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martes, 1 de marzo de 2011

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-LIBIA..OPONIA QUE LA PRESIÓN INTERNACIONAL SOBRE EL DICTADOR GADAFI ES INSUFICIENTE




Fuerzas leales al líder libio Muamar Gadafi se concentran en el oeste del país

Fuerzas leales al líder libio Muamar Gadafi se concentraban el martes en el oeste del país, indicaron residentes, y Estados Unidos dijo que está llevando sus fuerzas aéreas y navales cerca de Libia.

Residentes temen que las fuerzas pro-Gadafi estén preparando un ataque para recuperar el control de Nalut, a unos 60 kilómetros de la frontera tunecina en el oeste de Libia, que está en poder de opositores que buscan poner sacar a Gaddafi del poder.

Estados Unidos y otros gobiernos extranjeros discutieron el lunes opciones para abordar la situación en Libia, mientras el líder Muamar Gadafi se burló de la amenaza que representa para su Gobierno el avance de un levantamiento popular.

La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Susan Rice, dijo que Gaddafi está "desconectado de la realidad", está "masacrando a su propio pueblo" y no es apto para liderar.

Rice señaló que Washington estaba en conversaciones con sus socios de la OTAN y otros aliados sobre opciones militares.

Washington también dijo que se había bloqueado el acceso a Gadafi y su familia de unos 30.000 millones de dólares en activos en Estados Unidos.

El primer ministro británico, David Cameron, indicó que su país trabajaría con aliados para imponer una zona de exclusión aérea en Libia con el objetivo de proteger a su pueblo de ataques militares del Gobierno de Gadafi.

Gadafi rechazó los llamados para que renuncie y minimizó la fortaleza de las revueltas contra su mandato de 41 años que terminaron con su control sobre el este de Libia y se acercan hacia la capital del país, Trípoli.

"Todo mi pueblo me ama. Ellos morirían para protegerme", dijo el lunes a la cadena de televisión estadounidense ABC y a la británica BBC.

El líder negó haber usado su fuerza aérea para atacar a los manifestantes pero indicó que los aviones habían bombardeado sitios militares y depósitos de municiones. También indicó gente joven había recibido drogas de Al Qaeda, y entonces había tomado las calles.

Las fuerzas libias tenían órdenes de no dispararles, aseguró.
Relajado y riendo

Gadafi, de 68 años, se mostró relajado y rió en algunos momentos durante la entrevista. La embajadora Rice lo calificó como "delirante".

Es difícil para los reporteros moverse en Libia y los informes de combates eran difíciles de verificar de forma independiente.

Un residente en Nalut, Sami, dijo a Reuters por teléfono: "Ellos han rodeado el área cerca de la frontera tunecina (...) Vinieron con ametralladoras pesadas montadas en vehículos de cuatro ruedas y trajeron decenas de hombres con armas livianas".

"Dijeron que vinieron a cazar a los matones. Pero las personas de Nalut no lo creen. Todos están en alerta por un posible ataque de esas fuerzas para retomar la ciudad".

El lunes, testigos en Misrata, una ciudad ubicada a 200 kilómetros al este de Trípoli, y Zawiya, un área estratégica de refinación de petróleo 50 kilómetros al oeste, declararon que las fuerzas gubernamentales estaban montando o preparando ataques.

"Un avión fue derribado esta mañana cuando disparaba contra la emisora de radio local. Los manifestantes capturaron a la tripulación", dijo a Reuters por teléfono un testigo en Misrata identificado como Mohamed.

El testigo también indicó que se lleva a cabo una batalla para controlar la base aérea militar. Una fuente del Gobierno libio negó el reporte.

Un residente de Zawiya, llamado Ibrahim, señaló a Reuters por teléfono que se esperan "ataques en cualquier momento por parte de brigadas pertenecientes (al hijo de Gadafi) Jamis. Están en las afueras de la ciudad, unos cinco a siete kilómetros más allá. Hay muchos de ellos".

