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martes, 13 de noviembre de 2012

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-EL CASO PETRAEUS, ERA UN SECRETO A VOCES


El Partido Republicano conoció antes de las elecciones el 'caso Petraeus'

Es dudoso el impacto que hubiera tenido para el resultado electoral la revelación de la investigación antes del 6 de noviembre





Petraeus posa con su mujer Holly y Jill Kelly (ambas a la derecha), la mujer que recibió los correos amenazadores de la amante del general. / Amy Scherzer (AP)

El reguero de dudas y sospechas que va dejando el caso Petraeus aumenta a diario. La última ha sido la confirmación de que el grupo republicano en el Congreso conoció, al más alto nivel, la investigación que llevaba a cabo el FBI sobre el director de la CIA el pasado 27 de octubre, es decir antes de la fecha de las elecciones presidenciales. Esto aumenta de forma significativa la posibilidad de que el Capitolio acabe implicándose en el esclarecimiento del escándalo, lo que elevaría también sus repercusiones políticas.

El director de comunicación del líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, dijo ayer a la agencia Associated Press que su jefe conoció ese sábado 27 la existencia de una investigación sobre la relación extramatrimonial de David Petraeus por medio de una fuente del FBI que no conocía y que no ha sido revelada.

El enlace para esa conversación, según esa misma fuente, fue el miembro republicano de la Cámara Dave Reichter, quien conocía a alguien en el FBI que le había filtrado lo que hasta entonces era un secreto. Después de reunirse con sus colaboradores, Cantor decidió ponerse personalmente en contacto con los responsables del FBI, lo que no hizo hasta el miércoles 31, debido, según esta versión, a que las oficinas públicas estaban cerradas por el huracán Sandy.

La oficina de Cantor no ha dicho con quién habló en el FBI, pero sí que recibió garantías de que se estaba actuando en beneficio de la seguridad nacional, aunque no se le confirmó oficialmente la investigación sobre Petraeus. En esas circunstancias, el número dos del Partido Republicano en la Cámara, tras su presidente, John Boehner, decidió no compartir esa información con nadie. “En ese momento era solo una acusación personal sin fundamento oficial”, dijo su director de comunicaciones, Rory Cooper, a Associated Press.

El calendario de los hechos es muy importante en este asunto porque en esos días se estaba en la recta final de una campaña presidencial muy igualada en la que cualquier pequeña sorpresa podría haber influido en algún sentido. Es dudoso el impacto que hubiera podido tener la revelación de los problemas de Petraeus, quien, aunque ocupaba un puesto muy relevante en la Administración de Barack Obama, estaba ideológicamente más cercano al Partido Republicano, por el que sonó varias veces como posible candidato presidencial.


Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno.

La Casa Blanca ha dicho hasta ahora que las primeras noticias sobre la situación de Petraeus fueron recibidas el miércoles pasado, cuando el general llamó al consejero de Seguridad Nacional, Thomas Donilon, para pedirle una cita con el presidente. Obama lo recibió al día siguiente y le comunicó su aceptación de la dimisión un día más tarde. Obama tiene prevista mañana una conferencia de prensa en la que, probablemente, tendrá que confirmar esos detalles.

Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno. Según The New York Times, lo hizo porque se sentía frustrado por los obstáculos encontrados en la investigación, que había comenzado el verano por la denuncia de un mensaje amenazante escrito desde el correo de la amante de Petraeus contra otra mujer, Jill Kelley, que también podría haber sido su amante. Pero tampoco se puede descartar que el agente del FBI quisiese poner en manos del Partido Republicano lo que podía ser una bomba a poco más de una semana de las elecciones.

Esta sucesión de hipótesis sospechosas parece invitar a que el Congreso, en algún momento, tome cartas en el asunto. Petraeus tiene actualmente dos frentes abiertos en el Capitolio. Uno es este, el esclarecimiento de por qué el FBI no reportó la investigación en marcha, así como el daño hecho a la seguridad nacional. El otro, que le atañe más directamente, es el de las crecientes presiones para que comparezca a informar sobre el ataque del 11 de septiembre pasado contra el consulado norteamericano en Bengasi. Probablemente, esto último se decidirá después de escuchar el miércoles al actual director en funciones de la CIA, Michael Morell.


