Ankara anuncia represalias después de que Siria derribara un avión turco
Erdogan se reúne de urgencia con ministros y jefes militares durante dos horas para tratar la crisis
El Ejército sirio ha derribado este viernes un avión de combate turco F-4 que supuestamente sobrevolaba la ciudad costera de Latakia. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha celebrado una reunión de urgencia con la plana mayor de su Gobierno. Tras el cónclave, que ha durado dos horas y diez minutos, han anunciado represalias sin dar más detalles: "Según la información que viene de nuestras instituciones y como resultado de los datos obtenidos por el trabajo de rescate que se hace de forma conjunta con Siria, se deduce que el avión fue derribado por Siria. Cuando el incidente haya sido aclarado del todo, se tomarán las medidas adecuadas".
Al encuentro estaban convocados los ministros de Interior, Defensa, el jefe del Departamento Nacional de Inteligencia (MIT) y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
La televisión turca NTV ha informado de que Siria ha declarado oficialmente que derribó el avión turco porque sobrevolaba sus aguas a baja altura y que solo se dieron cuenta de que era turco tras abatirlo.
El caza, según han confirmado fuentes turcas, perdió contacto a las 11.30 horas y poco después un canal de televisión sirio confirmaba el ataque y el posterior derribo del aparato.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que acaba de regresar de Brasil, adonde acudió a la cumbre mediaombiental Río+20 de Naciones Unidas, ha confirmado por la tarde en una rueda de prensa que los pilotos se encontraban bien. También ha asegurado que las tareas de búsqueda del aparato continúan en el Mediterráneo.
Erdogan, con aire cansado y sin mencionar lo ocurrido, ha dicho entonces que no estaba al corriente de los detalles del incidente. Evitó confirmar que se tratara de un ataque: “No puedo decir que el avión haya sido derribado”. Erdogan tampoco ha confirmado que Siria hubiera pedido disculpas, como habían afirmados algunos medios turcos, y ha prometido aclarar el incidente con Damasco.
Las informaciones son todavía confusas. Se desconoce el motivo por el que el caza sobrevolaba la frontera sur de Turquía con Siria en la provincia de Hatay. Se especula que se trataba de una misión de reconocimiento o de entrenamiento, pero no hay nada confirmado todavía. Asimismo, no están claras las causas del incidente ni el lugar exacto en el que se produjo. Según el canal turco NTV, el avión se habría precipitado a las aguas territoriales sirias tras ser derribado y en ningún momento violó el espacio aéreo sirio.
Pero ahora, más que los detalles, lo que preocupa a los turcos es la reacción de su Gobierno. Si se confirma que el avión nunca violó el espacio aéreo sirio, el incidente podría ser considerado como de extrema gravedad. Esto explicaría la precaución del primer ministro a la hora de abordar el asunto. Turquía ha repetido en numerosas ocasiones que no apoyará una incursión armada en Siria sin el respaldo de Naciones Unidas. Sin embargo, si decidiera mover ficha, esta podría ser una buena oportunidad, ya que según el artículo 5 de la Carta de la OTAN, el ataque a un país miembro se considera como un ataque al resto.
Hasta el día de hoy el Ejecutivo turco no ha querido jugar esta carta, incluso en los momentos más tirantes del conflicto, como por ejemplo el ataque del pasado abril a un campo de refugiados en Turquía. En ese momento se barajó la idea de una respuesta contundente por parte del ejecutivo turco, uno de los principales críticos con el régimen de Damasco. Sin embargo, a pesar de las amenazas y el deterioro de las relaciones entre estos antiguos socios -Turquía ha acogido en su territorio a más de 32.000 refugiados sirios que huyen de la represión-, el incidente no pasó a mayores.
Mientras se espera una decisión, la prensa turca se hace eco de las palabras de su primer ministro en Río de Janeiro: “Cuando la pobreza, la injusticia, y el terrorismo de los Estados se dirige hacia los oprimidos, nadie puede darse el lujo de dar la espalda a los oprimidos y permanecer indiferente y silencioso”. Exactamente lo que ocurre en el país vecino.
Al encuentro estaban convocados los ministros de Interior, Defensa, el jefe del Departamento Nacional de Inteligencia (MIT) y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
La televisión turca NTV ha informado de que Siria ha declarado oficialmente que derribó el avión turco porque sobrevolaba sus aguas a baja altura y que solo se dieron cuenta de que era turco tras abatirlo.
El caza, según han confirmado fuentes turcas, perdió contacto a las 11.30 horas y poco después un canal de televisión sirio confirmaba el ataque y el posterior derribo del aparato.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que acaba de regresar de Brasil, adonde acudió a la cumbre mediaombiental Río+20 de Naciones Unidas, ha confirmado por la tarde en una rueda de prensa que los pilotos se encontraban bien. También ha asegurado que las tareas de búsqueda del aparato continúan en el Mediterráneo.
Erdogan, con aire cansado y sin mencionar lo ocurrido, ha dicho entonces que no estaba al corriente de los detalles del incidente. Evitó confirmar que se tratara de un ataque: “No puedo decir que el avión haya sido derribado”. Erdogan tampoco ha confirmado que Siria hubiera pedido disculpas, como habían afirmados algunos medios turcos, y ha prometido aclarar el incidente con Damasco.
Las informaciones son todavía confusas. Se desconoce el motivo por el que el caza sobrevolaba la frontera sur de Turquía con Siria en la provincia de Hatay. Se especula que se trataba de una misión de reconocimiento o de entrenamiento, pero no hay nada confirmado todavía. Asimismo, no están claras las causas del incidente ni el lugar exacto en el que se produjo. Según el canal turco NTV, el avión se habría precipitado a las aguas territoriales sirias tras ser derribado y en ningún momento violó el espacio aéreo sirio.
Pero ahora, más que los detalles, lo que preocupa a los turcos es la reacción de su Gobierno. Si se confirma que el avión nunca violó el espacio aéreo sirio, el incidente podría ser considerado como de extrema gravedad. Esto explicaría la precaución del primer ministro a la hora de abordar el asunto. Turquía ha repetido en numerosas ocasiones que no apoyará una incursión armada en Siria sin el respaldo de Naciones Unidas. Sin embargo, si decidiera mover ficha, esta podría ser una buena oportunidad, ya que según el artículo 5 de la Carta de la OTAN, el ataque a un país miembro se considera como un ataque al resto.
Hasta el día de hoy el Ejecutivo turco no ha querido jugar esta carta, incluso en los momentos más tirantes del conflicto, como por ejemplo el ataque del pasado abril a un campo de refugiados en Turquía. En ese momento se barajó la idea de una respuesta contundente por parte del ejecutivo turco, uno de los principales críticos con el régimen de Damasco. Sin embargo, a pesar de las amenazas y el deterioro de las relaciones entre estos antiguos socios -Turquía ha acogido en su territorio a más de 32.000 refugiados sirios que huyen de la represión-, el incidente no pasó a mayores.
Mientras se espera una decisión, la prensa turca se hace eco de las palabras de su primer ministro en Río de Janeiro: “Cuando la pobreza, la injusticia, y el terrorismo de los Estados se dirige hacia los oprimidos, nadie puede darse el lujo de dar la espalda a los oprimidos y permanecer indiferente y silencioso”. Exactamente lo que ocurre en el país vecino.
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