En la capital, el último bastión de Gaddafi, varias personas murieron y otras resultaron heridas el lunes cuando fuerzas leales al líder abrieron fuego para dispersar una protesta en el vecindario de Tajoura, reportó el diario marroquí Quryna.
Presión internacional

Los gobiernos extranjeros están ejerciendo cada vez más presión para que Gadafi deje el poder, con la esperanza de poner fin a unos enfrentamientos que dejaron al menos 1.000 muertos y restaurar el orden en un país que contribuye con el 2% de la producción mundial de petróleo.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso sanciones a Gadafi y a otras autoridades libias, un embargo de armas y congeló activos del país.

Gobiernos de la Unión Europea aprobaron el lunes sus sanciones contra Gadafi en Bruselas, implementando la resolución de la ONU más pronto de lo esperado.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, propuso un esfuerzo de mediación internacional para buscar una solución pacífica al levantamiento contra Gadafi, su amigo y aliado político.

Las revueltas en las vecinas Túnez y Egipto ayudaron a encender el resentimiento de cuatro décadas contra la usualmente sangrienta represión política de Gaddafi, además de su fracaso en utilizar la riqueza petrolera del país para combatir la pobreza y falta de oportunidades.

Expertos regionales esperan que los rebeldes llegue a tomarse la capital y maten o capturen a Gaddafi, pero agregan que el veterano líder tiene el potencial de fomentar el caos o una guerra civil, algo que tanto él como sus hijos han advertido.

Fuerzas de la oposición están en control de instalaciones de petróleo, que en su mayoría están localizadas en el este

Basel Ramsis: 'La respuesta internacional al conflicto árabe es ambigua e insuficiente'

El cineasta y 'bloguero' egipcio, Basel Ramsis, ha vivido en primera persona las revueltas contra el régimen de Hosni Mubarak. Desde España, convocó a través de Facebook a sus conciudadanos a la concentración celebrada en Madrid frente a la embajada egipcia y, de regreso en El Cairo, participó durante doce días en las concentraciones de la plaza Tahrir y contó en su 'blog' qué ocurría durante los días más críticos del sátrapa..

Ramsis ha estado presente en Alicante en la mesa redonda 'De Túnez a Egipto: tiempos de cambio en el Mediterráneo', organizada por Casa Mediterráneo y en la que ha compartido su visión sobre las revueltas en el mundo árabe con el periodista y escritor, Ignacio Cembrero; la investigadora del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos en la Universidad Autónoma de Madrid, Sirin Adlbi Sibai; y el profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante, Ignacio Álvarez-Ossorio.

Pregunta -¿Podría haberse concebido una revolución de este calibre en el mundo árabe sin la existencia de internet y de las redes sociales?

Internet ha sido fundamental, especialmente en Egipto, tanto para dar a conocer al exterior qué es lo que estaba pasando, como desde el punto de vista reivindicativo y organizativo. Pensemos que el gérmen de las revueltas fueron las convocatorias que colectivos como el de Khaled Said, el Movimiento 6 de abril o la Renovación Socialista lanzaron en Facebook y Twitter para manifestarse en varias ciudades el 25 de enero, fiesta nacional de la Policía, y exigir respeto a los derechos humanos, libertad y democracia. Posteriormente, cuando a raíz de estas convocatorias, las manifestaciones empezaron a crecer y llegaron los ataques policiales, fueron cruciales los testimonios que los ciudadanos colgaban en sus redes sociales, a través de vídeos grabados con sus teléfonos móviles. Además, en los primeros días, la comunicación por Internet fue fundamental porque permitió conocer en directo los movimientos de la Policía y esto ayudó a modificar las estrategias a los organizadores de las revueltas.

P. - Ante este éxito, la aparición de la censura parecía inevitable, sobre todo como se ha visto en países como Líbia...

Así es. Pero no únicamente en el mundo árabe. Es relevante que China prohibiera de forma inmediata la búsqueda en Google de la palabra "Egipto". De todas formas, la demanda de libertad siempre encuentra sus vías. En Túnez, por ejemplo, Internet no fue tan determinante. Las protestas fueron mucho más espontáneas e igualmente exitosas. Allí es cierto también que la Unión General de los Trabajadores jugó un papel muy importante.

