La ONU acusa a Asad de «asesinato y violencia sexual»
- Denuncia los crímenes de guerra contra su propio pueblo / - El informe coincide con un nuevo bombardeo del Ejército del régimen
Un hombre carga el cadáver de un joven alcnzado por las bombras en Azaz
Crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y violaciones de los Derechos Humanos se han llevado a cabo en Siria por el Ejército y las milicias de Asad. Éstas han sido las conclusiones a las que ha llegado la investigación de una comisión independiente, auspiciada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En un informe de 102 páginas se denuncian los abusos que el régimen de Asad ha llevado a cabo contra el pueblo sirio en los 17 meses de conflicto. Estos crímenes no podrían haberse llevado acabo sin el consentimiento del Gobierno, añade el texto. «Las fuerzas gubernamentales y los miembros de la ‘shabiha’ han cometido crímenes contra la humanidad, asesinatos y torturas, crímenes de guerra y graves violaciones de los Derechos Humanos», explica el documento. Además, el Ejército y la «shabiha», una milicia caracterizada por el uso brutal de la fuerza que Asad usa en la sombra, han cometido «ataques indiscriminados a civiles y violencia sexual». Pero en este informe no se acusa sólo al Asad, ya que las fuerzas armadas de la oposición también son incluidas, al haber cometido «crímenes de guerra, asesinatos y torturas». Aunque el documento aclara que estas violaciones no tuvieron «la misma gravedad, frecuencia y escala» que los cometidos por el Gobierno.
Las conclusiones de este documento serán presentadas ante el Consejo de Seguridad de la ONU el 17 de septiembre, con el fin de que ante tales abusos, se permita la actuación en Siria. Y aunque los continuos vetos de Rusia y China bloquearan las futuras propuestas, el hecho de que se demuestre la gravedad de estas violaciones podría favorecer una intervención internacional en el país. Más de un año de conflicto no ha sido suficiente para que ni la ONU, ni la comunidad internacional se pusieran de acuerdo a la hora de actuar en Siria. Esta «pasividad», que ha sido denunciada, entre otros por el todavía enviado especial, Koffi Annan, demuestra que se están protegiendo más los intereses de cada país que el futuro de Siria, como ya han demostrado en tres ocasiones China y Rusia.
Mientras sigue este «impasse», la situación en el terreno se deteriora. Coincidiendo con la publicación del informe de la ONU, se conocía un nuevo bombardeo del régimen sobre la ciudad de Azaz. El ataque aéreo dejó 80 muertos y más de 150 heridos. La guerra está conduciendo el país a un colapso económico y la población está en «un contexto de abandono». Desde que el conflicto estallase en marzo de 2011, han sido los civiles los que han soportado todo el peso de la guerra, que ha dejado más19.000 muertos. El informe también señala al Gobierno y a las milicias paramilitares como autores de la matanza de Hula.
En el mes de mayo, en esta provincia murieron por disparos a 108 personas, 49 de ellos eran niños y 34 mujeres. El mismo Asad, en rueda de prensa, afirmó que «lo que pasó en Hula y en otros lugares son matanzas salvajes que ni los monstruos salvajes habrían cometido». El informe confirma que Asad «hablaba» de su propio Ejército. Pero Hula sólo es un ejemplo más de los cientos de matanzas que el Ejército ha llevado a cabo de manera indiscriminada. En la provincia de Hama, el Ejército mató a más de 200 personas en un sólo día.
Las pruebas aportadas en el informe son contundentes. Se citan testimonios de desertores que aseguran que los mandos ordenaban a sus hombres disparar contra civiles, maltratar y torturar a los detenidos: «Si dudas a la hora de obedecer te arriesgas a ser detenido o ejecutado de manera sumaria». El objetivo de esta comisión es llevar ante la Justicia «a quienes han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad». Por eso, se ha elaborado una lista «confidencial» con todos los nombres de las personas y unidades militares responsables de dichos crímenes. El organismo ha dejado claro que en esta lista de «culpables» se incluye a toda la cadena de mandos.
Las conclusiones de este documento serán presentadas ante el Consejo de Seguridad de la ONU el 17 de septiembre, con el fin de que ante tales abusos, se permita la actuación en Siria. Y aunque los continuos vetos de Rusia y China bloquearan las futuras propuestas, el hecho de que se demuestre la gravedad de estas violaciones podría favorecer una intervención internacional en el país. Más de un año de conflicto no ha sido suficiente para que ni la ONU, ni la comunidad internacional se pusieran de acuerdo a la hora de actuar en Siria. Esta «pasividad», que ha sido denunciada, entre otros por el todavía enviado especial, Koffi Annan, demuestra que se están protegiendo más los intereses de cada país que el futuro de Siria, como ya han demostrado en tres ocasiones China y Rusia.
