El general John Allen será el próximo comandante de la OTAN
El militar estadounidense, que actualmente lidera de la misión en Afganistán, sucede en el cargo a James Stavridis
El general John Allen, comandante desde julio del año pasado de la Fuerzas Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), dejará Kabul la próxima primavera para asumir la jefatura suprema de las fuerzas de la OTAN, con cuartel general en Mons, a unos 70 kilómetros al sur de Bruselas. Le sucederá al mando de ISAF otro general de marines, Joseph Dunford. Allen ha dirigido la estrategia aliada en el país asiático hasta ultimar el repliegue de los 33.000 soldados de refuerzo enviados en 2010 por el presidente Barack Obama con vistas a hacer posible la cesión de la seguridad nacional a las fuerzas afganas a finales de 2014.
Cuando asuma su nueva función, aprobación del Senado mediante, Allen tendrá ya 59 años, empleados en una carrera con amplia formación teórica en diversas áreas y en paralelo a la militar que comenzó hace 40 en la escuela naval. Allí fue compañero de curso de James Stavridis, el almirante de quien tomará el relevo en Mons como supremo jefe aliado y también como comandante de las fuerzas de Estados Unidos desplegadas en Europa.
El general Allen jugó un papel relevante en la estrategia de Washington diseñada para reducir la violencia en Irak y esa experiencia, adaptada al nuevo contexto, la puso en práctica en Afganistán, sostenida con el reforzamiento del despliegue americano que ahora acaba de concluir, y que deja ISAF con 105.000 soldados, incluidos 68.000 estadounidenses.
Pese a los vaticinios de analistas sobre un tormentoso futuro para Afganistán una vez desaparezca ISAF de escena en 2014, año de elecciones presidenciales para elegir al sucesor de Hamid Karzai, los ministros de Defensa aliados han recibido este miércoles información del general Allen sobre lo afectivo de aquel refuerzo para combatir a los talibanes y asimilados. Concluyeron los responsables políticos en su cita de Bruselas que todo se desarrolla conforme a lo previsto y que ahora ya hay que pesar en el post 2014, para lo que dieron luz verde a que se comience su planificación.
A partir de 2015, la OTAN seguirá en Afganistán en misiones que no serán de combate sino de entrenamiento, asesoramiento y capacitación de los 352.000 soldados y policías que deberán sostener al Estado afgano. Algunas estimaciones castrenses indican que serán necesarios entre 10.000 y 20.000 soldados para tal misión.
Los ataques contra ISAF perpetrados por elementos infiltrados, que ya han costado 53 vidas en 2012 a los aliados, son el mayor de los contratiempos en esos planes cuidadosamente trazados. Grave, inquietante y desmoralizador contratiempo, según reconocen los aliados. “El enemigo pretende con esos ataques socavar la confianza mutua y la cohesión, e introducir una cuña entre nosotros y nuestros socios afganos”, explicó Leon Panetta, en la que es su última visita a los aliados como secretario de Defensa de Estados Unidos. “Tenemos que evitar estos ataques con todas nuestras fuerzas”.
La ISAF que comanda el general Allen ha establecido nuevas medidas de seguridad y control contra tales infiltraciones y sus sangrientas consecuencias. Su efectividad se habrá visto cuando en fecha por determinar de la próxima primavera se produzca el relevo en el mando en Kabul. Asumirá entonces el mando de ISAF el también general de marines Joseph Dunford, de 57 años, nuevo en Afganistán, pero conocedor de Oriente Próximo y Asia Central. Durante la invasión de Irak de 2003 y en virtud de su modo de combatir se hizo acreedor del mote Fighting Joe.
Cuando asuma su nueva función, aprobación del Senado mediante, Allen tendrá ya 59 años, empleados en una carrera con amplia formación teórica en diversas áreas y en paralelo a la militar que comenzó hace 40 en la escuela naval. Allí fue compañero de curso de James Stavridis, el almirante de quien tomará el relevo en Mons como supremo jefe aliado y también como comandante de las fuerzas de Estados Unidos desplegadas en Europa.
El general Allen jugó un papel relevante en la estrategia de Washington diseñada para reducir la violencia en Irak y esa experiencia, adaptada al nuevo contexto, la puso en práctica en Afganistán, sostenida con el reforzamiento del despliegue americano que ahora acaba de concluir, y que deja ISAF con 105.000 soldados, incluidos 68.000 estadounidenses.
Pese a los vaticinios de analistas sobre un tormentoso futuro para Afganistán una vez desaparezca ISAF de escena en 2014, año de elecciones presidenciales para elegir al sucesor de Hamid Karzai, los ministros de Defensa aliados han recibido este miércoles información del general Allen sobre lo afectivo de aquel refuerzo para combatir a los talibanes y asimilados. Concluyeron los responsables políticos en su cita de Bruselas que todo se desarrolla conforme a lo previsto y que ahora ya hay que pesar en el post 2014, para lo que dieron luz verde a que se comience su planificación.
A partir de 2015, la OTAN seguirá en Afganistán en misiones que no serán de combate sino de entrenamiento, asesoramiento y capacitación de los 352.000 soldados y policías que deberán sostener al Estado afgano. Algunas estimaciones castrenses indican que serán necesarios entre 10.000 y 20.000 soldados para tal misión.
Los ataques contra ISAF perpetrados por elementos infiltrados, que ya han costado 53 vidas en 2012 a los aliados, son el mayor de los contratiempos en esos planes cuidadosamente trazados. Grave, inquietante y desmoralizador contratiempo, según reconocen los aliados. “El enemigo pretende con esos ataques socavar la confianza mutua y la cohesión, e introducir una cuña entre nosotros y nuestros socios afganos”, explicó Leon Panetta, en la que es su última visita a los aliados como secretario de Defensa de Estados Unidos. “Tenemos que evitar estos ataques con todas nuestras fuerzas”.
La ISAF que comanda el general Allen ha establecido nuevas medidas de seguridad y control contra tales infiltraciones y sus sangrientas consecuencias. Su efectividad se habrá visto cuando en fecha por determinar de la próxima primavera se produzca el relevo en el mando en Kabul. Asumirá entonces el mando de ISAF el también general de marines Joseph Dunford, de 57 años, nuevo en Afganistán, pero conocedor de Oriente Próximo y Asia Central. Durante la invasión de Irak de 2003 y en virtud de su modo de combatir se hizo acreedor del mote Fighting Joe.
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