P. - ¿Cuál es la situación actual en Egipto? ¿Qué se ha conseguido y qué queda por conseguir?

Hemos alcanzado un logro importante, que ha sido iniciar la revolución, pero esto es solo el principio. Lo fundamental ahora es que se disuelva el Gobierno, dirigido por el actual consejo militar y que sea sustituido por un Ejecutivo civil, puntual y de unidad nacional que funcione temporalmente hasta que se celebren las primeras elecciones democráticas, dentro de seis meses. Es lo que pide el pueblo egipcio, el mismo que hoy se sigue manifestando en la plaza de Tahrir. Exigimos también que se paralice la Ley de Emergencia, activa en Egipto desde el 1981, y la liberación de todos los presos políticos. Estos son los objetivos más inmediatos. Por lo demás, hay que preparar al país en su camino hacia una democracia de verdad, una batalla en la que debe triunfar la fuerza popular, representante de todos los colectivos civiles, sobre esa coalición de los militares y el antiguo régimen.

P. - ¿Por qué ha sorprendido tanto al mundo occidental que los pueblos árabes se alcen exigiendo democracia?

Ha sorprendido porque Occidente, y me refiero a Estados Unidos y a Europa, sabe muy poco sobre el mundo árabe. Por eso es también tan importante el papel que ejercen desde aquí entidades como Casa Mediterráneo, en Alicante o Casa Árabe, en Madrid. Ha habido un distanciamiento que se agravó a partir del 11 de septiembre de 2011, porque la administración de George W. Bush y sus aliados europeos presentaron una cara falsa sobre el mundo árabe y potenciaron la "islamofobia". En realidad, el Islam no es enemigo de nadie. El fundamentalismo, en cualquiera de sus aspectos y desde cualquier creencia, es el enemigo real de todos los ciudadanos libres. Existe también cierto paternalismo desde la sociedad occidental, que juzga si un pueblo está o no "preparado para la democracia". En Egipto, los ciudadanos han demostrado que, a pesar de haber vivido siempre bajo un régimen tiránico, son capaces de organizarse y de respetarse. Yo he estado doce días seguidos en la plaza Tahrir y sabíamos discutir, escucharnos unos a otros, tomar decisiones de forma abierta y participativa.

P. -No obstante, ¿son conscientes del recelo que despierta entre la comunidad internacional el hecho de que estas revueltas puedan contribuir a la instalación de posturas más radicalizadas?

Sabemos perfectamente que esto está presente pero, personalmente, creo que la sociedad occiddental no tiene ese miedo. Son los poderes económicos y políticos los que generan estos recelos, sobre todo por sus propios intereses. Es desde estas instituciones desde las que se empieza a hablar de los peligros de un éxodo masivo, del aumento del precio del petróleo, pero considero que Europa y Estados Unidos serán los principales beneficiarios a medio plazo de la estabilidad que pueda garantizar una democracia real en esta zona.

P. - ¿Considera suficiente y efectiva la respuesta internacional?

La respuesta oficial no ha sido la adecuada, se ha limitado a una serie de declaraciones ambiguas y casi furtivas. No me refiero a España en exclusiva, sino a todos los gobiernos europeos y especialmente a la administración norteamericana, que en el caso de Egipto cambiaba su discurso con Hosni Mubarak, un día sí y otro no. No obstante, me parece más grave lo que está ocurriendo actualmente con Libia porque, tanto Naciones Unidas, como la Comunidad Europea y Estados Unidos, están asistiendo impasibles a la masacre de un pueblo por parte de sus propios mandatarios. Hace unos días, Muammar el Gadafi afirmaba que "quien no cree en mi, no merece vivir". ¿Qué acciones se han tomado? ¿Congelar sus cuentas? Eso, desde luego, no es suficiente. Sí estamos satisfechos, no obstante, con la respuesta civil. Hemos recibido la solidaridad de muchas instituciones y el apoyo de las calles.

P. - ¿Cree que la situación evolucionará de la misma forma en Egipto que en Libia u otros países?

Hay muchas similitudes entre las revueltas de Egipto y Túnez, pero creo que el caso de Egipto el efecto será diferente, tanto por el peso que Egipto tiene en el mundo árabe, como por su propia historia e importancia geográfica y política. Sobre el caso de Líbia, creo que no es prudente pronunciarse hasta que no se vaya Gadafi, porque ha habido una violencia muy brutal y podemos encontrarnos muchas sorpresas. La verdadera transición en Libia empezará cuando Gadafi y todo su séquito desaparezcan.

