiento de los frentes beligerantes. Los distritos orientales y las zonas rurales están ocupados por una constelación de facciones rebeldes. El resto es terreno del régimen, desde donde avanza muy lentamente hacia sus enemigos sirviéndose del apoyo de las milicias chiíes del partido libanés Hizbulá.En la retaguardia están los civiles, víctimas de todas las represalias. La artillería aérea oficialista tiene constantemente en su mirilla las zonas residenciales alepinas. Del mismo modo, dos vehículos explosivos supuestamente plantados por insurgentes golpearon el martes pasado el barrio de Zahra, en Homs, cuyos vecinos mayormente comparten minoría religiosa alauí con el dictador Bashar Asad.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una institución opositora basada en Londres y que hace recuento de fallecidos a partir de fuentes sobre el terreno, la doble explosión de Homs mató a alrededor de 100 personas. Zahra está al este del casco antiguo de la 'cuna de la revolución' popular de 2011 contra Asad, asediado por las tropas afines al Gobierno sirio desde hace más de veinte meses.
Damasco apuntó a los "terroristas" rebeldes como los responsables de un ataque el mismo martes, usando cuatro proyectiles, contra el distrito del Shajur, en la capital del país. Dos de ellos impactaron en la escuela técnica Badr al-Din al-Hussein, donde causó la mayor parte de las 14 víctimas mortales y de las decenas de heridos de la afrenta, de acuerdo a fuentes de la administración Asad.
Resolución de Naciones Unidas
La ONG Human Rights Watch (HRW) insta al régimen de Asad a cumplir la Resolución 2139 del Consejo de Seguridad de la ONU. El dictamen, aprobado hace dos meses, exige el fin del "uso indiscriminado de barriles de dinamita sobre áreas pobladas". Desde entonces, HRW ha documentado 85 ataques usando este armamento. En ellos, dando cifras del Centro de Documentación de Agresiones, HRW indica que han perecido 651 sirios.El otro armamento prohibido por el Protocolo de Ginebra, de cuyo empleo se está acusando a Asad estos días, son las armas químicas asfixiantes. Según una investigación privada para el rotativo británico 'The Telegraph', leales al líder sirio introdujeron cloro y amoníaco dentro de proyectiles que tiraron desde el aire. Lanzaron ocho ataques así, en las dos últimas semanas, contra villas opositoras de la provincia de Idlib, al noroeste de Siria.
Damasco, que ha convocado para el tres de junio unas elecciones presidenciales en las que Asad optará a la reelección, se desvincula de estas ofensivas. Rusia cree que los autores pudieron ser los mismos rebeldes. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) ha anunciado que enviará al país árabe en breve, con la aceptación del régimen, una delegación para investigar lo sucedido.
La información del 'Telegraph' se publica mientras la OPCW sigue trabajando para sacar de Siria en barco todo el material químico que Damasco se comprometió a entregar el septiembre pasado. Hace cuatro días caducó el plazo para retirar las armas químicas declaradas. EEUU se mostró preocupado porque aún falte por embarcar el 8% de los compuestos y prometió seguir "presionando" para su extracción total.
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