Mientras sigue este «impasse», la situación en el terreno se deteriora. Coincidiendo con la publicación del informe de la ONU, se conocía un nuevo bombardeo del régimen sobre la ciudad de Azaz. El ataque aéreo dejó 80 muertos y más de 150 heridos. La guerra está conduciendo el país a un colapso económico y la población está en «un contexto de abandono». Desde que el conflicto estallase en marzo de 2011, han sido los civiles los que han soportado todo el peso de la guerra, que ha dejado más19.000 muertos. El informe también señala al Gobierno y a las milicias paramilitares como autores de la matanza de Hula.
En el mes de mayo, en esta provincia murieron por disparos a 108 personas, 49 de ellos eran niños y 34 mujeres. El mismo Asad, en rueda de prensa, afirmó que «lo que pasó en Hula y en otros lugares son matanzas salvajes que ni los monstruos salvajes habrían cometido». El informe confirma que Asad «hablaba» de su propio Ejército. Pero Hula sólo es un ejemplo más de los cientos de matanzas que el Ejército ha llevado a cabo de manera indiscriminada. En la provincia de Hama, el Ejército mató a más de 200 personas en un sólo día.
Las pruebas aportadas en el informe son contundentes. Se citan testimonios de desertores que aseguran que los mandos ordenaban a sus hombres disparar contra civiles, maltratar y torturar a los detenidos: «Si dudas a la hora de obedecer te arriesgas a ser detenido o ejecutado de manera sumaria». El objetivo de esta comisión es llevar ante la Justicia «a quienes han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad». Por eso, se ha elaborado una lista «confidencial» con todos los nombres de las personas y unidades militares responsables de dichos crímenes. El organismo ha dejado claro que en esta lista de «culpables» se incluye a toda la cadena de mandos.
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TESTIGO DIRECTO
Bajo las bombas del régimen
Sentimientos de rabia, dolor y frustración se mezclaban entre los escombros de los muros derribados de las viviendas. En menos de cinco minutos, la tranquilidad y seguridad de Azaz se esfumó en el aire. A las cuatro de la tarde un MIG-21 lanzó un potente misil contra el centro de la ciudad y minutos después el caza ruso volvió a atacar. El impacto de la bomba colapsó más de 20 viviendas y provocó un gran cráter en el suelo. La potente explosión rompió los cristales de las viviendas contiguas y los comercios de la zona. Aturdidos, asustados y encolerizados, los vecinos de Azaz cooperaban los unos con los otros para tratar de sacar los cuerpos que se habían quedado atrapados bajo las viviendas derribadas. Al grito de «¡Alá es el más grande!», los voluntarios en las labores de rescate iban sacando cuerpos destrozados, la mayoría mujeres, niños. Cada vez que hallaban un cuerpo bajo los escombros, los gritos de cólera eran más potentes y acompañaban ráfagas de disparos. El caos se apoderó de la ciudad y cientos de personas empaquetaron sus enseres, abarrotaron los coches y se marcharon en dirección a Bab al Salam (el paso fronterizo sirio con la ciudad turca de Kilis).
«Mi casa está 20 metros, la explosión fue muy fuerte. El caza descendió del cielo empicado y disparó un proyectil. Volvió a subir, dio una vuelta y de nuevo bombardeó. En mi casa hay un refugio y tenemos a 15 mujeres que están muy asustadas. Azaz ya no es seguro para nosotros. Esta noche, nos vamos a Turquía toda mi familia», lamenta Abu Amar. Unas 25 personas murieron y otras 200 resultaron heridas, según estimaciones del doctor Haisa Hamud, que llegó ayer de Turquía. La clínica de Azaz también recibió el impacto de la explosión. Los cristales de la puerta de entrada de la clínica habían saltado por los aires. Con apenas suministros médicos e instrumental de cirugía, los cuatro médicos voluntarios que llegaron de diferentes lugares se afanaban en ayudar a los heridos. En una de la salas de operaciones estaba Mariam, todavía en estado de «shock», con su hermano Amir, que le sujetaba la mano para intentar calmarle el dolor. El brazo lo tenía en carne viva y como no hay vendas en el hospital, el médico tuvo que cubrirle el brazo con tiras de algodón para que no se le infectaran la heridas. «¿Qué hemos hecho nosotros?», exclamaba la joven de 17 años. «No somos terroristas, ni combatientes del Ejército Libre de Siria. En la viviendas sólo estábamos familias con niños», declara Amir. En la puerta de la clínica se amontonaban los cadáveres, la mayoría destrozados y cubiertos con una manta o sábana. Alterado por la muerte de su mujer y su bebé, un hombre alza el cuerpo de su pequeño para mostrárselo a los periodistas. «Que el mundo vea la brutalidad del régimen. Bachar, eres un asesino», gritaba, fuera de si, frente a las cámaras de televisión. El bombardeo contra civiles en Azaz es un aviso de las fuerzas del régimen de intentar recuperar la ciudad fronteriza y volver a cerrar el paso fronterizo de Bab al Salam, bajo control de los rebeldes desde hace tres semanas. La situación en la volátil frontera podría cambiar.
