Chétniks y cosacos blindan la anexión a Rusia de la península
Día 16/03/2014 - 17.01h
Comparten ideario ultranacionalista, a favor de la expansión rusa y de una Gran Serbia
Cosacos y chétniks (ultranacionalistas serbios) han llegado a Crimea en los últimos días para cumplir su propia cruzada por la presunta defensa de la población de origen ruso de la península. El acceso a la mítica Sebastopol está blindado por un puesto de control con representantes de estos grupos paramilitares que comparten religión, ideario y se presentan como «combatientes de Dios», pero a quienes sus detractores acusan de xenófobos y ultranacionalistas.
Las banderas de Serbia y de los cosacos comparten protagonismo con la tricolor rusa e iconos de Jesucrito y la Virgen en el puesto de control. «Tenemos la misión de evitar el paso de provocadores o la llegada de armas», señala Bratislav Zivkovic, miembro de la milicia chétnik «Libertad o muerte». Larga barba, uniforme militar y veterano de la guerra de los Balcanes, Zivkovic dice que, «después de Crimea, hay que liberar a la gran Serbia. El problema es que los cosacos tienen aquí el apoyo de Rusia, pero a nosotros Belgrado nos persigue».
Se les acusa de innumerables atrocidades durante la guerra de los Balcanes
Timur y Evgeni siguen de lejos las palabras de Zivkovic. No le entienden porque no hablan inglés, pero estos dos jóvenes cosacos de Rostov aseguran que «con ellos no importa el idioma, a la hora de trabajar nos compenetramos a la perfección». Estrenan pistolas Streamer, pero no tienen más armas «porque las debimos dejar antes de cruzar la frontera ucraniana». Tienen 22 y 27 años, se presentan como «cosacos auténticos» y defienden el lema «Corazón, patria y Dios». Timur trabaja en un banco en su vida civil, pero desde hace dos semanas viste uniforme: «Somos soldados de Dios. Nos tenemos fecha de regreso y, si fuera por nosotros, avanzaríamos hasta Varsovia».
Tras Crimea, esperan la orden «para desplazarnos a cualquier ciudad donde los ciudadanos de origen ruso necesiten nuestra ayuda», dice Evgeni. Todo un aviso para las ciudades del este de Ucrania como Donetsk o Járkov donde se intensifican las protestas entre los sectores pro y anti Kiev.
La nueva generación cosaca mantiene el espíritu de veteranos como Alek Ripkov y Alexandre Marinin, que llegaron a la península tras recorrer dos mil kilómetros en furgoneta desde su Maloyaroslavets natal, en la provincia rusa de Kaluga. Curtidos en misiones anteriores en Georgia en 2008 y durante diferentes incursiones en Daguestán, explican que «los cosacos somos un pueblo con una cultura y hábitos particulares… damos nuestra vida por la patria, nuestra creencia a Dios, pero el honor a nadie», apunta Ripkov que asegura sentirse muy querido por todos los ciudadanos de Crimea.
Nacieron como nómadas, pero se sumaron a las tropas zaristas
Además de las fuerzas irregulares, Rusia ha desplegado a miles de hombres de su Ejército, sin distintivos, pero con la bandera tricolor, que han ocupado bases militares y rodean aquellas instalaciones en las que el Ejército de Ucrania aún no se ha rendido.
Las autoridades regionales han recurrido además a los Berkut, las fuerzas especiales ilegalizadas por Kiev por su papel represivo en la plaza de la independencia y que aquí reciben tratamiento de héroes. El último elemento de la seguridad son las recién nacidas «fuerzas de autoprotección» donde se juntan veteranos del Ejército Rojo «con todo aquel que quiera hacer algo por su patria, aunque cuando seamos parte de la Federación Rusa estas unidades podrán desaparecer o integrarse en la nueva estructura de seguridad», apunta Leonid Lebedev, uno de sus máximos responsables. Sus miembros se juntan cada tarde en la plaza Lenin de Simferópol y se presentan como «cosacos del siglo XXI».
Admiración
En el puesto de control de Sebastopol sonríen cuando los ucranianos se presentan como aspirantes a cosacos porque «nosotros nacemos, uno no se puede hacer cosaco de la noche a la mañana», asegura Alek Ripkov, mientras el resto de compañeros asiente. Entre los rusos hay una admiración profunda a los serbiospor la seriedad en el trabajo. Crimea les ha unido y aseguran que no será su última misión conjunta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario