martes, 15 de mayo de 2012

GAGOMILITARIA NOTICIAS.- AFGANISTÁN, DOWE DERGDAHL, EL ÚLTIMO PRISIONERO DE GUERRA


El último prisionero de guerra

Por: | 14 de mayo de 2012


Bowe Bergdahl en un vídeo difundido por los talibanes (AP)

Después de 10 años de guerra y miles de muertos, los insurgentes capturados por Estados Unidos en Afganistán se hallan, eminentemente, en la prisión de Parwan, en la base militar de Bagram, donde hay unos 1.600 detenidos. A otros se los ha trasladado a la base naval de Guantánamo, donde, en su punto máximo, convivieron casi 700. Son un arma negociadora en el proceso de transición a un Afganistán soberano. Pero los talibanes, ¿con qué cartas cuentan?

Con un soldado norteamericano. Bowe Bergdahl, de 26 años, capturado en junio de 2009, por el que los talibanes piden un millón de dólares y la liberación de una veintena de insurgentes bajo custodia de EE UU. Es el único prisionero de guerra bajo custodia de los insurgentes del que se tiene constancia en la larga Operación Libertad Duradera, cuyo ocaso Barack Obama ha programado para 2014.

El contraste con otras guerras es notable. Desde la primera Guerra Mundial ha habido en EE UU 142.400 prisioneros de guerra. Sólo en la Segunda Gran Guerra hubo 130.201. En Vietnam ese número decreció hasta los 725. En la Guerra de Irak hubo nueve. En Afganistán, uno, bajo custodia de la violenta red Haqqani, que opera en la frontera con Pakistán.

El soldado Bergdahl ha cobrado prominencia ahora porque sus padres se han quejado públicamente por lo que consideran indolencia por parte del Pentágono en los esfuerzos por liberarle. En un tira y afloja de negociaciones, la Casa Blanca se comprometió a liberar a cinco detenidos en la base de Guantánamo a cambio de Bergdahl.

Esos pactos quedaron en el aire cuando los talibanes dieron por terminadas las negociaciones, en marzo, después de que un sargento norteamericano matara a 16 civiles en Kandahar. Entonces se temió por la vida de Bergdahl. Sus padres temían que las represalias se centraran sobre él. La cúpula militar, por su parte, mantiene que está haciendo todo lo que está en su mano por liberar al soldado.

El hecho de que los insurgentes tengan a un solo detenido en su poder es una muestra más de la naturaleza cambiada de esta guerra, que ha pasado de librarse como un conflicto tradicional, con el uso de infantería, a depender casi exclusivamente de operaciones especiales. Los comandos aliados suelen salir de noche, aniquilando o capturando a insurgentes, sin darles a éstos la oportunidad de tomar rehenes. Los que logran capturar, como Bergdahl, se convierten en poderosas armas negociadoras.


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