El Pentágono ofrece a Obama una lista de objetivos en Siria
- EE UU moviliza sus barcos en el mar Mediterráneo a la espera de la decisión del presidente, que desea contar con el respaldo de la ONU
Barack Obama se reunió ayer con sus asesores militares y de seguridad nacional para planear la respuesta ante el presunto ataque químico en Siria. Tras una gira por Pensilvania y Nueva York, el mandatario estadounidense regresó a la Casa Blanca para analizar la última crisis internacional. Las decenas de coches de funcionarios del Pentágono y el Departamento de Estado aparcados frente al Ala Oeste parecían indicar que Washington está volcado y visiblemente nervioso a causa de la escalada en el conflicto sirio. El lunes, EE UU y sus aliados occidentales se reunirán en Jordania con Arabia Saudí, Qatar y Turquía para hablar de la situación.
Según la CNN, el Ejército ha actualizado su lista de posibles objetivos militares en Siria y ha puesto al día las opciones de ataque en caso de una intervención. Según el portavoz del Ejército, estas medidas se han tomado únicamente «para dar al presidente un vasto y actualizado abanico de opciones» y no representan ningún «movimiento de ficha» de EE UU.
El propio secretario de Defensa, Chuck Hagel, reconoció que para facilitar al presidente las opciones, el Pentágono debe «posicionar sus fuerzas y sus herramientas para ser capaz de llevar a cabo la respuesta que él elija». Muestra de ello es el anuncio de que Washington está desplegando sus fuerzas navales en el Mediterráneo. Siguiendo las órdenes de la Casa Blanca, el comandante de la VI Flota anunció que el destructor «USS Mahan», que debía regresar a su base en Norfol permanecerá en la región.
Con todo, Obama no parece muy dispuesto a intervenir. El jueves Obama explicó en una entrevista que «la gente pide una acción inmediata que puede enredarnos en intervenciones muy difíciles y costosas que en realidad alimentan el resentimiento en la región». Además, el presidente desea que cualquier acción militar respete las leyes internacionales: «Si EE UU va y ataca a otro país sin un mandato de la ONU y sin pruebas claras que puedan presentarse, entonces surgen cuestiones acerca de si la ley internacional apoya esa acción, o si tenemos una coalición para que funcione».
En declaraciones a LA RAZÓN, el experto en seguridad internacional de la Universidad Pontificia de Comillas, Guillem Colom, aseguró que Obama es «un esclavo de sus palabras». «Hace un año aseguró que el uso de armamento químico era una 'línea roja' que no permitiría cruzar y ahora no puede quedarse de brazos cruzados», explica Colom. Sin embargo, son muchos los obstáculos que debe superar el presidente. En primer lugar, el «síndrome de Irak», es decir, el miedo a repetir una guerra tan costosa y a tan largo plazo, hace que muchos militares duden de la idoneidad de la operación. En segundo lugar, la oposición de los republicanos en el Congreso a un aumento de la deuda pública entra en conflicto con cualquier operación de este tipo. Por último, los intereses estratégicos de EE UU difieren mucho de los de los rebeldes sirios y apoyarlos directamente podría dar lugar a «consecuencias inesperadas», recordaba el general Dempsey.
En opinión de Colom, la opción más prudente, y por tanto la más probable, sería un ataque limitado, del estilo de las intervenciones en Kosovo y Yugoslavia en los noventa. «Una campaña aérea, con misiles de crucero y el uso de drones sería lo más sensato. La ocupación militar del país llevaría a la región al más absoluto desastre y al Ejército estadounidense a una trampa de la que podría no escapar».
LAS OPCIONES DE WASHINGTON
ATAQUE CON MISILES DE CRUCERO
La opción más prudente y la más probable. El ataque consistiría en el lanzamiento de misiles «Tomahawk» desde los buques y submarinos que mantiene en el Mediterráneo. Esta opción evitaría una intervención directa en territorio sirio y no violaría el espacio aéreo de ningún país.
ZONA DE EXCLUSIÓN AÉREA
Según la CNN, el Ejército ha actualizado su lista de posibles objetivos militares en Siria y ha puesto al día las opciones de ataque en caso de una intervención. Según el portavoz del Ejército, estas medidas se han tomado únicamente «para dar al presidente un vasto y actualizado abanico de opciones» y no representan ningún «movimiento de ficha» de EE UU.
