jueves, 5 de julio de 2012

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-SIRIA A SANGRE Y FUEGO


Siria se desangra a fuego lento

El Ejército sirio bombardea incesantemente a la población civil de Al Qusayr






Un todo terreno con unos seis combatientes, kalashnikov en alto, recorre una calle desierta de Al Qusayr, entre los edificios destruidos. "¡Viva el Geish al Hor!", (Ejército Sirio Libre, ELS) grita una abuela desde un balcón, haciendo el signo de la victoria. Suena un estruendo y la mujer regresa corriendo al interior, al vulnerable abrigo de las bombas que desde hace tres meses castigan esta ciudad de la provincia de Homs, un limbo entre el cielo y la tierra donde sobrevivir es solo cuestión de suerte. El ejército de El Asad bombardea a la población civil desde el exterior, con ataques aleatorios, indiscriminados e imprevisibles. De día y de noche, a cualquiera le puede alcanzar un mortero paseando por la calle, en el salón de su casa, en el campo o en la ciudad.

Aquí, como en muchas zonas de Siria, la población se desangra a fuego lento. En Al Qusayr y alrededores hay una media de dos o tres muertos por día, en total 400 desde que comenzó la revuelta, según activistas locales. El 70% de los edificios han sido destruidos o dañados y tres cuartas partes de la población ha huido a Damasco o al vecino Líbano.

Solo algunas familias han decidido quedarse, como la de Mariam, madre de tres hijos y viuda de un shahed (mártir) muerto a tiros en la puerta de su casa hace un mes. "Mi marido ha muerto aquí, yo me quedo aquí hasta que se vaya Bashar Al Asad", exclama temblando de furia, de pie en el pasillo de su casa e iluminada por un rayo de luz que entra por el agujero causado por una explosión. Mariam solía ir a las manifestaciones pacíficas que arrancaron al principio de la revuelta, hace ya año y tres meses, y que han dejado de celebrarse por seguridad. "Solos, así estamos. ¿Dónde está Francia, Gran Bretaña? Nadie nos ayuda. Aquí seguimos muriendo". La población se refugia en las plantas bajas de los edificios o en los sótanos de las escuelas de la ciudad.

Huir tampoco es una opción segura. Las famosas plantaciones de manzanos de esta región se han convertido ahora un enorme campo de batalla donde las tropas de Geish al Hor y el Ejército gubernamental tratan de ganar posiciones y se disputan el control de las carreteras.

Grupos de shabiha (criminales del régimen) atacan las casas de aterrorizados campesinos a los que acusan de colaborar con la revolución y los estruendos y los combates son constantes en los alrededores de Al Qusayr y las zonas colindantes de la frontera con El Líbano, donde el ELS realiza operaciones de limpieza, acabando los controles del régimen. "En un mes hemos eliminado cinco y ahora tenemos tres tanques de los suyos", asegura Abu Arab, comandante de la brigada Al Farouq, una de las tres presesentes en esta zona, donde el ELS se ha hecho fuerte y tiene ahora unos 3000 combatientes.

La entrada de suministros por esa frontera, como comida o medicinas, es cada vez más difícil, mientras la guerra civil se recrudece y las deserciones se siguen contando con cuenta gotas. El hospital de al Qusayr está tomado por las tropas del régimen y los heridos se trasladan un hospital clandestino donde hoy ingresó un bebé que tuvo que ser trasladado a Damasco y a un joven que caminaba por la calle y le alcanzó un mortero. Hace dos semanas el ELS destruyó el Ayuntamiento y logró acabar con decenas de francotiradores que, apostados en la azotea, llegaron a matar a unos 70 civiles, aunque todavía quedan algunos francotiradores en el edificio del hospital central, aún tomado por las tropas del Asad y donde se atrincheran unos 80 soldados, de modo que el centro sigue siendo una zona intransitable donde hay que cruzar calles a toda velocidad.

"Llevamos así demasiado tiempo. Estamos cansados y abatidos. Pero tenemos que seguir, no hay vuelta atrás", dice Hussein, uno de los valientes reporteros locales que ha decidido quedarse para seguir grabando la represión. "Las grandes potencias hablan y hablan, pero aquí no cambia nada", añade en relación a los recientes esfuerzos diplomáticos que hasta ahora han tenido vanos resultados sobre el terreno. 16.507 personas han muerto en Siria desde que estalló la más larga de las revoluciones árabes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, y los combates continúan en otras localidades además de Al Qusayr, como Daraa, Idlib, Aleppo, los suburbios de Damasco, Deir Ezzor y la ciudad de Homs.


