viernes, 9 de septiembre de 2011

GAGOMILITARIA NOTICAS.-DEFENSA COMPRA NUEVOS BLINDADOS ANTIMINAS




Defensa compra 96 nuevos blindados antiminas por más de 42 millones

El pedido permitirá completar la dotación en Afganistán e iniciar la de Líbano

A pesar de los recortes presupuestarios, el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar hoy la compra de 96 nuevos blindados especialmente diseñados para resistir los ataques con minas y artefactos explosivos improvisados (IED) por un importe de 42,6 millones de euros. En concreto, se trata de 76 vehículos MLV Lince, de escuadra (con capacidad para cinco ocupantes), por 16,5 millones, de fabricación italiana; y 20 RG-31 Nyala, de pelotón (nueve ocupantes), de origen sudafricano, por 26,1.

En total, Defensa ha adquirido ya 270 Lince y 130 RG-31 por unos 194 millones (87 los Lince y 107 los RG-31) para proteger a las tropas españolas desplegadas en zonas de conflicto.

El Estado Mayor de la Defensa estima que, con las nuevas adquisiciones, se completarán las necesidades del contingente en Afganistán, que se considera el más expuesto a este tipo de ataques, y podrán empezarse a cubrir las de Líbano. Hasta ahora, se han enviado a Afganistán 147 Lince y 78 RG-31, mientras que los restantes se han quedado en España para la instrucción de los conductores y mecánicos que deben utilizarlos en el teatro de operaciones; pues, dada su escasez, estos vehículos no forman parte de la dotación habitual de las unidades.

Inicialmente estaba previsto que los nuevos blindados se repartieran entre Afganistán y Líbano, pero la proliferación de ataques con IED por parte de los talibanes y el hecho de que el contingente español se duplicara en un año en el país centroasiático -pasando de 800 efectivos a más de 1.500- llevó al Estado Mayor a posponer el refuerzo en Oriente Próximo, donde España tiene 1.100 soldados junto a la frontera con Israel.

No obstante, en los últimos meses se ha producido un deterioro de las condiciones de seguridad en Líbano, con varios atentados con explosivos contra la Unifil (Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano), que manda desde el año pasado el general español Alberto Asarta. Aunque ninguno de ellos ha afectado al contingente español -el 27 de mayo fueron heridos seis militares italianos y el 26 de julio, tres franceses- la repetición de estos ataques ha encendido todas las alarmas.

Fuentes del Estado Mayor de la Defensa estiman que la situación sigue siendo más peligrosa en Afganistán que en Líbano y recuerdan que los dos ataques contra Unifil se produjeron fuera de la zona de operaciones (junto a la ciudad de Sidón) y con artefactos en los márgenes de la carretera y no enterrados, por lo que sus efectos fueron menores. Aun así reconocen la necesidad de equipar a las tropas en Líbano con vehículos antimanas en cuanto sea posible.

Estos blindados no garantizan una protección total. El pasado 26 de junio perdieron la vida los soldados Manuel Argudín Perrino y Niyireth Pineda Marín cuando circulaban a bordo de un Lince a unos 20 kilómetros de su base afgana de Qala-i-Naw; y solo ocho días antes otros cinco soldados, que también viajaban en un Lince, resultaron gravemente heridos, dos de ellos mutilados, al estallar una mina en la ruta Lithium. Pero ello se debió, según los expertos, a la gran cantidad de explosivo utilizada -más de 15 kilos en el primero y más de 30 en el segundo-, frente a la cual no existe blindaje suficiente. No obstante, Defensa sostiene que los nuevos blindados han evitado que se produjeran bajas mortales en siete ataques anteriores.

Los talibanes usan artefactos más sofisticados y letales

El artefacto que el pasado 26 de junio costó la vida a dos soldados españoles en Afganistán tenía unas características especialmente perversas. No solo contaba con la mayor carga de explosivo empleada nunca por los talibanes contra las tropas españolas -más de 30 kilos- sino que iba equipado con un doble sistema de activación: por presión y por mando a distancia.

Los investigadores no están seguros de cuál era el objetivo del doble sistema: si cerrar por control remoto el circuito de la trampa de presión en el momento en que se acercara la víctima elegida; o anular la eficacia de los inhibidores de frecuencia con los que van dotados los blindados españoles. Se trataba, en cualquier caso, de que los soldados no pudieran escapar a la trampa mortal tendida por la insurgencia.

Pero el método utilizado en ese atentado no es una sorpresa. Ya a principios de este año la OTAN consiguió desactivar un artefacto con doble sistema de activación en la provincia de Badghis, bajo responsabilidad española, y otro de las mismas características explotó este verano contra una patrulla afgana. Lo único seguro es que los insurgentes cuentan con mejores expertos y utilizan técnicas cada vez más sofisticadas.

Por eso resulta desesperadamente lenta la mejora de los métodos de protección. Defensa encargó en 2009 a la empresa Indra un nuevo inhibidor de frecuencias capaz de neutralizar los mandos por control remoto sin interferir en las comunicaciones de los propios militares. El nuevo equipo debía basarse en tecnología digital -y no analógica, como el ahora en uso- mucho más precisa y flexible, capaz de adaptarse rápidamente a los cambios de frecuencias empleados por los talibanes. Sin embargo, el inhibidor aún no está operativo y se desconoce cuándo podrá estarlo.

Menos complicados desde el punto de vista tecnológico parecen los rodillos que se instalan en los blindados para provocar la explosión de eventuales minas. Pese a ello, los únicos rodillos antiminas disponibles en el mercado se fabrican en Estados Unidos, por lo que la demanda es muy superior a la oferta y existe una larga demora para cumplimentar los pedidos. Fuentes militares restan importancia a este hecho, alegando que los rodillos no son la panacea, pues solo resultan completamente eficaces en firmes en buen estado, que no abundan precisamente en Afganistán.

En estas condiciones, alegan, hay que confiar en tener buena información, mejor instrucción y algo de suerte.

Fuente Diario "EL PAÍS"

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