Gadafi ordena al jefe de los servicios secretos negociar con los rebeldes


Ante la presión del avance de las tropas rebeldes, el líder libio, Muamar el Gadafi, ha encargado al responsable de los servicios secretos en el exterior, Buzid Durda, que dialogue con los dirigentes rebeldes de la parte oriental del país, según informó hoy la cadena de televisión qatarí Al Yazira. Las fuerzas están cada vez más cerca de completar el control de la ciudad y el aeropuerto de Misrata, una localidad situada a 210 kilómetros al este de Trípoli, tras enfrentarse a los partidarios de Gadafi, dirigidos por uno de los hijos del dictador, Jamis, líder de la brigada del mismo nombre.

Sin embargo, los combates continúan, según han contado varios testigos a la agencia Reuters. Los rebeldes lograron derribar dos helicópteros de las fuerzas leales a Muamar Gadafi en los alrededores de Misrata, según afirmó el abogado Abdel Baset Merziq a la cadena de televisión Al Arabiya.

Merziq explicó que el primer helicóptero fue abatido antes de disparar, pero que el segundo lanzó tres misiles, que no causaron víctimas, antes de ser derribado cerca de Misrata, la tercera ciudad del país, en poder de los rebeldes.

El abogado, que es también miembro del comité revolucionario de Misrata, dijo que los dos aparatos intentaban bombardear la sede de la radio local, utilizada por los rebeldes para difundir a la población mensajes de ánimo y contra Gadafi.

El primer helicóptero fue abatido antes de que pudiese lanzar su ataque, mientras que el segundo consiguió disparar tres misiles, que no alcanzaron su objetivo, antes de ser derribado, probablemente por baterías antiaéreas.

Merziq indicó que las fuerzas leales a Gadafi, que se encuentran posicionadas alrededor de la ciudad, dispararon anoche sobre civiles, causando la muerte de una persona y heridas a muchas. Por su parte, el activista político Meftah Abdelhamid aseguró a la cadena de televisión qatarí Al Yazira que Misrata está bajo control de los rebeldes desde hace más de una semana.

Abelhamid señaló que un batallón dirigido por uno de los hijos de Gadafi ha ocupado una escuela de la aviación militar. Añadió que los rebeldes lanzan regularmente ataques contra ese batallón, sin que hayan podido hasta el momento liberar a los rehenes.

El control de Misrata representa -junto al de la ciudad de Zauiya, cercana a Trípoli y con un importante pozo de petróleo- una de las principales claves para la evolución del conflicto.
Bombardeo en un depósito de armas

Un avión de las fuerzas aéreas libias fieles a Muamar el Gadafi ha bombardeado hoy un depósito de armas cerca del cuartel de Hania, en la región de Edjibiya, a unos 200 kilómetros al oeste de Bengasi, la segunda ciudad del país bajo control de los rebeldes, según informó un corresponsal de la cadena catarí Al Yazira.

Edjibiya es una ciudad costera entre Bengasi y Sirte, la ciudad natal de Gadafi que todavía está en poder de las fuerzas leales a éste. La capital de la región de Edjibiya dista algo más de mil kilómetros de Trípoli hacia el este y marca el límite hasta el momento de la zona oriental que controlan los rebeldes levantados en armas contra el régimen. Estos últimos han afirmado que la zona comprendida entre Edjibiya y la frontera con Egipto se encuentra totalmente en su poder.

También en la región de Edjibiya se encuentra un cuartel de la aviación militar libia, cuyos oficiales y soldados anunciaron hace unos días que se sumaban a los rebeldes.

Fuente Diario "EL MUNDO"

Los opositores adiestran a miles de libios para marchar a Trípoli

Los comités de las zonas liberadas controlan ya la mayor parte del sector petrolero - La aviación de Gadafi sobrevuela y bombardea la zona insurgente

Muamar el Gadafi se siente abandonado y ofrece ya muestras de evidente nerviosismo. El dictador libio, acorralado en su bastión de Trípoli, incapaz de revertir la situación militar, consciente de que los rebeldes afianzan paulatinamente sus posiciones en las inmediaciones de la capital, y sometido a una presión internacional enorme y creciente , empleó ayer un recurso que de nada sirvió a los tiranos de Túnez y Egipto: el de erigirse en muro contra la amenaza de Al Qaeda. Perdido ya el control de la gran mayoría de las instalaciones petroleras y sin aliados de postín, ni siquiera en el mundo árabe, el destino de Gadafi y sus huestes es sombrío después de haber provocado más de mil muertes e inmensos daños a la economía del tercer productor de petróleo de África desde el estallido de la revuelta el 17 de febrero.

