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jueves, 10 de febrero de 2011
GAGOMILITARIA NOTICIAS.-EGIPTO EL EJERCITO DENUNCIA LA EXISTENCIA DE TORTURAS CONTRA LOS MANIFESTANTES
Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) han denunciado que oficiales del Ejército y de la policía militar egipcia han detenido arbitrariamente a al menos 199 personas, entre periodistas, activistas jóvenes y manifestantes, y han torturado al menos a cinco de los detenidos desde que tomaran posiciones en las ciudades de Egipto la noche del pasado 28 de enero.
También el periódico británico 'The Guardian' ha obtenido testimonios de detenidos que aseguran haber sido torturados y haber sido sometidos a electroshock por parte de oficiales del Ejército, que los acusaban de servir a los intereses de grupos y países extranjeros como Hamás e Israel.
"Estaba en la calle y un soldado me paró y me preguntó dónde iba. Se lo dije y me acusó de trabajar para enemigos extranjeros. En ese momento llegaron otros soldados y me empezaron a golpear con sus armas", explica Ashraf, de 23 años, en declaraciones para 'The Guardian'.
Golpes y patadas
Posteriormente, fue trasladado a la parte posterior del Museo de Antigüedades de El Cairo, un área bajo control militar, donde le metieron en una hatitación. "Un oficial vino y me preguntó quién me estaba pagando para estar contra el Gobierno. Cuando le respondí que sólo quería un Gobierno mejor, me golpeó en la cabeza y me cai al suelo. Entonces, un grupo de soldados empezó a propinarme patadas", añade.
En otros casos, un simple panfleto a favor de un giro democrático en el país ha servido para que los militares recurrieran a la violencia. "Vieron un panfleto a favor de la democracia en mi bolsa y empezaron a golpearme y usaron sus pistolas eléctricas", explica Abdin, en un testimonio recogido por Human Rights Watch. "Después me llevaron a la comisaría, donde todos habían sido informados de que llevaban a un espía y en cuanto llegué me dieron una bienvenida a golpes que duró 30 minutos", asegura.
Además, según han podido constatar varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, algunos de los detenidos han desaparecido y sus familiares los buscan desesperadamente.
Ante estas violaciones de los derechos humanos, HRW ha reclamado al Gobierno egipcio que ordene a la policía militar, los oficiales del Ejército y los agentes de la seguridad del Estado que acaben con la detención arbitraria de personas y garanticen la investigación y el enjuiciamiento de los responsables de estas detenciones ilegales y, en su caso, de las torturas y malos tratos.
En los casos documentados por HRW, los detenidos, que han sido puestos en libertad, afirmaron haber estado incomunicados, sin acceso a un abogado y sin poder haber informado a sus familiares sobre su situación.
Campaña de intimidación
El director adjunto de la División de Oriente medio y Norte de África de HRW, Joe Stork, ha subrayado que detrás de estas detenciones está "la intención de intimidar a los informadores y socavar el apoyo a la protesta de Tahrir (céntrica plaza de El Cairo)".
"Estas detenciones y denuncias de malos tratos en detención son exactamente el tipo de prácticas que provocaron las primeras manifestaciones", explica.
Desde que la policía se retirara de las calles el pasado 28 de enero, las fuerzas militares han detenido a al menos 97 periodistas, activistas y manifestantes, según el Frente para la Defensa de los Manifestantes Egipcios (FDP), una coalición nacional de organizaciones de derechos humanos.
Además, HRW ha documentado la detención, a cargo de la policía militar, de una veintena de manifestantes que salían o se dirigían a la plaza Tahrir.
Fuente Diario "EL MUNDO"
El régimen egipcio no parece dispuesto a tolerar mañana una nueva marea humana en la plaza de la Liberación. Ante la jornada de protesta masiva de mañana viernes, otra de las marcadas en rojo en el calendario de la revuelta, que dura ya más de dos semanas, el régimen está tomando medidas: los accesos al centro de la ciudad desde el gran Cairo (la mayor metrópolis de África, con unos 25 millones de habitantes) han quedado cerrados desde las cuatro de la tarde. Efectivos militares y tanques tomaban esta mañana nuevas posiciones en los alrededores de El Cairo, en Ciudad Nasr, mientras no era posible conseguir billetes de tren hacia la capital -están agotados- en un intento de que los egipcios de otras ciudades no acudan mañana a la plaza de la Liberación, donde se espera de nuevo otra demostración de fuerza de los opositores al régimen. Mientras, una ola de huelgas se une hoy a la inestabilidad del país.