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La prueba de que en Siria se utilizan niños soldado

La foto de AFP muestra a un adolescente rebelde con un Kalashnikov, mientras sus lágrimas son consoladas por un adulto

Día 05/07/2012 - 17.53h

El Kalashnikov apenas se vislumbra. Pero ahí está, cerca de la mano de un niño sirio. Un brazo adulto, posiblemente el de un rebelde, lo consuela para hacer que deje de llorar. Al cuello, el niño lleva una mochila con municiones.

Esta imagen, que llega desde Siria y ha sido recuperada de un vídeo de AFP grabado en el pueblo de Azzara durante los combates del pasado mes de junio, ha sido retransmitida por varias televisiones francesas.

Esto demostraría lo que las ONG llevan denunciando varios meses sobre el conflicto armado: el uso de niños soldado por los rebeldes para matar a hombres del Ejército sirio.

Primer periodista que entra en la zona

Es la primera vez que un periodista ha podido entrar en esta zona de la provincia siria de Homs desde el comienzo de la revuelta, hace ya casi 16 meses.
Hizo falta cruzar 3 controles del ejército sirio que tiene asediada la región. « No tenemos más que armas ligeras pero damos lo mejor de nosotros para defender la ciudad. Es un legado histórico y propiedad de todos los sirios» explica Khor, un estudiante de 22 años, Kalashnikov en mano.

«La ciudad es atacada constantemente y nuestro deber es defenderla» asegura otro combatiente que recorre la muralla mostrando una arma de mortero aun humeante.

Entre 4 y 10 francotiradores se encargan de evitar cualquier infiltración en el terreno. Estos francotiradores son llamados «los fantasmas»

Batalla entre leales y rebeldes

Son las 5:30 de la mañana. Gracias a la niebla espesa, las fuerzas leales intentan una incursión sangrienta. Ahmad, del Ejército Libre de Siria, que agrupa sobre todo a desertores, es abatido por un francotirador leal al régimen.

Bajo un fuego continuo, el cuerpo de este padre de tres niños es evacuado por cinco compañeros de armas en una camioneta.
Un joven combatiente de 13 años, la cara infantil, camiseta negra, Kalashnikov en mano, se acerca a su amigo sin vida y le llama con una voz ahogada «Ahmad, Ahmad, ¡Dios mío!» Rompe a llorar y sale de inmediato al combate.

Unos minutos más tarde, Ayham, el hermano de Ahmad, cae tras recibir una bala en la cabeza. Durante la batalla al amanecer, seis rebeldes perecen defendiendo su castillo.

En la ciudad suní de Azzara, una procesión acompaña los dos cuerpos hasta el cementerio mientras un grupo de gente grita «el pueblo quiere la caída del régimen». Las esposas y las hermanas, vestidas de negro, observan por última vez la cara ensangrentada de los compatientes cuando los cuerpos son sepultados.

Combatir hasta el final

«Continuaremos combatiento hasta el final. Bachar ha intentado en vano asustar al pueblo para cazarnos. El régimen está jugando su última carta» asegura el jefe local de la brigada al-Farouk, una unidad de élite del Ejército Libre de Siria.
«Si perdemos nuestro castillo, correremos la misma suerte que Baba Amr» piensa Mohammad al-Masri, 34 años, ingeniero militar desertor, en referencia al barrio de Homs destruido por las bombas y desalojado hace un mes despues de los bombardeos.

Cambio de estrategia

La carnicería ha demostrado también la falta de coordinación entre las diferentes unidades del ELS en la región de Holms y el número de muertos da muestra a los responsables que tienen que cambiar de estrategia. Los entrenamientos intensivos comenzaron el mismo día.


Turquía localiza los cadáveres de los pilotos del caza abatido por Siria

Fuentes diplomáticas confirman que el avión fue derribado en el espacio aéreo sirio

Día 04/07/2012 - 18.29h

Los equipos de rescate turcos han localizado los cuerpos de los dos pilotos del caza abatidos por Siria el pasado 22 de junio. Los cadáveres del Capitán, Gökhan Ertan, y el Teniente, Hasan Hüseyin, han sido encontrados a una profundidad de 1.260 metros, y recuperados por la marina turca.

El incidente ha creado una grave crisis entre Turquía y Siria, y ha provocado un incremento de la tensión entre ambos países, que han cambiado sus protocolos de actuación militar. El ejército turco ha desplazado misiles antiaéreos, tanques, artillería y helicópteros de combate a las áreas fronterizas.
Según un comunicado del Ejército, los equipos de rescate tratarán ahora de recuperar los cuerpos de los pilotos del caza Phantom 4, que según Turquía fue derribado en aguas internacionales, una acusación que Siria niega. Los militares turcos habían desplegado equipos especializados en rescate marítimo, frente a las costas de Siria, desde el día del derribo del avión para tratar de encontrar a los dos pilotos desaparecidos.



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