Atracan una joyería en un centro comercial de Dos Hermanas
Así fue el atraco a la joyería de Dos Hermanas. EL MUNDO
"Tranquila señora, tranquila". Ésas fueron las únicas palabras que escuchó la propietaria de la Joyería Manolo de Dos Hermanas de labios de los tres atracadores que a primera hora de esta mañana asaltaron el negocio familiar ubicado en el Sevilla Factory armados de grandes martillos y del que se llevaron un botín que podría superar los 50.000 euros.
La dueña del establecimiento acababa de abrir la persiana de la tienda y se disponía a hacer lo mismo con la caja fuerte en la trastienda cuando empezó a escuchar golpes. "Era como si esto se viniese abajo", relataba horas después del suceso la mujer aún visiblemente afectada. Iba a comprobar qué estaba sucediendo cuando uno de los atracadores apareció y amenazándole con un martillo le dijo que se quedase allí y no se moviese. Y eso hizo.
En apenas tres minutos, los asaltantes destrozaron cristaleras, expositores y vaciaron cajones y cajones de joyas. Alianzas de oro, cordones de hasta 6.000 euros, medallas, pulseras de bebés... Todo lo que encontraban lo vaciaron en las bolsas que traían y se dieron a la fuga tan rápido como habían aparecido usando una puerta de emergencia junto a la que habían aparcado un Mercedes robado en el que se subieron y desaparecieron. Media hora más tarde, según ha podido saber este periódico, el coche apareció quemado en una carretera de La Algaba.
Los atracadores, según el relato de los propietarios de la joyería, eran tres hombres aparentemente de nacionalidad española, jóvenes (de unos treinta años) y de complexión entre normal y fuerte. Llevaban todos los rostros ocultos detrás de pasamontañas, vestían ropa deportiva y llevaban gorra, una de las cuales por cierto dejó atrás uno de los ladrones en su huida.
Por la forma en la que actuaron, cómo se dirigieron a los objetos de más valor, la rapidez con la que se movieron y los detalles de su huida, la Policía Nacional -que se ha hecho cargo de la investigación- piensa que puede tratarse de una banda profesional y todo hace pensar que alguno de los atracadores, o algún cómplice, había visitado anteriormente el establecimiento y conocía exactamente tanto los horarios y movimientos de sus trabajadores como la distribución de las joyas.
De hecho, los investigadores trabajan con la hipótesis de que puedan haber contado con la colaboración de alguna otra persona, ya que en las grabaciones de las cámaras de seguridad, a las que ha tenido acceso EL MUNDO, se aprecia cómo un hombre merodea junto a la entrada de la joyería instantes antes de que entren los asaltantes.
"El seguro es tan caro y los problemas cuando pasa algo son tantos que a veces no compensa, piensas que a ver si no pasa nada...", explica Caballero, que ya sufrió hace seis años otro robo de tintes cinematográficoS en otro establecimiento de su propiedad en Camas. En aquella ocasión, los ladrones empotraron en la tienda un camión y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso, aunque la cuantía del botín en esta ocasión, dice, va a ser mayor.
La dueña del establecimiento acababa de abrir la persiana de la tienda y se disponía a hacer lo mismo con la caja fuerte en la trastienda cuando empezó a escuchar golpes. "Era como si esto se viniese abajo", relataba horas después del suceso la mujer aún visiblemente afectada. Iba a comprobar qué estaba sucediendo cuando uno de los atracadores apareció y amenazándole con un martillo le dijo que se quedase allí y no se moviese. Y eso hizo.
En apenas tres minutos, los asaltantes destrozaron cristaleras, expositores y vaciaron cajones y cajones de joyas. Alianzas de oro, cordones de hasta 6.000 euros, medallas, pulseras de bebés... Todo lo que encontraban lo vaciaron en las bolsas que traían y se dieron a la fuga tan rápido como habían aparecido usando una puerta de emergencia junto a la que habían aparcado un Mercedes robado en el que se subieron y desaparecieron. Media hora más tarde, según ha podido saber este periódico, el coche apareció quemado en una carretera de La Algaba.
Los atracadores, según el relato de los propietarios de la joyería, eran tres hombres aparentemente de nacionalidad española, jóvenes (de unos treinta años) y de complexión entre normal y fuerte. Llevaban todos los rostros ocultos detrás de pasamontañas, vestían ropa deportiva y llevaban gorra, una de las cuales por cierto dejó atrás uno de los ladrones en su huida.
Por la forma en la que actuaron, cómo se dirigieron a los objetos de más valor, la rapidez con la que se movieron y los detalles de su huida, la Policía Nacional -que se ha hecho cargo de la investigación- piensa que puede tratarse de una banda profesional y todo hace pensar que alguno de los atracadores, o algún cómplice, había visitado anteriormente el establecimiento y conocía exactamente tanto los horarios y movimientos de sus trabajadores como la distribución de las joyas.
De hecho, los investigadores trabajan con la hipótesis de que puedan haber contado con la colaboración de alguna otra persona, ya que en las grabaciones de las cámaras de seguridad, a las que ha tenido acceso EL MUNDO, se aprecia cómo un hombre merodea junto a la entrada de la joyería instantes antes de que entren los asaltantes.
"Estamos desamparados", dice el dueño
Se da la circunstancia de que todo lo robado lo tendrá que asumir de su propio bolsillo el dueño de la Joyería Manolo, Manuel Caballero, que no tenía contratado ningún tipo de seguro y que se lamentaba de que el gremio "está desamparado" y denunciaba, apenas unas horas después del suceso, el espectacular incremento de los robos en este tipo de negocios."El seguro es tan caro y los problemas cuando pasa algo son tantos que a veces no compensa, piensas que a ver si no pasa nada...", explica Caballero, que ya sufrió hace seis años otro robo de tintes cinematográficoS en otro establecimiento de su propiedad en Camas. En aquella ocasión, los ladrones empotraron en la tienda un camión y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso, aunque la cuantía del botín en esta ocasión, dice, va a ser mayor.
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