«Red Army»: cuando la Guerra Fría se jugaba en una pista de hockey
El documental de Gabe Polsky utiliza el deporte como metáfora de la caída de la Unión Soviética
Día 15/02/2015 - 02.28h
[Crítica de «Red Army» de Antonio Weinrichter]
«Descubrí que la historia de este equipo era un reflejo de la historia de la Unión Soviética y el ascenso y caída de este gran país, la relación de los rusos con los occidentales, con el pasado y el presente», explica Polsky durante su paso por Madrid. Él, que de joven soñó con dedicarse a este deporte, descubrió a los Red Army, como se conocía al equipo, gracias a una cinta VHS. «Cuando los vi sobre el hielo fue como una experiencia religiosa, no podía creer lo que hacían, cogieron el deporte y lo convirtieron en una forma de arte», se explaya. Y lanza una idea: «Cómo bajo un sistema que era tan brutal y opresivo pudo existir un hockey tan abierto, tan libre».
El deporte acaba siendo mero vehículo conductor del documental, cuyo auténtico espíritu es el de retrato de una época y un sistema. «Deporte y política eran uno. En la URSS todo era político, y los equipos deportivos, como ballet o ajedrez, eran algo de lo que estaban orgullosos y que subvencionaba el Gobierno porque querían mostrar al mundo que el sistema soviético era el mejor», relata el cineasta.
Encontrar las imágenes de archivo y acceder a los protagonistas no le resultó sencillo. Tiró de contactos y de pillería: solo quería hacer una película sobre hockey, explicó. Poco a poco se le fueron abriendo las puertas y encontró un material tan vasto como fascinante. Aunque el gran protagonista del Red Army, Slava Fetisov, el hombre que pasó de héroe a paria cuando trató de salir del país, se le resistía.
Accedió, finalmente, a concederle quince minutos... que se convirtieron en cinco horas. Fetisov, hoy ministro de Deporte de Putin, se convierte en hilo conductor del documental. «¿Creo que es perfecto, un buen hombre? Nadie es perfecto, y él sin duda no lo es... Todos tenemos un ego, algunos más... Es uno de los hombres más famosos en Rusia», zanja entre risas.
«Los miramos de forma negativa»
Polsky, que nunca preguntó a sus padres por su pasado soviético, usa un tono conciliador para hablar de Rusia. «Les sigue costando encontrar su lugar en el mundo, recuperar el orgullo y prestigio. Siempre los miramos de una forma negativa, en los medios, en las películas. Rusia es una contradicción en sí misma, pero creo que el ser humano también es una contradicción», reflexiona.
¿Y la corrupción? «Hay muchísima corrupción en Estados Unidos, seguro que en España es una locura. [Los rusos] son increíblemente corruptos, es un mundo loco, quizá más corruptos que nadie». ¿Cree que Putin ha visto su película? «Probablemente habrá oído hablar de ella. Tendrá sentimientos encontrados».
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