Todo apunta a que, tarde o temprano, Gadafi será derrocado tras 42 años instalado en el poder . Incluso en Trípoli, cientos de personas osaron protestar ayer contra el sátrapa antes de ser disueltos por la policía. "Estoy sorprendido porque tenemos una alianza con Occidente para luchar contra Al Qaeda, y ahora que combatimos contra los terroristas nos han abandonado", declaró Gadafi a la cadena de televisión estadounidense ABC. Fue un mensaje desesperado a Barack Obama, a quien calificó como "un buen hombre", aunque "desinformado" sobre lo que sucede en el país magrebí. Apeló, asimismo, al sentimiento antiestadounidense tan extendido en el Magreb y Oriente Próximo. "América no es el policía del mundo... Tal vez quieran ocuparnos", añadió. Otro síntoma de que le restan pocos asideros. Y una señal más de su inquietud: Gadafi decidió enviar al jefe de los servicios secretos a Bengasi para negociar con los rebeldes. A estas alturas suena grotesco.

Porque según pasan los días, los alzados contra el régimen -casi todo el país- consolidan sus conquistas sobre el terreno. En Zauiya, ciudad donde radica una importante refinería , la lucha prosigue con asaltos esporádicos de los mercenarios de Gadafi. Algunos lugareños decían que desde el aire se disparaba incluso contra las ambulancias. Pero también son rechazados en Misrata, una población 200 kilómetros al este de Trípoli en la que ayer fueron derribados dos helicópteros pilotados por fieles al dictador. Como queriendo demostrar que cumplirá su promesa de resistir hasta el final, la aviación también bombardeó un depósito de armas en Ajdabiya, localidad situada 150 kilómetros al sur de Bengasi y que es el primer baluarte de defensa de los insurgentes en el Oriente libio. Apenas tiene Gadafi otra baza que aterrorizar a la población desde el aire. Con todo, y en flagrante ejemplo del delirio al que se puede llegar, apostilló en la entrevista: "Todo el pueblo me ama. Morirían por protegerme".

No está, no obstante, nada decidido en un país que comienza a sufrir escasez de alimentos y que ve cómo una de sus principales fuentes de riqueza se apaga poco a poco. La gran mayoría de las refinerías y pozos petrolíferos escapan ya al control del dictador. La producción de petróleo -1,6 millones de barriles diarios- ha sido reducida a la mitad y las exportaciones han caído casi a cero.

A medida que el cerco sobre el tirano se estrecha, muchos entre los 6,5 millones de libios creen capaz a Gadafi de perpetrar una carnicería. A medio camino entre Bengasi y Trípoli, en la ciudad de Sirte, sus leales, unos 3.000 individuos bien pertrechados, son todavía fuertes. Es su región natal y hábitat de su tribu, los Gadafa. Y es el principal escollo que los insurgentes deberán salvar para ver expedito el camino a Trípoli, a mil kilómetros de distancia de la cuna de la revuelta.

Lo sabe bien Idris Yunis, número dos del Estado Mayor rebelde, que precisa en el cuartel de Boadni, en las estribaciones de Bengasi , que "a Gadafi no le quedan soldados. La mayoría de sus hombres son mercenarios de Congo, Chad y asiáticos y latinoamericanos. Creo que al dictador le quedan días".

Yunis indica que sus fuerzas controlan el aeropuerto civil y la base militar aérea cercana a la ciudad y que disponen "de armas suficientes y también de aviones", aunque rechaza precisar cifras. Lo que enfatiza sin tapujos es que los militares alzados no adoptarán las decisiones trascendentales. "Nosotros recibimos instrucciones del consejo civil" que dirige el cambio político. Una de las medidas a las que alude, y que puede ser inminente, es la orden para que miles de libios orientales se encaminen hacia el oeste para tomar la capital y asestar la puntilla al odiado régimen. "Todavía no es el momento de marchar hacia Trípoli". Pero el reclutamiento y el adiestramiento militar de miles de jóvenes han comenzado.