«Mi casa está 20 metros, la explosión fue muy fuerte. El caza descendió del cielo empicado y disparó un proyectil. Volvió a subir, dio una vuelta y de nuevo bombardeó. En mi casa hay un refugio y tenemos a 15 mujeres que están muy asustadas. Azaz ya no es seguro para nosotros. Esta noche, nos vamos a Turquía toda mi familia», lamenta Abu Amar. Unas 25 personas murieron y otras 200 resultaron heridas, según estimaciones del doctor Haisa Hamud, que llegó ayer de Turquía. La clínica de Azaz también recibió el impacto de la explosión. Los cristales de la puerta de entrada de la clínica habían saltado por los aires. Con apenas suministros médicos e instrumental de cirugía, los cuatro médicos voluntarios que llegaron de diferentes lugares se afanaban en ayudar a los heridos. En una de la salas de operaciones estaba Mariam, todavía en estado de «shock», con su hermano Amir, que le sujetaba la mano para intentar calmarle el dolor. El brazo lo tenía en carne viva y como no hay vendas en el hospital, el médico tuvo que cubrirle el brazo con tiras de algodón para que no se le infectaran la heridas. «¿Qué hemos hecho nosotros?», exclamaba la joven de 17 años. «No somos terroristas, ni combatientes del Ejército Libre de Siria. En la viviendas sólo estábamos familias con niños», declara Amir. En la puerta de la clínica se amontonaban los cadáveres, la mayoría destrozados y cubiertos con una manta o sábana. Alterado por la muerte de su mujer y su bebé, un hombre alza el cuerpo de su pequeño para mostrárselo a los periodistas. «Que el mundo vea la brutalidad del régimen. Bachar, eres un asesino», gritaba, fuera de si, frente a las cámaras de televisión. El bombardeo contra civiles en Azaz es un aviso de las fuerzas del régimen de intentar recuperar la ciudad fronteriza y volver a cerrar el paso fronterizo de Bab al Salam, bajo control de los rebeldes desde hace tres semanas. La situación en la volátil frontera podría cambiar.
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El laberinto sirio; por George Chaya
Después de más de 550 días de protestas y 23.000 muertes, no hay ninguna señal del régimen de Asad de reafirmar su control sobre Siria. EE UU y la UE han señalado su creencia de que el régimen está en una espiral de muerte y que sólo es cuestión de tiempo que llegue su final. Sin embargo, la noción de intervención militar está fuera de la mesa. No sólo los rusos y los chinos están evitando cualquier acción desde dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, Washington y Londres demostraron en repetidas situaciones no tener estómago para una acción militar.
El escenario es pesimista observando la situación sobre el terreno. Es escasa la posibilidad de una solución política que pareció haber muerto con la renuncia de Kofi Annan, enviado especial de Naciones Unidas para Siria. La oportunidad para una solución política no tiene más de un milímetro de ancho. Esto nos da la perspectiva de continuidad del conflicto del corto al mediano plazo. Sin embargo, hay que señalar que el escenario no es estático. Un evento excepcional podría conducir al régimen a derrotar a los rebeldes o a los rebeldes a derrotar al régimen, con posibilidades de derrocarlo. Un golpe de Estado interno es lo que evalúan los rebeldes para poner fin al régimen.
Lo concreto es que la ONU ha fracasado escandalosamente, y el régimen sirio se está quedando sin ideas. Los regímenes autoritarios utilizan tradicionalmente la estrategia política del palo y la zanahoria para mantener su dominio, y la situación hoy en día es que el régimen ha desplegado más o menos todas sus zanahorias y se concentra totalmente en acciones diferentes y más brutales de las que se le han conocido.
El escenario es pesimista observando la situación sobre el terreno. Es escasa la posibilidad de una solución política que pareció haber muerto con la renuncia de Kofi Annan, enviado especial de Naciones Unidas para Siria. La oportunidad para una solución política no tiene más de un milímetro de ancho. Esto nos da la perspectiva de continuidad del conflicto del corto al mediano plazo. Sin embargo, hay que señalar que el escenario no es estático. Un evento excepcional podría conducir al régimen a derrotar a los rebeldes o a los rebeldes a derrotar al régimen, con posibilidades de derrocarlo. Un golpe de Estado interno es lo que evalúan los rebeldes para poner fin al régimen.
Lo concreto es que la ONU ha fracasado escandalosamente, y el régimen sirio se está quedando sin ideas. Los regímenes autoritarios utilizan tradicionalmente la estrategia política del palo y la zanahoria para mantener su dominio, y la situación hoy en día es que el régimen ha desplegado más o menos todas sus zanahorias y se concentra totalmente en acciones diferentes y más brutales de las que se le han conocido.
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