Tras algunas tímidas señales de apertura -liberación de detenidos en las protestas, creación de una comisión para la reforma de la Constitución, inicio de un proceso de diálogo con los partidos de la oposición y subidas de sueldo para los funcionarios y pensionistas- el régimen de Mubarak sigue queriendo aferrarse al poder. El actual hombre fuerte del régimen y señalado por EE UU como piloto de un proceso ordenado de transición, el vicepresidente Omar Suleimán, dejó perplejos a los directores de varios medios egipcios al evocar, el pasado martes por la noche, la posibilidad de un golpe de Estado, sin especificar de quién.
Rechazó la partida inmediata de Mubarak -este ha anunciado tan solo que no optará a una nueva reelección en septiembre-, cargó además contra los manifestantes, diciendo que las protestas constituían una "absoluta e intolerable falta de respeto" al presidente, que los egipcios carecían de cultura democrática y anunció que no toleraría "ninguna forma de desobediencia civil".
Apenas unas horas después de estas palabras, esta mañana, se podía ver cómo cientos de tanques estaban siendo desplegados por Ciudad Nasr, un suburbio del este de El Cairo, dispuestos a entrar al centro de la ciudad para, en su caso, reprimir la protesta convocada para mañana. El ministro de Exteriores, Ahmed Abul Gheit, ya advirtió de que el Ejército intervendría "en caso de caos". Alineados en la orilla de una avenida, los carros se extendían a lo largo de un kilómetro. Por la tarde, no quedaba ninguno. Los rumores en la calle señalan que han podido ir a Heliópolis, el barrio residencial donde vive Mubarak, ante el temor de que una marcha pusiera rumbo hacia allí desde la plaza de la Liberación, aunque se trata de informaciones que no han podido ser comprobadas por los periodistas de EL PAÍS.
Viernes, día de oración, la de mañana es otra de las jornadas señaladas como clave por los opositores al régimen, que han tomado la plaza de la Liberación de El Cairo como epicentro de una revuelta que, en dos semanas, ha puesto a Mubarak al borde del abismo, aunque se resista a ceder las riendas. Esperan congregar de nuevo a cientos de miles de personas, como lo hicieron el pasado viernes -marcado como el "Día de la Despedida" del dictador-, o el martes -cuando desbordaron la plaza y marcharon a miles hacia el Parlamento. Además, tienen previsto plantarse ante el edificio de la radio y la televisión estatales. Esperan, además, que se les unan egipcios de todo el país, algo que el régimen trata de evitar cortocircuitando el ferrocarril. Hoy era imposible conseguir un billete de tren a El Cairo: Todos estaban agotados.
Mientras, el movimiento sigue hoy activo en El Cairo. Miles de estudiantes han salido a la calle para sumarse a las protestas, informa Nuria Tesón desde las puertas del Parlamento. A todo se une una cadena de huelgas de trabajadores de varios sectores que reclaman mejoras de salarios y de sus condiciones laborales. Miles de trabajadores de los sectores textil, de telecomunicaciones y metalúrgicos están en huelga en todo el país, lo que podría causar una aún mayor parálisis económica. Trabajadores del canal de Suez están parados hoy, y profesores universitarios y funcionarios han protagonizado protestas en pos de mejores salarios, al igual que trabajadores de correos y de la compañía estatal de comunicaciones Telecom Egypt.
Hasta el momento, el Ejército -origen tanto de Mubarak como de Suleiman y buena parte de la cúpula del régimen- ha intentado mantener un papel moderado en la crisis. No ha reprimido con dureza a los manifestantes, pero tampoco ha forzado la máquina contra unos dirigentes que, a fin de cuentas, salieron de su seno. No obstante, hay denuncias de que los militares han detenido y torturado a decenas de manifestantes.
A la presión de los estos contra Mubarak se ha sumado de nuevo esta madrugada EE UU, que ha criticado que el régimen no esté dando los pasos necesarios para responder a las expectativas de los manifestantes. Después de que el ministro egipcio de Exteriores, Ahmed Aboul Gheit, dijera que EE UU quiere imponer su voluntad en Oriente Medio, Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca ha respondido que lo que Washington espera son actos "reales y concretos" que aceleren la transición. "No sorprende tanto lo que se ve en las calles de El Cairo cuando ves los escasos pasos que su Gobierno está dando para atender sus demandas", dijo ayer Gibbs. "Parece claro que el Gobierno egipcio va a tener que tomar medidas reales, concretas", remató.
Fuente Diario "EL PAIS"
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