El propio secretario de Defensa, Chuck Hagel, reconoció que para facilitar al presidente las opciones, el Pentágono debe «posicionar sus fuerzas y sus herramientas para ser capaz de llevar a cabo la respuesta que él elija». Muestra de ello es el anuncio de que Washington está desplegando sus fuerzas navales en el Mediterráneo. Siguiendo las órdenes de la Casa Blanca, el comandante de la VI Flota anunció que el destructor «USS Mahan», que debía regresar a su base en Norfol permanecerá en la región.
Con todo, Obama no parece muy dispuesto a intervenir. El jueves Obama explicó en una entrevista que «la gente pide una acción inmediata que puede enredarnos en intervenciones muy difíciles y costosas que en realidad alimentan el resentimiento en la región». Además, el presidente desea que cualquier acción militar respete las leyes internacionales: «Si EE UU va y ataca a otro país sin un mandato de la ONU y sin pruebas claras que puedan presentarse, entonces surgen cuestiones acerca de si la ley internacional apoya esa acción, o si tenemos una coalición para que funcione».
En declaraciones a LA RAZÓN, el experto en seguridad internacional de la Universidad Pontificia de Comillas, Guillem Colom, aseguró que Obama es «un esclavo de sus palabras». «Hace un año aseguró que el uso de armamento químico era una 'línea roja' que no permitiría cruzar y ahora no puede quedarse de brazos cruzados», explica Colom. Sin embargo, son muchos los obstáculos que debe superar el presidente. En primer lugar, el «síndrome de Irak», es decir, el miedo a repetir una guerra tan costosa y a tan largo plazo, hace que muchos militares duden de la idoneidad de la operación. En segundo lugar, la oposición de los republicanos en el Congreso a un aumento de la deuda pública entra en conflicto con cualquier operación de este tipo. Por último, los intereses estratégicos de EE UU difieren mucho de los de los rebeldes sirios y apoyarlos directamente podría dar lugar a «consecuencias inesperadas», recordaba el general Dempsey.
En opinión de Colom, la opción más prudente, y por tanto la más probable, sería un ataque limitado, del estilo de las intervenciones en Kosovo y Yugoslavia en los noventa. «Una campaña aérea, con misiles de crucero y el uso de drones sería lo más sensato. La ocupación militar del país llevaría a la región al más absoluto desastre y al Ejército estadounidense a una trampa de la que podría no escapar».
LAS OPCIONES DE WASHINGTON
ATAQUE CON MISILES DE CRUCERO
La opción más prudente y la más probable. El ataque consistiría en el lanzamiento de misiles «Tomahawk» desde los buques y submarinos que mantiene en el Mediterráneo. Esta opción evitaría una intervención directa en territorio sirio y no violaría el espacio aéreo de ningún país.
ZONA DE EXCLUSIÓN AÉREA
La opción defendida por algunos republicanos, como el senador John McCain. Se cerraría el espacio aéreo de Siria y comenzaría una oleada de ataques aéreos. Se estima que el coste mensual de mantener la zona de exlusión ascendería a 1.000 millones de dólares.
OCUPACIÓN MILITAR
La opción menos probable y la más costosa. Ha sido descartada por la Casa Blanca por su similitud con la intervención iraquí. No obstante, sería la opción más segura para controlar los arsenales de armas químicas del régimen de Asad. Según el Pentágono, exigiría la movilización de 70.000 soldados.
Posición de los aliados europeos
FRANCIA: El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, destacó que existen «posibilidades de respuesta» contra Asad, pero aseguró que está «fuera de cuestión» el envío de tropas.
OCUPACIÓN MILITAR
La opción menos probable y la más costosa. Ha sido descartada por la Casa Blanca por su similitud con la intervención iraquí. No obstante, sería la opción más segura para controlar los arsenales de armas químicas del régimen de Asad. Según el Pentágono, exigiría la movilización de 70.000 soldados.
Posición de los aliados europeos
FRANCIA: El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, destacó que existen «posibilidades de respuesta» contra Asad, pero aseguró que está «fuera de cuestión» el envío de tropas.
ALEMANIA: En plena campaña para su reelección, la canciller Angela Merkel rechaza una intervención militar en Siria y cree que la guerra civil que sufre el país sólo tiene una solución diplomática.
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