miércoles, 26 de junio de 2013

DE LA LEGIÓN EXTRANJERA FRANCESA A LAS C.O.E.S

Una curiosa anécdota de un español que sirvió en la Legión Extranjera francesa y que después hizo el servicio militar español en la COE-52.

 
Mayo del 77, nueva incorporación de 33 "bultos" (¿os acordáis?) a la COE-52 de Barbastro que, en aquel entonces, tenia el honor de mandar. Como siempre, se van al campamento de Las Baldorrias, con sus mandos de sección, al periodo de 15-20 días de "adaptación" a la COE: métodos y maneras.  Al cabo de varios días el teniente jefe de la sección me comenta que tiene, entre los recién llegados, un tío que es un fenómeno: tira, dispara, corre, maneja, conoce, asimila a velocidad supersónica y que, dado lo anterior, destaca sobremanera del resto de recién incorporados. ¡Pues que bien!, le indico: "Cuida a ese mirlo blanco que te dará un juego estupendo".  Seguía la vida normal de la unidad y un día cualquiera, yendo hacia mi despacho, veo una reunión de "guerris" amontonados y comentando unas, me parecía, fotografías. Picado yo también por la curiosidad, me acerco, pregunto, me enseñan y... Allí estaba el fenómeno del "bulto" recién incorporado, vestido impecablemente de legionario francés. Miro el resto de fotos, que no ofrecían duda alguna, y me quedo con la sorpresa total reflejada en mi cara. ¡Carallo! ¿Y éste de dónde salió? ¡Y eran fotos recientes relativamente!  De inmediato lo mando llamar al despacho y, como es lógico, le pido que me cuente la historia: Nacido en Almería, emigra a Francia con sus padres como, en aquel tiempo, hacían muchas familias españolas. Se cría en el país vecino y cuando llega a los 18 años, picado por la aventura y la curiosidad, se alista en la Legión Extranjera. Lo destinan a Bonifacio (Córcega) donde se pasa un año y medio como componente de un Regimiento Extranjero Paracaidista (REP). Me cuenta pelos y señales de la instrucción, métodos, maneras, modo de vivir y actuar, etc.


Al cabo del tiempo y por decisión meditada decide que eso no es lo suyo y, aprovechando unas maniobras del REP, al sur de Marsella, deserta una tarde. Se aproxima a la frontera y la cruza debajo del tandem de un tren de mercancías. Llega a Almería, allí tiene que regularizar su situación, pues no estaba ni empadronado siquiera. Se dirige a la policía y cuenta una historia, sin indicar la deserción ¡claro esta! Como no tiene la mili hecha, lo llaman a filas inmediatamente. Hace el campamento en el CIR de Zaragoza. En la captación de "guerris" que entonces se hacia por las mismas COEs se apuntó, y allí que nos llega el "fenómeno" que el teniente me indicaba. A preguntas mías me indica que no se atrevía a contar nada del asunto porque, era lógico, tenia miedo de que lo pudieran repatriar.

 
Me quedo yo también con la copla, me informo debidamente del caso tan peculiar y se me indica, como ya me suponía, que al estar nuevamente empadronado, su vida anterior no existía oficialmente. Se lo comuniqué y se quedo encantado. A partir de aquel entonces lo convertí -como no- en mi enlace personal. !No me dejaba ni para mear!  !Pero aquí no acaba la historia! En septiembre, o así, después de un briefing en Nancy (Francia) preparatorio de unas maniobras conjuntas con otras unidades especiales de Francia, Holanda, Alemania e Inglaterra (SAS), salimos toda la COE 52 hacia el aeropuerto de Toulouse. Era, sino me equivoco, la primera vez que una COE, como tal unidad de operaciones especiales, salía completa a unas maniobras en Europa, y, por cierto, el pabellón quedó bien alto. !Si señor¡ El "fenómeno", al enterarse, me pidió por todos sus muertos que no le llevase, que lo empapelaban, que tal y que cual (contaba historias truculentas del Tercio francés). Lo calmé, le indiqué y... me lo lleve a la "guerra".  ¡Puñetera casualidad!: En el campamento donde nos alojaron de entrada estaban todas las unidades participantes y, entre ellas, el REP de donde había desertado el chaval. Como el tema estaba claro, lo comente con un capitán francés que, al igual que yo, se reía por la coincidencia. A partir de aquel entonces el "fenómeno" iba, venia, y hablaba con sus antiguos compañeros, hasta que yo mismo le tuve que darle un toque de atención para que la liebre no fuera muy cantarina. Hicimos las maniobras, nos recorrimos todo el Quercy de noche y lloviendo, atacamos un puente, y nos volvimos a España.
El "legionario-guerrillero" se me licenció diciéndome que que pena no poder ser profesional en nuestras COEs.  Verdaderamente era un "fenómeno". Desde el tiempo y la distancia le mando un abrazo.  
Coronel Zato Padín

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