Fútbol para combatir las minas terrestres y las bombas de racimo
Camboya acogió el torneo Copa de Oslo, iniciativa impulsada para dar a conocer el problema que supone este tipo de munición
Día 04/09/2012 - 03.25h
La capacidad de destrucción y daño que pueden causar las minas terrestres y las bombas de racimo, incluso a largo plazo, es ya conocida, sin embargo esto no es suficiente para frenar su utilización en algunos puntos del planeta. En la batalla constante contra este tipo de munición el Servicio Jesuita de Camboya organizó el 5 de agosto la Copa de Oslo. El pequeño campeonato enfrentó a cuatro equipos de fútbol en el que todos fueron ganadores, dada la causa por la que se celebraba.
Aunque el nombre del torneo juega un poco al despiste, Battambang, provincia de Camboya, fue el escenario de los partidos. El terreno de juego fue cedido por la Iglesia Católica de Battambang, que ofreció para la ocasión una de sus extensas propiedades. El motivo por el que se le otorgó este nombre al torneo es que Noruega será en septiembre la sede de la próxima reunión sobre bombas de racimo.
Coghlan Denise, Hermana de la Misericordia, originaria de Australia, fue la principal implicada en la organización del trabajo, mientras que los trofeos fueron entregados por Enrique Figaredo, sacerdote jesuita que ejerce como Prefecto Apostólico del lugar. Ambos se afanan día a día en que las incontables historias de personas víctimas de este tipo de bombas no queden en el olvido y que su valentía sirva de ejemplo. A la cita no pudo faltar Song Kosal, embajadora por la causa. Kosal sufrió la explosión de una mina terrestre a los 6 años que la hizo perder una pierna, desde entonces ha dedicado su vida a esta contienda.
En zonas de guerra como Camboya y Birmania las minas terrestres son una auténtica pesadilla. El problema no solo reside en que se sigan utilizando, sino que actualmente tampoco se puede saber con precisión dónde están colocadas, lo que provoca multitud de muertes y mutilaciones.
El torneo, símbolo de la eterna lucha que ya lideró Lady Di en su momento, fue una mezcla de competencia, amistad y respeto. Dejó como resultado unos enfrentamientos ejemplares que supusieron una semilla más para acabar con las minas terrestres y las bombas de racimo.
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