Hollande es recibido en Washington como gran aliado militar
Día 10/02/2014 - 22.30h
Obama le invita a viajar en el Air Force One, en la primera visita de estado de un presidente galo en casi veinte años
Barack Obama y François Hollande visitarán esta noche en Virginia la casa de Thomas Jefferson, uno de los primeros presidentes de Estados Unidos y el más francófilo de todos ellos. Con ese simbolismo arrancaba la visita de estado de tres días a EE.UU. del presidente francés, quien a su vez es visto en Washington, al menos en el Pentágono, como el jefe de estado galo más amigo de EE.UU. Prueba de esa escenificada sintonía es que Hollande y Obama volarán juntos esta noche en el Air Force One.
Tras casi veinte años sin que ningún presidente francés realizara una visita del máximo rango protocolario, Hollande llegó a Washington por la puerta grande de la política internacional. Después de presidencias que marcaron distancias con los estadounidenses en diversos conflictos, como notoriamente ocurrió con la invasión de Irak, Hollande se ha convertido en el líder europeo más proclive a intervenciones militares, como las que ha ordenado llegar a cabo en Malí y en la República Centroafricana.
Su disposición a secundar un ataque a Siria si este era lanzado por Obama, como castigo por el uso de armas químicas, ha puesto a Francia en situación de disputar al Reino Unido la condición de socio más fiable de EE.UU. en el plano bélico. Los republicanos aplauden al socialista Hollande y le consideran un «halcón», pues llegó a presionar más sobre Irán que el propio Obama para lograr las recientes concesiones hechas por Teherán.
Pero más que sustituir al Reino Unido en la llamada «relación especial» que históricamente han mantenido Washington y Londres, lo que Hollande quisiera es que Francia pudiera sustituir a Alemania como referencia económica de EE.UU. en Europa. Precisamente el viaje del presidente de Francia, a quien acompañan grandes empresarios de ese país, como los jefes de Orange y Alstom, se centra en este aspecto. Después de dos días en Washington, Hollande viajará a San Francisco para reunirse con algunos de los directivos de las empresas tecnológicas de Silicon Valley.
El giro de la política económica de Hollande anunciado recientemente, que incluye la reducción de impuestos a las empresas para estimular la creación de empleo, puede suponer un mayor interés de los inversores estadounidense en el mercado francés. No obstante, está por ver el alcance de esas nuevas medidas. «Dejando aparte cuestiones de estilo, no ha definido la sustancia de su nuevo pacto», advierte el «Wall Street Journal».
La separación de Hollande retoca la agenda
En el terreno protocolario, la separación de Hollande de su compañera sentimental Valérie Trierweiler ha obligado a cambios de última hora en la Casa Blanca, que ya tenía preparadas las invitaciones para el banquete de estado de este martes con el nombre de Hollande y Trierweiler. La ausencia esta también ha complicado la distribución en la mesa y la posibilidad de un baile posterior.
La visita comenzó este lunes en Moticello, la casa-hacienda que tenía Jefferson en Virginia y que está abierta al público como museo. Hollande y Obama se encontraron en la base aérea de Andrew para volar juntos hasta allí. Luego regresaron a Washington, donde este martes tendrá lugar la entrevista de los dos líderes en la Sala Oval de la Casa Blanca, seguida de una rueda de prensa conjunta. Por la noche tendrá lugar la cena de estado, que se celebrará en un entoldado levantado en el jardín de la residencia, dado el gran número de invitados. Hollande se trasladará el miércoles a San Francisco.
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