Bengasi, república de voluntarios

Los vecinos de la principal ciudad del este del país se organizan en comités para gestionar la justicia, la educación, la sanidad y el tráfico en las calles

Es una ciudad paralizada que, sin embargo, derrocha una febril actividad. El comercio ha bajado las persianas para los 650.000 habitantes de Bengasi; el transporte público ha desaparecido; todo organismo público está cerrado, cuando no derruido o incendiado. Pero en la sede de los juzgados del distrito norte, en el corazón de la capital de la revuelta libia, se vive un trasiego incesante. Desde ese edificio se organiza a quienes dirigen los comités que gestionan los asuntos cotidianos de los vecinos: sanidad, educación, seguridad, tráfico...

Nunca el régimen de Muamar el Gadafi invirtió capital en esta región, vista siempre como la cuna de los rebeldes. Pero ahora ya no está claro quién es en realidad el rebelde, si Gadafi o los alzados contra el dictador. Porque los más destacados cabecillas de los insurgentes se dedican en cuerpo y alma a esos comités que acometen una empresa descomunal. Sin apenas dinero, escasos de medicinas y alimentos, pero sobrados de entusiasmo, son miles los voluntarios dispuestos a entregarse a la causa.

Cierto nivel de caos puede ser placentero cuando se han vivido cuatro décadas de opresión. Irradian felicidad los bengasíes, pese a la incertidumbre. "Todos son voluntarios", asegura Ibrahim Benomran, exdirector de un canal de televisión. "Necesitamos más periódicos, más emisoras de radio", afirma Benomran antes de entregar el tercer número del periódico Libertad de Libia. Otro diario, Libia, les aventaja. Su primer ejemplar, muy modesto, vio la luz el jueves. El lugar donde trabajan ha sido bautizado: Centro de Medios de los Rebeldes.

Otro opositor, el profesor de empresariales Abderraman el Derraji, encarga a los voluntarios tareas policiales en los suburbios de la ciudad y dirige el reparto de alimentos. "El principal problema que tenemos es la falta de comida en Bengasi. También carecemos de medicamentos, ambulancias y escasean los doctores", cuenta El Derraji. Frente a los juzgados, en el paseo marítimo, media docena de médicos egipcios reparten antibióticos. "Gadafi tiene que seguir los pasos del tunecino Ben Ali y del egipcio Mubarak", advierte un joven doctor cairota.

A El Derraji le preocupa más un asunto que puede generar un porvenir turbulento: las armas en manos de ciudadanos, a veces niños. Las obtuvieron cuando las autoridades abrieron los arsenales o fueron asaltados. "Mucha gente joven se hizo con armas y debemos recolectarlas. Hemos montado puestos de recogida en las mezquitas", comenta el profesor, quien también lamenta el pésimo funcionamiento de las comunicaciones: "A menudo es difícil hablar por teléfono o enviar mensajes y tenemos que reunirnos. Se pierde demasiado tiempo". Lo que no pueden perder es el dinero que no tienen. Desde una de las ventanas del juzgado emerge una mano que recoge un billete tras otro. Los entregan niños y adultos tras escuchar a un hombre que grita por un megáfono. Solo sirven para tapar agujeros. Porque para encarrilar las notorias carencias que sufre Libia aún habrá que esperar. Aunque ya se han puesto manos a la obra.

Abdalá Alí, profesor de química, dirige el comité de educación, un sector en el que hay que comenzar desde los cimientos. "El 25% de los jóvenes", explica Ali, "solo saben leer y escribir; muchos ni eso. Gadafi luchó duro durante 42 años para convertirnos en ignorantes. La mitad del programa de un ingeniero consistía en el estudio del Libro Verde del tirano, plasmación de su proyecto revolucionario. Pero la educación es mucho más importante que el petróleo". Y también la posibilidad de acceder a cargos clave porque, como apunta Mustafá Gheriani, al frente de la reorganización judicial, "talentos no faltan. Pero nunca llegaban a la cúspide. Solo lo hacían quienes tenían másters en el Libro Verde".

Fuente Diario "EL PAÍS"

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