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El «affaire» Petraeus pone en el punto de mira al FBI

Los agentes federales conocían «la relación extramatrimonial» del general desde julio. Los congresistas exigen saber por qué se esperó a las elecciones para destapar el caso

Los Kelley (Scott y Jill) escoltados por los Petraeus (el ex director de la CIA y Holly) en una imagen del 31 de enero de 2010 durante una fiesta en la mansión de la familia Kelley con motivo del «desfile de Gasparilla»

13 Noviembre 12 - - E. S. Sieteiglesias
Todo empezó con Jill Kelley, la mujer a la que Paula Broadwell, la amante de David Petraeus, amenazaba a través de emails. En julio, Kelley avisó a un amigo suyo del FBI de Florida de la media docena de correos anónimos en su bandeja de entrada y este agente comenzó la investigación por si se trataba de un crimen cibernético. No fue tarea fácil porque los emails se enviaban desde una cuenta falsa, por lo que se utilizaron técnicas forenses para descubrir qué otros correos se usaban desde el mismo ordenador. De esa pista salió la cuenta personal de Paula Broadwell y, como principal sospechosa que era, el FBI tuvo acceso a su correo electrónico. Una vez «dentro», los agentes federales tuvieron acceso a toda su correspondencia, incluida la más íntima, entre la que encontraron apasionados emails entre ella y Petraeus.

Sorprende mucho que el FBI se tomara todas estas molestias por unos cuantos emails del tipo: «Sé lo que estás haciendo». Los correos de acoso a Kelley carecían de amenazas violentas. «Apuesto a que la mayoría de esos casos se archiva y se olvida», explica el analista político Kevin Drum en «Mother Jones». «¿Por qué no lo hicieron esta vez?», añade. Y sobre todo, lo que se pregunta Drum es quién dio la autorización para obtener vía libre a la cuenta de email de Broadwell. Es decir, no sólo el agente federal amigo de la amenazada Kelley estaba al tanto del «affaire» desde julio, sino que también algún alto mando del FBI sabía que alguien tan importante como el director de la CIA saldría a relucir de este «triángulo amoroso». Las fechas, además, coinciden con la versión que dio quien fuera portavoz de Petraeus durante su etapa como general del Ejército estadounidense en Irak. El retirado coronel Steven Boylan aseguró a Reuters que la relación extramatrimonial de Petraeus con su biógrafa empezó cuando se retiró del Ejército, una vez al frente de la CIA, aunque «ha sido un enorme error». El «affaire» «terminó de mutuo acuerdo hace cuatro meses», indicó Boylan, quien defendía que «nunca dio a Broadwell información clasificada, ni recibió nada de él en este sentido».
Sin embargo, en internet existe un archivo en el que sí parece que Broadwell maneja información confidencial. El 26 de octubre, durante un discurso en la Universidad de Denver, Paula Broadwell habló sobre el «Bengasigate». Para ella, durante el ataque al consulado de EE UU en Libia en el que murieron cuatro personas, sí que hubo «fallos en el sistema». «El anexo de la CIA pidió refuerzos a un grupo de la Delta Force, uno de nuestros militares más expertos. Podrían haber venido y reforzado el consulado y el anexo de la CIA. De hecho, el anexo de la CIA tenía a unos cuantos milicianos libios prisioneros y pensaron que el ataque al consulado era un intento de recuperar a estos prisioneros. Todavía está siendo examinado». Sin duda, la frase que más importancia ha cobrado ahora es la que expone en el minuto 35: «El reto para el general Petraeus es que en su nueva posición no tiene permiso para comunicarse con la Prensa, por lo que se enteró de todo, tenían correspondencia con el jefe de la sede de la CIA en Libia, durante las 24 horas en que comenzaron a saber lo que estaba ocurriendo», reconoció Broadwell.

El «triángulo de Bengasi»

No obstante, para John Ransom, periodista de «Town Hall», la caída de Petraeus es una más en el «triángulo de Bengasi». Primero fue el general Carter F. Ham, comandante de Africom al que prejubilaron tras lo ocurrido, después le tocó al contraalmirante Charles M. Gaouette, quien se encargaba de un portaaviones que se encontraba cerca de las costas libias y al que el inspector general de la Marina le ha abierto una investigación. «¿Se ha encubierto desde la Administración Obama?», acusa Ransom. Y es que la clave para él reside en que es la CIA la responsable de la seguridad de los consulados y las embajadas, ni el FBI ni la Marina. Mientras, el Congreso exigió ayer una investigación por haberse enterado «tan tarde» de lo ocurrido. Varios líderes republicanos, no descartan emitir una citación judicial para obligar a Petraeus a dar su testimonio y «llegar al fondo de la verdad» sobre lo sucedido en Bengasi.


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